En: http://www.lapatilla.com/site/2014/10/27/pablo-aure-quien-manda-en-venezuela/
Pablo Aure
La Venezuela de los últimos años es el auténtico escenario para
inspirar a cualquier productor de películas de suspenso, terror,
policiacas y hasta de ciencia ficción. Todo lo que nos podamos imaginar
sucede aquí, donde se confunden policías y ladrones, descubren grandes
alijos de droga que involucran a altos jerarcas militares, ocurren
asesinatos extraños. La gente se inquieta por la inseguridad, pero al
mismo tiempo tiene que ocuparse de cómo sortear los problemas de
desabastecimiento.
De estas tierras pudieran salir exitosos bestsellers o series
televisivas al estilo “El cartel de los sapos”, “Pablo Escobar”, o una
muy buena llamada “Tyrant” (Tiranos) que nos relata las vivencias de
Barry Al Fayeed, hijo de un dictador de un país imaginario del oriente.
En realidad, en 16 años en un país pueden suceder muchas cosas, y más
aún estando bajo la dirección de una misma gente con un patrón
desmoralizador, que ha tenido como práctica de vida los antivalores.
Así las cosas, tratemos de hacer un análisis de lo acontecido durante la última semana.
Crimen y venganza de los Colectivos
El mes de octubre tuvo un comienzo macabro. Asesinaron de una manera
horrenda al joven diputado Robert Serra y a partir de allí parecieran
haberse desatado algunos demonios. Al principio, hubo señalamientos
inverosímiles que atribuían responsabilidades alocadas sobre el vil
asesinato. Luego, pero siempre en medio de la oscuridad, fueron
aconteciendo algunos hechos que dibujaban las siluetas de sus posibles
actores, o personeros que quizá aparentaban tener conocimiento de ese
espeluznante crimen.
No había transcurrido todavía una semana del homicidio de Serra
cuando en pleno centro de Caracas, en Quinta Crespo, el Cicpc se
enfrentaba a tiros con los denominados colectivos, y fueron ultimados
cinco integrantes de estos grupos civiles irregularmente armados. Pero
identificados con “el proceso”. Entre los abatidos se encontraba José
Miguel Odreman, líder del colectivo 5 de Marzo, quien minutos antes de
su muerte responsabilizaba al ahora exministro Miguel Rodríguez Torres
de lo que pudiera pasarle. Presentía su muerte. Quizá porque alguien le
había dicho que lo andaban buscando para matarlo, y desde luego,
pudiéramos especular que tampoco subestimaba el atrevimiento
ministerial. En definitiva ocurrió lo que Odreman presintió.
Mientras colectivos y Cicpc se enfrentaban en Quinta Crespo, José
Gregorio Sierralta, a la sazón director nacional del Cicpc, desde
Valencia desmentía que los abatidos pertenecían a los colectivos. Esas
declaraciones provocaron un mayor enfurecimiento de quienes ya estaban
dolidos por el asesinato de sus camaradas. Tratar de exponerlos al
desprecio y, además, desconociendo su armonía con sectores
gubernamentales en los momentos difíciles cuando el régimen los necesitó
para “asustar” o combatir las protestas de los primeros meses del año,
los colectivos no lo perdonarían; fue entonces cuando varias de las
organizaciones “colectivas” propusieron marchar hasta Miraflores para
pedir la destitución del ministro Rodríguez Torres. La marcha estaba
pautada para el jueves, pero se suspendió.
Triunfo de los Colectivos
No fue casual la suspensión de la marcha. Evidentemente hubo un
acuerdo entre Nicolás Maduro y los colectivos. La decisión ya había sido
tomada: Rodríguez Torres saldría del ministerio y junto a él toda la
directiva del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y
Criminalísticas. Maduro cumplió. La marcha era el jueves y el viernes
anunció la destitución.
No sabemos si con esa destitución terminará el episodio de Quinta
Crespo porque también ha sido una exigencia la destitución de Diosdado
Cabello, pensamos que eso será más difícil ya que no está en manos del
Presidente de la República tal decisión. Esperemos el mes de enero para
ver qué pasará con la directiva de la Asamblea Nacional.
Enigmático futuro
Hacer algún tipo de pronóstico sobre lo que sucederá con personeros
del Gobierno que han estado comprometidos en situaciones criminosas no
es tarea fácil. Todo dependerá de las negociaciones que en búsqueda de
la salida se hagan. Así como lo leen: ¡las negociaciones!
Enrumbar el país por el camino del progreso y del bienestar
seguramente acarreará varios sacrificios, probablemente, alguno de ellos
será obviar hacer justicia en determinados casos. Suena mal decirlo y
les confieso que también me incomoda escribirlo. Pero ese es el
presentimiento que tengo. Quizá más temprano que tarde habrá grandes
negociaciones para encontrar una convivencia en paz. De no ser así, pues
entonces tendremos largos eventos de enfrentamientos.
Pacto institucional
Aunque el poder lo tengan -como quedó demostrado con la destitución
de Rodríguez Torres- los grupos irregulares fuertemente armados, quienes
creemos en salidas constitucionales debemos apostar a la
reinstitucionalización del Estado, lo que comenzaría por devolver y
garantizar el monopolio de la fuerza a los organismos regulados por la
Ley. Habrá que tender puentes con todos los sectores. Lo que está en
juego es algo mucho más grande que el modelo de Gobierno que podamos
tener en Venezuela. Se trata de la vida de millones de venezolanos.
Maduro en una encrucijada
En los actuales momentos el Gobierno se encuentra en una encrucijada.
Se debate internamente entre sus fracciones de poder. Son ellos los que
se enfrentan. Por una parte está la militarista y antidemocrática, y
por la otra la civil (pero paramilitar) de los colectivos, desde luego,
también, antidemocrática. Las dos son rudas y dispuestas a ejecutar
inimaginables acciones para demostrar su fortaleza. Lógicamente, ninguna
de ellas representa el bienestar ni mucho menos el progreso y la
estabilidad para la nación. Ambas fueron creciendo y se alimentaban con
el mismo discurso. Hoy es diferente su desenvolvimiento y hasta su
actuación. Antes existía un líder que las unía, que las compactaba y que
evitaba que a ambas les crecieran las alas y formaran tienda aparte.
Muerto ese líder se independizaron y no aceptan rivales en la toma de
decisiones.
Sustituir a Rodríguez Torres por la almirante Carmen Meléndez
seguramente fue una recomendación del G-2 cubano. Es conocido por muchos
que ella tiene buenas relaciones con los Castro, quienes evidentemente
también tienen ascendencia sobre los colectivos. Es decir, la nueva
ministra fungirá como bisagra articuladora entre “colectivos” y FAN.
Veremos cuánto aguantará ese muro de contención.
Mientras Maduro tiene ese vaporón prendido dentro de sus propias
filas, procura distraer la atención hacia el trato inclemente que
mantiene contra los presos políticos.
Maduro por algún tiempo seguirá jugando con la libertad de políticos
inocentes, continuará persiguiendo la disidencia en el país, procurará
seguir culpando a una ficticia guerra económica de la inflación y de la
escasez. Pero lo que no logrará, es mantener por mucho tiempo la paz
dentro de sus aparentes aliados. No es difícil asegurar que a pesar de
los muertos, solo hemos visto diminutos escarceos.
Y a todas estas, ¿qué hará la MUD?
Con mucha precisión debe y tiene que tender puentes con personeros
sensatos del oficialismo, que aunque parezca mentira los hay. Preparar
la mesa para la transición donde ella tendrá cabida. Pero para eso,
repito, es imperioso tender puentes con todo aquel que sea necesario
para el entendimiento nacional. Que no se piense que la oposición será
una opción para el anhelado reencuentro si no se hace acompañar por
algunos connotados dirigentes que hoy juegan para el mismo equipo de
Maduro y que antes estuvieron en el de Chávez. Que se entienda bien: no
es negociar para convivir con el régimen que nos oprime, sino para abrir
las puertas hacia una nueva Venezuela.
Para finalizar debemos tener muy claro que el acontecimiento de las
elecciones parlamentarias pudiera llegar, pero no podemos agotar
nuestras energías en debates entre nosotros mismos sobre quiénes serán
nuestros representantes. Esa Asamblea Nacional lo más seguro es que sea
temporal, pero no obstante ello lo ideal es que allí se encuentren no
solo luchadores sociales, sino personas con el conocimiento necesario
para saber entender que una diputación bajo un sistema dictatorial de
poco o nada nos servirá. El propósito debe estar muy bien definido.
Es inaceptable la falta de entendimiento en el sector democrático,
mientras nos peleamos o, para ser menos duro, no logramos entendernos
para nombrar a los coordinadores regionales de la MUD, el país sigue
desmoronándose, lastimosamente pareciera que priman intereses distintos a
los de evitar la destrucción total de Venezuela.
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