JOSÉ
GUERRA
Venezuela
vive un estado de frenesí causado por la pronunciada depreciación del bolívar
respecto al dólar en el mercado paralelo. En los últimos tres días la moneda
nacional ha perdido más de 50% de su valor con relación al billete verde. Esa
noticia se ha regado como pólvora y es motivo de conversación entre ricos y
pobres, entre burgueses y proletarios. ¿Qué factores pueden explicar semejante
caída de una moneda en tan poco tiempo? Es muy difícil saberlo y probablemente
nunca lo sabremos. Tengo la impresión de que no hay una causa meramente
económica detrás ese movimiento del dólar en tan corto plazo, sino que más bien
han jugado factores psicológicos, que crean una típica situación de pánico,
producto de la pérdida de confianza en la moneda, todo lo cual ha precipitado
un derrumbe de la demanda por bolívares y una mayor preferencia por dólares y
otros activos, sustitutos del dinero. Pero tal vez lo más relevante sea
analizar la tendencia de la cotización del dólar a un plazo relativamente más
largo, digamos dos años.
En ese
lapso también se verifica una clara tendencia a la depreciación del bolívar que
guarda relación con el deterioro de los fundamentos de la economía y de la
clara inconsistencia de la política económica. En los últimos dos años, después
de abandonar el Sitme, el gobierno ha aplicado tres esquemas cambiarios para
tratar de contener el alza del dólar paralelo: el Sicad I, el Sicad II y el
Simadi, ninguno de los cuales ha tenido el efecto esperado. En buena medida el
problema de la escalada del dólar reside en un modelo económico que promueve la
desconfianza en la tenencia de bolívares, debido a que nadie tiene certeza
sobre sus derechos de propiedad. Pero también hay aspectos que tienen que ver
con la política económica propiamente dicha.
Para
comprar un dólar caro debe haber bolívares suficientes y estos los ha creado el
BCV para financiar a Pdvsa. Así, entre abril de 2015 y abril de 2013 el BCV
imprimió 237,0% más billetes que el año 2012 y para cubrir el déficit de Pdvsa
el BCV tuvo que aumentar en 444,0% la generación de nuevos bolívares. Pero al
entrar a circular un bolívar emitido por el BCV, éste se transforma en cuatro bolívares
por la vía del crédito bancario, lo que agrega más presión al mercado
cambiario. Con una tasa de interés ultra baja, es un negocio redondo
financiarse para comprar dólares sabiendo que este va a subir. Eso sucedió con
el Sicad II. Muchos se endeudaron para adquirir dólares baratos y de la noche a
la mañana multiplicaron su patrimonio.
De esta
manera, lo que está detrás de esta fenomenal caída del bolívar en el mercado
paralelo, visto el asunto a mediano plazo, es una política monetaria
absolutamente absurda que consiste en imprimir bolívares para financiar el
déficit del sector público, principalmente de Pdvsa. Esa situación se ha
agravado por un acto irracional: el empeño en mantener una tasa de cambio a
6,30 bolívares, lo que crea un exceso de demanda permanente sobre las reservas
del BCV y hace imposible asignar dólares a esa tasa de cambio. Pero como el BCV
a través del Simadi tampoco entrega dólares a una tasa de cambio más devaluada,
la demanda se canaliza hacia el mercado paralelo.
Lo peor está por venir porque una
buena porción de los bienes fija sus precios según ese dólar paralelo, de
manera tal que se aproxima una nueva oleada de alzas de precios que en poco
tiempo hará posible que un dólar a 400 bolívares nos luzca barato, como hoy
parece barato un dólar a 300 bolívares. Estamos pues a bordeando la
hiperinflación con el agravante de una escasez en aumento.
Vía El Nacional
Que pasa Margarita
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