FERNANDO OCHOA ANTICH | EL UNIVERSAL
domingo 29 de enero de 2012 04:22 PM
Hugo Chávez ha establecido como objetivo prioritario de su política atemorizar a los venezolanos para que no vayan a votar el 7 de octubre de este año. Está convencido, que la única manera de ganar las elecciones es provocar una importante abstención. El instrumento que está decidido a utilizar es la amenaza militar. De allí que en los dos últimos actos militares, la juramentación como ministro de la Defensa del general Henry Rangel Silva y la graduación de los oficiales de tropa, su discurso y el de los oficiales que intervinieron en dichos actos hayan sido de una gravedad realmente preocupante. Todas las intervenciones lo que buscaban era desmoralizar a los vastos sectores sociales y políticos que lo adversan y convencerlos de que asistir a votar es sencillamente perder el tiempo. "La Fuerza Armada sólo aceptará como comandante en jefe a Hugo Chávez".
En todos mis artículos he sostenido que la Fuerza Armada respetará y hará respetar la Constitución Nacional. Muchos de mis lectores no han estado de acuerdo con mi posición. Es verdad que nunca ha sido fácil conocer la actitud que tomará la institución armada en una crisis política. Así lo indica la historia venezolana del siglo XX. Un buen ejemplo de esta dificultad es el cambio de actitud que tuvieron las Fuerzas Armadas con relación al liderazgo militar de Marcos Pérez Jiménez. Lo respaldaron plenamente desde el 24 de noviembre de 1948, en particular durante el fraude electoral de 1952, hasta su intento de reelección presidencial en 1957. Esos mismos cuadros fueron factores fundamentales en la insurrección del 1 de enero de 1958 y en su derrocamiento, en medio de una crisis de mando, el 23 de enero de ese mismo año.
La Fuerza Armada no cambia de posición por una falta de lealtad a ciertos principios éticos que orientan su profesionalismo, sino que el descontento popular que normalmente surge ante la incapacidad de un gobierno por resolver los grandes problemas nacionales influye en la manera de pensar de los cuadros militares, que siempre mantienen estrechos vasos comunicantes con la sociedad. Las crisis militares en Venezuela surgen normalmente en medio de una curiosa coincidencia entre un creciente malestar militar y una profunda crisis social. En el ejemplo anterior, coincidió un claro rechazo popular a la reelección del dictador y un fuerte incremento del descontento militar como consecuencia de la inaceptable corrupción de la camarilla militar y la permanencia en los mandos, por trece años, de los compañeros de promoción del dictador.
Analicemos, ahora, la actual situación política y militar de Venezuela. Empecemos con las circunstancias políticas. Nuestro país presenta, casi desde el inicio del gobierno de Hugo Chávez, una marcada división social entre chavistas y no chavistas. Los porcentajes de aceptación o rechazo del régimen han variado en el tiempo, pero siempre ha sido muy importante el sector antichavista. Una valoración objetiva de esta situación permite afirmar que a través de los años se ha venido fortaleciendo la oposición. En este momento, la escogencia de un solo candidato fortalece de manera muy particular ese creciente sector social. Es la única justificación que tiene el esfuerzo personal que está haciendo Hugo Chávez con riesgos graves para su salud y la permanente ideologización que se realiza en el seno de la Fuerza Armada Nacional.
Este proceso de ideologización ha tenido en estos días una delicada expresión política. El discurso, durante el acto de graduación como oficial de tropa del teniente Emil Rafael Ramos Rodríguez, quien en una actitud totalmente contraria a la Constitución Nacional y a los valores esenciales del profesionalismo militar, se atrevió a decir frases tan comprometedoras como las siguientes: "Somos antiimperialistas... Con la frente en alto. Comandante en Jefe y Alto Mando Militar, reina en nosotros la nueva conciencia revolucionaria y nosotros, los nuevos oficiales de tropa, con sentido patriótico, llevamos como base el proyecto de país enmarcado en el socialismo". Ese discurso fue pronunciado en presencia no sólo del Presidente de la República y el Alto Mando Militar sino de un numeroso grupos de oficiales generales y almirantes, superiores y subalternos.
Si estas palabras las relacionamos con el discurso pronunciado por Hugo Chávez en el acto de juramentación del general Henry Rangel Silva como nuevo ministro de la Defensa, en el cual se atrevió a llamar antipatriota a la oposición democrática, es natural que surjan dudas sobre la actuación de la Fuerza Armada durante las próximas elecciones. Pareciera que Hugo Chávez prepara un gran desconocimiento de la voluntad popular. Estoy convencido, que si el chavismo se atreviera a tomar ese camino, la Fuerza Armada se lo impediría... Cumplirá y hará cumplir la Constitución Nacional. Los venezolanos no pueden dejarse engañar. Hugo Chávez lo que busca, como ya dije al principio de mi artículo, es desmoralizar a la oposición democrática para incrementar la abstención. Votar es el único camino posible para derrotar a Hugo Chávez.
En todos mis artículos he sostenido que la Fuerza Armada respetará y hará respetar la Constitución Nacional. Muchos de mis lectores no han estado de acuerdo con mi posición. Es verdad que nunca ha sido fácil conocer la actitud que tomará la institución armada en una crisis política. Así lo indica la historia venezolana del siglo XX. Un buen ejemplo de esta dificultad es el cambio de actitud que tuvieron las Fuerzas Armadas con relación al liderazgo militar de Marcos Pérez Jiménez. Lo respaldaron plenamente desde el 24 de noviembre de 1948, en particular durante el fraude electoral de 1952, hasta su intento de reelección presidencial en 1957. Esos mismos cuadros fueron factores fundamentales en la insurrección del 1 de enero de 1958 y en su derrocamiento, en medio de una crisis de mando, el 23 de enero de ese mismo año.
La Fuerza Armada no cambia de posición por una falta de lealtad a ciertos principios éticos que orientan su profesionalismo, sino que el descontento popular que normalmente surge ante la incapacidad de un gobierno por resolver los grandes problemas nacionales influye en la manera de pensar de los cuadros militares, que siempre mantienen estrechos vasos comunicantes con la sociedad. Las crisis militares en Venezuela surgen normalmente en medio de una curiosa coincidencia entre un creciente malestar militar y una profunda crisis social. En el ejemplo anterior, coincidió un claro rechazo popular a la reelección del dictador y un fuerte incremento del descontento militar como consecuencia de la inaceptable corrupción de la camarilla militar y la permanencia en los mandos, por trece años, de los compañeros de promoción del dictador.
Analicemos, ahora, la actual situación política y militar de Venezuela. Empecemos con las circunstancias políticas. Nuestro país presenta, casi desde el inicio del gobierno de Hugo Chávez, una marcada división social entre chavistas y no chavistas. Los porcentajes de aceptación o rechazo del régimen han variado en el tiempo, pero siempre ha sido muy importante el sector antichavista. Una valoración objetiva de esta situación permite afirmar que a través de los años se ha venido fortaleciendo la oposición. En este momento, la escogencia de un solo candidato fortalece de manera muy particular ese creciente sector social. Es la única justificación que tiene el esfuerzo personal que está haciendo Hugo Chávez con riesgos graves para su salud y la permanente ideologización que se realiza en el seno de la Fuerza Armada Nacional.
Este proceso de ideologización ha tenido en estos días una delicada expresión política. El discurso, durante el acto de graduación como oficial de tropa del teniente Emil Rafael Ramos Rodríguez, quien en una actitud totalmente contraria a la Constitución Nacional y a los valores esenciales del profesionalismo militar, se atrevió a decir frases tan comprometedoras como las siguientes: "Somos antiimperialistas... Con la frente en alto. Comandante en Jefe y Alto Mando Militar, reina en nosotros la nueva conciencia revolucionaria y nosotros, los nuevos oficiales de tropa, con sentido patriótico, llevamos como base el proyecto de país enmarcado en el socialismo". Ese discurso fue pronunciado en presencia no sólo del Presidente de la República y el Alto Mando Militar sino de un numeroso grupos de oficiales generales y almirantes, superiores y subalternos.
Si estas palabras las relacionamos con el discurso pronunciado por Hugo Chávez en el acto de juramentación del general Henry Rangel Silva como nuevo ministro de la Defensa, en el cual se atrevió a llamar antipatriota a la oposición democrática, es natural que surjan dudas sobre la actuación de la Fuerza Armada durante las próximas elecciones. Pareciera que Hugo Chávez prepara un gran desconocimiento de la voluntad popular. Estoy convencido, que si el chavismo se atreviera a tomar ese camino, la Fuerza Armada se lo impediría... Cumplirá y hará cumplir la Constitución Nacional. Los venezolanos no pueden dejarse engañar. Hugo Chávez lo que busca, como ya dije al principio de mi artículo, es desmoralizar a la oposición democrática para incrementar la abstención. Votar es el único camino posible para derrotar a Hugo Chávez.
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