En: http://www.lapatilla.com/site/2012/01/13/ignacio-de-leon-la-solucion-a-los-reclamos-arbitrales-ante-ciadi/
Ignacio De León
Venezuela recibió la alborada de 1903 con los cañonazos de las escuadras de Inglaterra y Alemania, que vinieron hasta el Caribe para cobrarse salvajemente sus respectivos prestamos. Estos prestamos habían sido irresponsablemente negociados por sucesivos gobiernos Liberales Amarillos en años de interminables guerras civiles, gobiernos ineptos y ladrones. Al desconocer Venezuela sus obligaciones internacionales, se activó la intervención militar anglo-alemana (luego acompañada por Italia, Holanda y España), que buscaba el pretexto para intervenir colonialmente como entonces estaban haciendo con África.
La reseña de la humillación venezolana es anecdótica y por tanto no merece atención en esta oportunidad. Lo que vale la pena destacar es la manera como Cipriano Castro, presidente por entonces y amenazado en el poder, aprovechó la circunstancia para buscar un acercamiento con su archienemigo, José Manuel “Mocho” Hernández, y de esa manera, aprovechar la ocasión para provecho propio.
Como es de suponer, Venezuela salió perdiendo del conflicto, porque además de sufrir la destrucción de sus puertos costeros desde Guanta hasta Maracaibo, ocupación de La Guaira, y asesinato de 25 civiles sin siquiera mediar declaración formal de guerra, de todos modos tuvo que pagar la deuda pendiente aceptando entregar a las potencias europeas el 30% de los ingresos de sus aduanas, entonces fuente principal de ingresos del pais. Para darnos una idea de la carga, el Pacto de Versalles en 1918 impuso a Alemania reparaciones de guerra por un equivalente al 25% de su PIB, lo que John M. Keynes afirmaba que era impagable a perpetuidad. Solo la aparición del petróleo en 1917 hizo que Venezuela pudiera salir del vasallaje internacional, al pagar totalmente Juan Vicente Gómez la deuda externa en 1930.
Pero claro, en la historia que se cuenta en los colegios nada se dice sobre este trauma nacional, sino lo macho que fue el presidente Cipriano Castro cuando declaró que “¡La planta insolente del Extranjero ha profanado el sagrado suelo de la Patria!”
¿Será por eso que estamos a punto de repetir el trauma? Veamos.
De acuerdo a cifras de gremios empresariales y organizaciones no gubernamentales, el gobierno de Hugo Chavez ha expropiado o intervenido de forma forzosa 1.087 empresas desde 2003, 497 solamente en 2011. Según algunas estimaciones, el gobierno destinó, entre 2007 y 2009, más fondos para pagar expropiaciones y nacionalizaciones que para la producción de la petrolera estatal Pdvsa (US$23.377 millones contra US$21.931 millones). No había problema cuando las victimas de los atropellos a su propiedad eran los propios venezolanos, acostumbrados a tenerla precariamente, o “fiada” por el gobierno. La gata se subió a la batea cuando a Chavez se le ocurrió aquello que debió inspirar a Castro, esto es, quitarle a los extranjeros sin esperar retaliación. Por esta vía, hemos regresado a 1903.
En el mundo que vivimos las inversiones están globalizadas porque las reglas que las protegen también lo están. El respeto a la propiedad está asumido como un derecho internacional bajo un marco de protección institucionalizado que es aplicado por tribunales en otros países de modo expedito. Las decisiones arbitrales de CIADI (Centro Internacional de Arreglo para Disputas relativas a Inversiones) por ejemplo, no requieren de convalidación, homologación o reconocimiento sino que son títulos ejecutivos que incluso han creado verdaderos mercados secundarios, por la liquidez que comportan.
Sin embargo, parece que esta realidad es desconocida por el ciudadano Chavez Frías, quien amenaza con salirse del CIADI, sin percatarse que la denuncia de ese tratado internacional funciona para el futuro, y solamente seis meses a partir de la fecha de la denuncia: Las acciones abusivas cometidas antes de esa fecha por el régimen generan reparación internacional. Por tanto, el problema no es si habrá reparación por las confiscaciones efectuadas por Hugo Chavez. El problema es como las pagaremos.
Para dimensionar la magnitud del problema, es importante notar que en volumen de casos Venezuela el segundo lugar del Mundo (luego de la insolvente Argentina) como pais más demandado ante CIADI desde su creación en 1966. Sin embargo, este segundo lugar palidece cuando uno examina la velocidad con la que están siendo presentados nuevos reclamos. En apenas 5 años Venezuela acumula ya 21 demandas en su contra ante CIADI, sin contar con las de cientos de candidatos a urna blanca que aun se aferran a la esperanza de verse compensados con el método “Chaaz”: el día que presenten sus reclamos ante CIADI posiblemente van a generar un volumen de trabajo que justificará duplicar la planta administrativa en esa organización internacional.
Por supuesto, Hugo Chavez esta buscando ganar tiempo y para ello no ha dudado en contratar a un renombrado bufete neoyorquino, Curtis, Mallet-Prevost, Colt & Mosle LLP para que los abogados de la capitalista Park Avenue defiendan sus desafueros socialistas ante las instancias internacionales. Chavez sabe que en el foro internacional que es donde realmente se bate el cobre, son poco efectivos los insultos de un Escarra, o las amenazas de la ex jurista Hildegard Rondon de Sanso hacia los abogados que defiendan los empresarios victimas de atropellos. Ahí necesita abogados de verdad, que sepan como demorar lo inevitable con recursos legales, dilaciones procesales, diferimientos jurídicos y otras artes. Si ello es a 700 dólares por hora, por abogado (en un ejercito de no menos de 10 abogados por cada caso), es lo de menos.
En Venezuela, Chavez hará lo mismo que Castro cuando aprovechó el incidente para anular políticamente al Mocho Hernández. En esto, posiblemente no tenga dificultad alguna, pues si algo parecen tener varios lideres de oposición es una ubicua capacidad de alienarse a si mismos, comprando sin descuento el chantaje chavista de que quien no esta con Hugo Chavez es un “traidor” a el, que es la personificación misma de la Patria.
Mi sugerencia es que nos sentemos placidamente con una botella de buen vino y unos audífonos anti-ruidos Bose “Quiet Comfort 15″, mientras Chavez Frías declama contra la planta insolente de los extranjeros; asi podremos pensar mejor en cual industria podrá pagar la deuda internacional que el petróleo venezolano no alcanzará a pagar.
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