En: http://www.lapatilla.com/site/2014/10/18/fernando-mires-el-papel-de-tal-cual/
Fernando Mires
Colaborador habitual del diario Tal Cual, escribo estas líneas con
cierta tristeza. Puede que mi espacio -“Escribo y Comento”- no aparezca
más en un periódico a punto de ser clausurado como consecuencia del
boicot del papel ordenado por el régimen. Razón por la que esta vez no
solo escribo “para”, sino también “sobre” Tal Cual, el diario opositor
más peligroso para el chavismo. Peligrosidad reconocida. Si no, el
régimen no actuaría con tanta saña en su contra.
Desde que nació, Tal Cual ha sido sometido a presiones, ha debido
pagar por cualquiera nimiedad multas siderales, y su director, Teodoro
Petkoff, debe comparecer una vez por semana ante los aparatos
judiciales, acusado del delito de difamación por el difamador más grande
que ha conocido la historia de Venezuela.
A primera vista parece incomprensible. El lenguaje de Tal Cual no es
ofensivo. Más bien es irónico y se caracteriza por el buen sentido del
humor. Pero ironía y humor no son virtudes cultivadas por los
revolucionarios del siglo XXl, tan dados a practicar ritos necrófilos
dirigidos a la ultratumba (Guevara, Chávez, Serra).
El problema para ellos es otro: Tal Cual es un periódico de izquierda.
Si Tal Cual fuera un periódico de ultraderecha y si, además, sus
páginas dieran cabida a redactores golpistas, guarimberos, anti-MUD y
divisionistas, probablemente no habría ningún problema. Esa es
justamente la prensa “enemiga” que necesitan Cabello/Maduro para
endurecer su política, llevar más militares al poder, desatar sus
“guerras” (ideológicas, económicas, microbíoticas). Pero Tal Cual rompe
sus esquemas, se les mete en sus filas –no pocos chavistas lo leen- y
los cuestiona en su propia identidad. Y por si fuera poco, Tal Cual
conoce a fondo a los “hombres nuevos” del régimen. Sabe quienes son y
cuando mienten. El veredicto chavista no deja entonces de ser racional.
Tal Cual no debería existir. Hay que eliminarlo. Más allá del chavismo,
no habrá otras izquierdas.
Hay que convenir sí, en que las coordenadas izquierda y derecha ya
han perdido validez universal. En Europa los gobiernos de derecha llevan
a cabo los programas de la izquierda y viceversa. En los EE UU dicha
coordenada no ha existido nunca. En el mundo musulmán luchan chiítas
contra sunitas, pero no izquierda contra derecha. El comunismo chino
impulsa a la economía más capitalista del planeta. Solo en América
Latina la izquierda y la derecha han conservado cierta validez, lo que
no impide que los gobernantes autodenominados de izquierda dolaricen la
economía (Ecuador) o se conviertan -vía importaciones- en los mejores
clientes de USA (Nicaragua) o vendan hasta la última gota de petróleo al
“imperio” (Venezuela). No obstante, Cabello/ Maduro insisten en
presentarse como vanguardias de todas las izquierdas, supuestas o
reales. En ese proyecto, Tal Cual es para ellos una piedra en el zapato.
Peor todavía, Tal Cual defiende los ideales más auténticos de lo que
fue en sus orígenes la izquierda histórica. En cierto sentido continúa
las tradiciones de la izquierda socialista originaria, es decir, de esa
izquierda pre-soviética (o pre-asiática) que desde la antigua Europa
nació uniendo la lucha social con la ampliación de las libertades
políticas. Las mismas libertades que hoy son conculcadas por regímenes
que se dicen de izquierda.
Afirmar que Tal Cual y sus colaboradores representan a la izquierda
histórica puede ser un despropósito para quienes confunden la identidad
de ser de izquierda con un simple anti-americanismo retórico, versión
vulgar de lo que una vez fue una compleja teoría del imperialismo (Rosa
Luxemburg, Hilferding, Bujarin, Lenin).
Mas, para no cansar a nadie con teorías explicaré el tema con un ejemplo de la vida cotidiana.
Hace algunos días, discutían en la televisión alemana un
representante de “Die Linke” -partido donde sobreviven algunos
estalinistas- y un periodista conocido por sus ideas libertarias. En un
momento, cuando este último deslizó una crítica a los llamados
“socialismos del siglo XXl”, el otro lo interrumpió con la consabida
frase: “Lo que pasa es que usted defiende posiciones
contrarrevolucionarias”
El periodista, lo miró muy fijo y luego respondió:
“¿Contrarrevolucionario yo? Escuche bien: No hay revolución en el mundo
que yo no haya apoyado. Yo apoyé a la revolución ciudadana de Praga de
1968. Yo apoyé a la revolución obrera de Solidarnosc en Polonia. Yo
apoyé a la revolución democrática que culminó con la caída del muro en
1990. Yo apoyé a los revolucionarios de Rumania en contra de la tiranía
de Ceausescu .Yo apoyé a la revolución naranja de Ucrania de 2004 y a la
de los estudiantes iraníes de 2009. Yo apoyé, aún sabiendo que iban a
perder, a los revolucionarios de Túnez, Egipto, Libia y Siria. Y hoy
apoyo, a la revolución de los paraguas de Hong Kong. ¿A cuántas de esas
revoluciones ha apoyado usted? ¿A ninguna? ¿Y se atreve usted a decirme a
mí, pedazo de (…… ) que yo soy el contrarrevolucionario?
Debo confesar que ese periodista habló a nombre de muchos. Los que
escribimos en Tal Cual habríamos respondido, cada uno en su estilo, de
un modo parecido. En ese momento pensé también en aquellos que
diciéndose revolucionarios han unido sus destinos con las dictaduras más
tenebrosas del planeta. Esos y no otros son los contrarrevolucionarios
de nuestro tiempo. Los traidores del socialismo. Los renegados de la
historia. Los perseguidores de ideas. Los que niegan la libertad de
opinión y de prensa. Los que han cubierto a la izquierda con el barro de
la vergüenza para después emputecerla, quizás para siempre.
Son también los mismos que intentan decapitar a Tal Cual de la vida
política venezolana. ¿Lo lograrán? Creo que no. Con papel o sin papel,
Tal Cual cumplirá su papel.
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