Antonio De La Cruz
En un contexto mundial cada vez más incierto y con condiciones
externas menos favorables, el crecimiento de América Latina presenta una fuerte
caída. La última
estimación del centro de investigaciones Brookings (septiembre
2014), con sede en Washington, sobre el crecimiento del Producto Interno Bruto
(PIB) para la región es de 2% este año. Una evaluación que el Fondo Monetario
Internacional (FMI) acaba de ajustar a 1,3%.
El análisis, “Vulnerabilidades Macroeconómicas en un Mundo
incierto: una Región, tres Américas Latinas”, de Brookings examina las siete
economías más
grande de Latinoamérica (LAC-7) a través cuatro índices producto
de los modelos empíricos de simulación. En los que evalúan, entre otros, la
relación de los factores externos, la dinámica de la deuda pública, la
morosidad en el sector bancario nacional de cada país y los impactos en la macroeconomía de los países
(liquidez de las reservas internacionales, la inflación, el comportamiento
fiscal, y la salud bancaria).
Brookings determina en el estudio que en la región existen tres
grupos diferentes de economías. En el primero se encuentran los países
Venezuela y Argentina, en el segundo Brasil y el tercero está integrado por
Colombia, Chile, México y
Perú. Aunque observa que desde la perspectiva del ciclo
económico son países considerados como una sola región. Y, desde el punto de vista de acceso a
recursos en los mercados financieros internacionales y los organismos
multilaterales son tratados como dos grupos distintos, uno con acceso total y
el otro con acceso limitado.
De los 7 países estudiados, Venezuela es el país con la
macroeconomía de mayor vulnerabilidad para enfrentar el nuevo contexto global.
En el cual se considera que el PIB en:
• EE.UU. crece a una tasa promedio 2,7% en 2014-2018, muy cerca
del promedio histórico de 3%;
• la zona euro incrementa por debajo de su promedio histórico; y
• China disminuye de forma gradual.
Igualmente incluye:
• una caída en los precios de las materias primas,
• un aumento gradual en las tasas de interés en Estados Unidos,
y
• un aumento en el costo de financiamiento internacional.
En cuanto al Índice de Liquidez de Reservas Internacional –definido
como la relación de los pagos de capital de la deuda interna y externa de corto
plazo del sector público más los pagos de corto plazo de la deuda externa del
sector privado no financiero durante los próximos 12 meses divido por la suma
de las reservas internacionales y las posibles líneas de crédito de organismos
multilaterales- Venezuela ocupa la segunda posición más débil. Detrás de Argentina que
obtiene el primer lugar. Ambos presentan una baja relación en la liquidez de
Reservas Internacionales para hacer frente a una posible interrupción del
crédito en los mercados de capitales internacionales.
En el Índice de Vulnerabilidad Inflacionaria -la relación de la
inflación proyectada al final de 2016 a un umbral de inflación del 4%-
Venezuela presenta la más alta calificación en el panorama inflacionario de la región, con
una diferencia de 9,9 con respecto al país de menor índice de inflación, Perú.
Un factor clave que contribuye con la situación venezolana es la brecha existente
entre el tipo de cambio oficial con el dólar estadounidense y el tipo de cambio
en el "mercado negro". Para el pasado mes de julio alcanzaba un
Premium de 1.021%.
Con respecto al Índice de Vulnerabilidad Fiscal, Brookings se
preguntó ¿Qué tan vulnerable son las posiciones fiscales en América Latina ante
el nuevo y más exigente contexto global?. Para lo cual simuló el comportamiento
de la deuda pública de los países de LAC-7 para los próximos 15 años,
considerando la evolución de los déficits primarios fiscales, las tasas de
interés reales, las tasas de crecimiento y la tasa de cambio real. Hay que
resaltar que para los cálculos de la dinámica de la deuda pública, el equipo de
Brookings usó la deuda pública bruta como porcentaje del PIB como la variable determinante y no la deuda pública
neta, para evitar una doble contabilidad a los efectos de las reservas
internacionales.
En el caso de Venezuela muestra una dinámica de la deuda pública
no convergente, 184% del PIB en 2027, a pesar de hacer un uso intensivo de la
inflación en los ingresos fiscales. (5% PIB por año). Como consecuencia en el Índice de Vulnerabilidad Fiscal se ubica
en la posición más débil del grupo de países, alcanzando 7,4 por encima del
valor critico de 1. En este Índice los cálculos para Perú se trunca a cero, ya
que la dinámica de su deuda externa indican que la deuda bruta alcanzará 0% del
PIB dentro 10 años.
En cuanto al panorama actual del sistema bancario, el estudio
señala que los bancos en la región están en una posición solida para aguantar
un deterioro en el
contexto global y en las condiciones económicas internas.. Por
lo tanto, desde un punto de vista macroeconómico, esta vez el eslabón más débil
no parece ser el sistema bancario.
En el índice de Vulnerabilidad Bancaria, Venezuela está 0,2 por
debajo de 1, una buena condición indicando que los bancos tienen la solidez
para enfrentar un contexto global menos favorable. Sin embargo, ante el posible empeoramiento de las condiciones
económicas nacionales de los países en cuestión Brookings realizó la prueba de
stress y evalúo de nuevo el Índice de Vulnerabilidad del Sistema Bancario. Lo
que arrojo un ajuste del resultado anterior, en el cual Venezuela pasa de un
sistema solido a la de un sistema bancario frágil. Debido al importante
apalancamiento que tiene la banca,
-medido por la proporción de la cartera bruta contra el de
capital-, el más alto en la región. Una crisis bancaria mediana agotaría la
provisión de recursos de los créditos incobrables y el capital bancario.
En resumen, Venezuela es el país con mayor vulnerabilidad
económica de la región para enfrentar los cambios que ocurren hoy en un
contexto mundial cada vez más incierto y con condiciones externas menos
favorables. Para fortalecer su condición deberá hacer la tarea de los
fundamentos macroeconómicos, porque los desafíos son inmensos.
Venezuela necesita urgentemente restablecer la confianza al
unificar las reservas internacionales y resucitar la maltrecha economía. Para
hacerlo, deberá normalizar los distintos Fondos y reinsertase de nuevo en los
organismos multilaterals para restaurar el acceso normal a los mercados de
capital. Eliminar los controles de cambio y los controles sobre las salidas de
capital, unificar el mercado cambiario, eliminar una serie de otras
distorsiones del sistema de precios (servicios públicos, especialmente
públicas), hacer las correcciones necesarias en las finanzas públicas para restaurar la solvencia, y poner fin al financiamiento
inflacionario de los déficit fiscales.
Asimismo, deberá iniciar un proceso de toma de decisiones para
re institucionalizar el país, restablecer la gobernabilidad y el sistema de
pesos y contrapesos.
De lo contrario, si Nicolás Maduro continúa corriendo la arruga
puede que sea tarde y el país se les escaparla de las manos.
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