Es común la idea de que la diversificación implica sembrar en todo menos en petróleo. ¿Qué opina de esa aseveración?Son dos las premisas detrás de esta falacia: primero, que la industria petrolera es una industria meramente extractiva cuya única contribución a la economía nacional es a través de la renta generada. Segundo, que el sector petrolero y el no-petrolero representan un juego suma cero… es decir: que uno crece a costa del otro. Ambas premisas, aunque aparentemente validadas por nuestra propia experiencia, están equivocadas y más bien confunden causas con efectos.
En cuanto a la primera, la experiencia de diversos países, hoy en día desarrollados, demuestra lo contrario. Es el caso de Estados Unidos, Suecia y Australia, todos ejemplos de países cuyo crecimiento económico estuvo fuertemente influenciado por las capacidades que desarrollaron en sectores primarios. Noruega es otro caso ilustrativo, aunque su experiencia como país petrolero se inició luego de alcanzar un cierto nivel de desarrollo.
Noruega ha consolidado todo un sector de servicios petroleros especializados en la perforación costa afuera, los cuales hoy en día constituyen una parte importante de su base exportadora. Dicho esto, cabe resaltar que las ventajas comparativas se basan en la productividad y no en los subsidios. Si bien se pueden brindar ventajas iniciales para el desarrollo de las actividades conexas al petróleo, las mismas deben entenderse como un instrumento para generar competitividad y no protección. Aunado a ello no debemos confundir abundancia en recursos energéticos con ventajas comparativas que aún no tenemos, como lo pueden ser la petroquímica o sectores intensivos en el uso de la energía como la siderúrgica o el aluminio. Si el desarrollo de estas industrias se basa en insumos subsidiados, las mismas no son ventajas comparativas. En segundo lugar, no debemos ignorar las oportunidades de diversificación aguas arriba. En nuestro caso tenemos el potencial de convertirnos en líderes de tecnología para la explotación de crudos pesados y campos maduros. El desarrollo de este know-how no sólo disminuiría nuestros costos sino que representa otro producto exportable.
En cuanto a la segunda premisa, si bien es cierto que un auge petrolero viene asociado a una apreciación de nuestra moneda que tiende a encarecer la producción doméstica en relación a las importaciones, existen mecanismos para mitigar sus posibles impactos adversos. Estos mecanismos incluyen: un fondo de ahorro que permita limitar el uso de los ingresos petroleros a la capacidad de absorción de la economía; estabilizar el gasto público con el fin de evitar variaciones erráticas en la demanda; aumentar la productividad nacional, eliminando barreras como la inseguridad jurídica, el control de cambio, la inamovilidad laboral y las trabas burocráticas entre otras e invirtiendo en bienes y servicios púbicos de calidad y en brindarle a todos los venezolanos el acceso a herramientas y nuevas capacidades que faciliten su inserción productiva.
Es de resaltar que la apreciación se vuelve verdaderamente perniciosa cuando viene combinada con volatilidad. La apreciación puede cambiar la composición de nuestra ventajas comparativas, más lo verdaderemenete pernicioso es no poder descubrir nuestras ventajas comparativas porque cambian cuando el gasto fiscal varía al son de los precios del petróleo. Nótese que el problema no es la volatilidad de los precios del petróleo, que es inevitable, sino la volatilidad del gasto público, que es controlable.
¿Ha sido el petróleo el “excremento del diablo”?No lo ha sido y no lo es. Culpar al petróleo de nuestras penurias no sólo es una tergiversación de la historia sino que es una débil excusa para escurrir nuestra responsabilidad y nos condena al fracaso. El hecho de que el petróleo sea o no el “excremento del diablo” o una “maldición” depende enteramente de cómo nosotros, los venezolanos, lo administremos. Nuestra propia experiencia es la mejor evidencia de ello.
¿El surgimiento del Estado petrolero no es el surgimiento del Estado todopoderoso?Hablaré desde la perspectiva de los ciudadanos. Desde un punto de vista político, la sumisión de los ciudadanos por parte de un poder prepotente precede por mucho al petróleo, ya sea de forma descentralizada mediante los feudos caudillistas del siglo XIX o desde el poder central a partir de Juan Vicente Gómez. En lo económico, el país era tan pobre que no se puede hablar de ningún verdadero contrapeso. La llegada del petróleo cambió el panorama económico del país, pero concentrando el poder económico en el Estado como dueño de la renta petrolera. De allí surge el Estado todopoderoso, en lo político y, ya desde un panorama de abundancia, en lo económico. El voto universal, directo y secreto debió imponerle un contrapeso no obstante la dependencia del ciudadano en el Estado debido a la centralización y manejo discrecional de los recursos petroleros socavó la bases del sistema democrático. En una democracia moderna, el Estado depende de los ciudadanos a través del cobro de impuestos. A cambio de ello, los ciudadanos tienen la legitimidad y los incentivos para exigirle al Estado servicios públicos de calidad y rendición de cuentas. En nuestro caso, la dependencia va en sentido contrario, los ciudadanos dependemos de la buena voluntad del Estado.
¿Cuál es la relación ciudadano-Estado-petróleo que se plantea en El petróleo como instrumento de progreso?Planteamos forjar una relación ciudadano-Estado propia de una democracia moderna según la cual el Estado se vea en la obligación de rendirle cuentas a los ciudadanos y los ciudadanos tengan la capacidad de actuar como contralores. Para ello es necesario aclarar que el petróleo es propiedad de los ciudadanos y no del Estado, y como tal deben plantearse mecanismos que le brinden al ciudadano mayor control sobre su uso y sobretodo la capacidad de exigir transparencia y rendición de cuentas.
¿Por qué en los años que hemos tenido “boom petrolero” el déficit fiscal se ha exacerbado?En tiempos de auge todo pareciera conjurarse para no ahorrar: Primero, se magnifican las presiones de la dinámica política para gastar, ya sea para ganar elecciones o para al menos no dejarle una alcancía llena a una administración adversa. Segundo, todo el mundo te quiere prestar, facilitando así el endeudamiento pues los mercados le prestan al que tiene para pagar. Tercero, las expectativas se forman en torno a un auge permanente por lo que ahorrar no pareciera tan necesario. En ausencia de una institucionalidad que permita canalizar estas presiones, son pocos los gobiernos que no ceden ante la tentación de aumentar el gasto.
¿Cuáles son las reformas institucionales que se deben realizar para tener un mejor manejo del ingreso petrolero?El mejor uso del petróleo es aquel que, en primer lugar, garantice un entorno favorable a la inversión, generación de empleo productivo e innovación; Luego, que les facilite a todos los venezolanos el acceso a las herramientas necesarias para insertarse productivamente en la sociedad, en base a sus talentos, capacidades y aspiraciones; y, por último, aproveche la industria petrolera como sector productivo y generador de nuevas capacidades nacionales.
Desde el punto de vista económico, la receta para una buena administración de los recursos es ampliamente conocida: Uno, estabilizar el ingreso fiscal petrolero mediante un fondo de estabilización y una regla fiscal. Dos, complementar el mecanismo de estabilización con un mecanismo de ahorro que mitigue la apreciación de la moneda y permita el ahorro intergeneracional y tres, dirigir el gasto del ingreso fiscal petrolero a la inversión en bienes y servicios públicos (no necesariamente mediante la provisión pública) dirigidos a aumentar la productividad de los venezolanos.
No obstante, dichas reformas fracasan si no se logra limitar de manera creíble la discrecionalidad del gobierno de turno en el manejo de los recursos petroleros, comprendiendo que una cosa es limitar en papel y otra cosa muy distinta es limitar en la práctica. Los mecanismos adoptados deben ser creíbles en cuanto a su capacidad de atarle las manos al gobierno de turno según las políticas trazadas. Si bien la voluntad política es necesaria, no es suficiente. Por un lado se requiere de un amplio consenso, tanto de la élite política como de la ciudadanía, en torno a los mecanismos adoptados —que deben ser vistos como justos por todos—. Por otro lado, es necesario diseñarlos de tal manera que su incumplimiento implique un alto costo, ineludible e inmediato para el gobierno.
Tomando en cuenta la volatilidad del precio del petróleo, que, según su libro, ha impedido que el Estado formule políticas públicas a largo plazo, ¿qué medidas se pueden tomar para lidiar con esto?La volatilidad en el precio del petróleo recorta los horizontes de planificación en la medida en que esta volatilidad se vea reflejada en la economía. El principal mecanismo de transmisión entre la volatilidad del precio y la volatilidad macroeconómica es el gasto público. De tal manera que reducir la volatilidad pasa por estabilizar el gasto público. Para ello hay tres herramientas: Una es tener un fondo de estabilización que estabilice el ingreso fiscal petrolero que recibe el gobierno. Otra es utilizar una regla fiscal que limite la capacidad de endeudamiento. De nada sirve limitar el uso de la chequera petrolera si se deja libre la tarjeta de crédito. La tercera es aumentar los tributos no petroleros mediante el aumento de la productividad de los venezolanos, lo cual pasa por la formalización de la mitad de la fuerza laboral que actualmente se encuentra en el sector informal. Nuevamente, estas reformas sólo serán creíbles si son producto de un amplio consenso y logran atarle las manos a los actores de turno en torno a las políticas trazadas.
¿Es el proteccionismo un mal histórico? ¿Proviene de la renta?El proteccionismo no es único a Venezuela, ni a países petroleros. Lo que sí permite la renta petrolera es magnificar el alcance de estas políticas como fue y sigue siendo el caso venezolano. Al representar un ingreso independiente de nuestra productividad, la renta petrolera, particularmente cuando es creciente, permite obviar los costos de dichas políticas. En efecto, la renta le extiende la vida a modelos fracasados. Dicho esto, nuestros recursos petroleros y la renta que de ahí se deriva también nos ofrecen la oportunidad de impulsar un modelo productivo exitoso si tenemos la voluntad política necesaria.
¿Está en condiciones PDVSA de aumentar la producción petrolera?Independientemente del entorno institucional, duplicar la producción como se ha venido planteando con demasiada ligereza es una tarea titánica desde todo punto de vista: técnico, logístico, financiero, recursos humanos etc. Ahora, si a ello le añadimos la total ausencia de credibilidad del Estado venezolano, el uso de PDVSA como caja chica y ahora la caída en el precio del crudo, es difícil no concluir que la PDVSA actual no está en condiciones de aumentar la producción de manera significativa. Ahora bien, ello no implica que con las políticas correctas esta realidad no pueda cambiar en el mediano plazo. En este sentido resaltaré tres puntos:
La primera es que es necesario, más no suficiente, recuperar la credibilidad. El principal obstáculo es la falta de credibilidad del Estado venezolano. El espectro de las expropiaciones y los cambios arbitrarios de reglas estará presente por mucho tiempo. Es necesario un marco legal sólido que cuente con un amplio consenso y le brinde estabilidad y predictibilidad a todos los actores.
La segunda es que PDVSA debe dedicarse a ser competitiva en su negocio. Debe concentrar sus operaciones exclusivamente en el sector de hidrocarburos, tener autonomía administrativa y financiera y ser evaluada bajo criterios estrictamente comerciales, como cualquier otra empresa petrolera. Ello implica pasar todas sus funciones sociales y el manejo de programas gubernamentales a las entidades del Estado que le correspondan. A la vez es imprescindible fortalecer su capital humano y capacidad técnica lo cual necesariamente tomará tiempo.
Y tercero, PDVSA no puede ni podrá sola. Se hace ineludible y deseable la participación del sector privado, tanto nacional como extranjero, en todas las fases de la industria. Esta participación no sólo es necesaria dada la limitada capacidad propia en todos los ámbitos, sino que es un requisito si queremos pasar de una industria generadora de renta a una industria del conocimiento que genere nuevas capacidades nacionales a través de la transferencia de tecnología y mejores prácticas.
Algunos analistas mencionan que PDVSA debe mudar sus operaciones a la tasa SIMADI. ¿Comparte esta visión?De acuerdo. El sistema cambiario vigente crea una gran distorsión que afecta a todos los sectores y el petrolero no se salva. La diferencia es que el sector petrolero suele caracterizarse por un mayor margen de maniobra, capacidad de soportar el costo, sobretodo en momentos de precio altos. Ese ya no es el caso, no solo por la caída en el precio sino por cómo ha cambiado el mercado petrolero. Si queremos aumentar producción tenemos que atraer inversión y para ello tenemos que tener una oferta atractiva para potenciales inversionistas que hoy en día tienen de dónde escoger. No podemos seguir creyéndonos la última Coca-Cola del desierto cuando resulta que hay un dispensador repleto de bebidas.
¿Prevé un incremento de los precios petroleros para el segundo semestre de este año?Si hay algo difícil es predecir el precio del petróleo. Sin embargo, creo que los factores estructurales del mercado petrolero son cónsonos con una recuperación del precio (que ya se comienza a observar) aunque ciertamente no a los niveles alcanzados previo a la caída. La decisión de Arabia Saudita de defender su cuota de mercado y la aparición del petróleo de lutitas en Estados Unidos le pondrán un techo a los precios. Pero un evento geopolítico inesperado puede suceder. La volatilidad es la única constante.
¿La caída de los precios del petróleo es un cambio trascendental y permanente o es una nueva jugada de la volatilidad histórica del valor del recurso energético?Hay cambios estructurales que justifican esta caída comenzando por una creciente oferta y una desaceleración en el crecimiento de la demanda. No cabe la menor duda que la revolución energética en los Estados Unidos ha sido un factor altamente disruptivo en el mercado petrolero. Lo mismo aplica a la decisión de Arabia Saudita de defender su participación de mercado y no recortar producción ante la caída.
¿Existe riesgo default para el próximo año?No le he hecho el debido seguimiento a las finanzas públicas para emitir una opinión informada al respecto. Si puedo decir que va depender en gran parte en la trayectoria de los precios y en la actitud que el gobierno asuma ante los ajustes necesarios. Soy de la opinión que un default aún se puede y se debe prevenir.
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