Lapidario el silencio de la bancada que se supone, defiende una misma causa. Nadie aplaudió o se levantó
La intervención e la diputada María Corina Machado el pasado 13-01-12, en el marco de la presentación de la memoria y cuenta del presidente Chávez, en la AN, merece comentario aparte más allá de la valentía de esta joven aspirante. No cabe duda que María Corina demostró un temple y talante indoblegable en una Venezuela donde pocos hemos demostrado tal virtud. Esta vez no quiero dejar pasar el evento, para referirme a otro aspecto notorio: la falta de solidaridad de la bancada de oposición.
A la par de la contundencia de la súbita intervención de la precandidata, resultó lapidario el silencio de la bancada que se supone, defiende una misma causa. Nadie aplaudió, nadie se levantó para fijar posición asociada, después de ocho horas minadas de anécdotas, divagaciones e historietas, que poco rendían cuenta del desbandaje de la delincuencia, la escasez, la inflación y el descomunal gasto público (sin resultados). Lo menos que nos hubiese gustado ver a quienes nos sentimos encarcelados por la criminalidad, decepcionados por el despilfarro, atónitos por la impunidad y frustrados por el futuro de nuestros hijos en tierra socialista, era un espaldarazo a la única parlamentaria de oposición, que se atrevió recordarle al Presidente: “ya basta de dibujarnos un país que no existe”.
Permanecer en el hemiciclo escuchando de todo menos una memoria y cuenta, no deja de ser un acto de fascinación por el hombre de poder, a quien muchos de la oposición aspiran emular. No descubren el agua tibia ni el hilo negro, quienes dicen que ese “gesto de paciencia”, comporta un inconcebible acto de patrocinio político que valida el delirio de hombre de animosidad mítica -convaleciente además- por exprimir su vanidad y esgrimir su ideología. Un tema es el respeto a la investidura, pero otro el respeto que aquella adeuda al soberano representado en el Capitolio. La actitud de los elegidos por las fuerzas de oposición, fue débil y cuentadante, cuando tuvo que ser firme y demandante.
La diputada Machado vino al rescate de la institucionalidad. Vino a redimir al país también decente (no desestimo el derecho de los afectos al Presidente), elevando su voz en nombre de una Venezuela expropiada, perseguida, vejada y agredida, por la intemperancia y la ineficiencia de una gestión. Machado no encontró ecos en su soledad, como no lo han encontrado muchos indecisos y aletargados, que aún no salen de su rubor, al no apreciar contundencia, respaldo, sacrificio y arrojo, en los “gestos” de la oposición. Tan sólo el diputado Caldera llegó a decir necesitamos unos policías bolivarianos para Caracas, Sr. Presidente -sic-, en tono a lo menos, aspirante e implorador.
Sin apoyo no habrá unidad, y sin unidad, amigos míos, ¡no habrá victoria!
No comments:
Post a Comment