EN: http://konzapata.com/2015/05/la-maquina-de-imprimir-billetes-del-bcv-sigue-encendida-como-fogata-en-una-llanura-de-paja-seca/
Por Danny Leguízamo @DannyLeguizamo.
Hay teorías económicas que nunca pasan de moda, por más que la
izquierda atrasada –esa que representa el Gobierno intente rebatirlas de mil y un formas. Para el caso venezolano
hay frases de antología que dejan estupefacto a cualquiera. La de Ricardo Sanguino, por ejemplo, economista y
diputado del Psuv, que en 2008 expresó que la inflación “era el costo” que había que pagar por “el ritmo de
crecimiento” de la economía venezolana.
Es decir, que para el diputado Sanguino, ninguna economía puede crecer sin que exista una inflación galopante y
vergonzosa. La economía de Ecuador creció en 2014 a un ritmo de 3,8% y la inflación cerró en 3,67%. Los
ecuatorianos no tuvieron que pagar “el costo” del crecimiento con una inflación de 40, 60 o 100 puntos como nos tocó
–y nos seguirá tocando a los venezolanos. Rafael Correa, tan amigo de Nicolás Maduro, debería aconsejarle al
Presidente y a su bancada de diputados que revisen con mayor detenimiento sus “teorías” económicas. Además, el
PIB venezolano según el último reporte del BCV (eso fue hace tiempo, por allá en el tercer trimestre de 2014), ya
comenzó a contraerse vertiginosamente y la economía se ha vuelto estanflacionaria, como lo venían advirtiendo
muchos analistas en la materia.
Cuando existe estanflación no hay salida: Atacando el estancamiento se agudiza la inflación, y atacando la inflación se
agrava el estancamiento. Desde luego que el Gobierno ha preferido seguir inyectando liquidez a la economía en este
año, con la particularidad de que lo hace a un ritmo superior al de 2014 y con las reservas internacionales en caída
libre. Las cifras del BCV (todavía publican data de agregados monetarios, por ahora) así lo demuestran. Para el
período eneromayo de 2014 la liquidez pasó de 1,2 billones de bolívares a 1,36 billones de bolívares; es decir, un
crecimiento de 13,3%. En el mismo período, pero del año 2015, la liquidez pasó de 2 billones a 2,34 billones de
bolívares. La cifra de expansión es de 16,5%; es decir, 3,2% más que en 2014 para el mismo período.
La máquina de imprimir billetes del BCV sigue encendida como fogata en
una sabana de paja seca, por lo visto. Alguien debería explicarle al
Presidente que a mayor liquidez, mayor inflación. Si la economía no es
capaz de producir bienes para satisfacer la demanda, más bolívares
estarán persiguiendo la misma cantidad de productos. Teoría elemental.
Pero más delicado aún es que las reservas internacionales sigan cayendo.
Pasaron de 21 millardos de dólares en marzo a 17,3 millardos al día de
hoy. Menos dólares y más bolívares. Menos comida y más inflación. Menos
pan y más circo. Menos de lo bueno y más de lo peor, porque aquí ya no
se trata de lo malo, sino de lo pésimo con perspectivas aún más
negativas. Por eso las encuestas reflejan lo que reflejan con toda la razón
del mundo.
El BCV no detendrá la monetización del déficit porque no goza de
autonomía, porque estamos en año electoral y porque Pdvsa necesita con
urgencia cubrir sus necesidades. ¿Quién lo diría? La otrora pujante
petrolera dependiendo de dinero inorgánico para subsistir. Así están las
cosas, y apenas empezó la película: Lo de meses anteriores fueron puros “trailers”. Que Dios nos agarre confesados
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