En: http://konzapata.com/2014/10/caldera-cerro-el-ciclo-de-la-imagen-de-los-fundadores-en-el-afiche-electoral/
Por Johan Rodríguez Perozo @johanperozo.-
Si algún rostro registra
claramente la iconografía de la propaganda electoral venezolana de
manera recurrente, ese es el de Rafael Caldera. Con el bien ganado
título de sempiterno candidato, tuvo el record de presentaciones a la
aspiración presidencial. Caldera presentó su nombre como candidato a la
Presidencia de la República en seis ocasiones. Las campañas electorales
de 1947, 1958, 1963, 1968, 1983 y 1993, sirvieron de marco para la
presencia de la imagen de este destacado líder político venezolano. De
las seis ocasiones en las cuales compitió por el solio de Miraflores,
Caldera ganó en dos elecciones, 1968 y 1993. Tal circunstancia, sin duda
alguna, hizo posible que la imagen proyectada del sempiterno candidato,
se convirtiera en una de las de mayor reconocimiento en la comunidad
nacional.
La propaganda política en Venezuela, al igual que en otras latitudes,
se lleva a cabo de manera profusa con ocasión de cada campaña
electoral. Decenas de millares de afiches, pancartas, banderas,
calcomanías, chapas y cualquier cantidad del llamado material POP, se
convierte en marco ideal para la exhibición del rostro e imagen de los
candidatos. Técnicamente, a mayor reconocimiento de la imagen y la
personalidad del candidato, mayor ventaja con relación a la elaboración
del tipo de propaganda de la cual se trate. En el caso de Rafael
Caldera, cuya imagen sirve de apoyo al presente trabajo del Museo
Electoral de konzapata.com, es de resaltar que se reseña una de las
imágenes más promovida en el contexto de las campañas electorales en
Venezuela.
La publicidad que sirve de apoyo a esta nota, recoge una de los
tantos perfiles gráficos del candidato Caldera. Sin dejar de dar
importancia a la campaña correspondiente, en el de Caldera pudiera ser
cualquiera de las realizadas en cualquier momento. En todo caso, el
aviso cumple con el rito de mostrar la imagen más difundida de candidato
alguno. En todo caso la utilidad de la publicidad se relaciona más con
la obligación de recordarle al elector que Caldera, una vez más, se
encuentra en la prédica electoral solicitando el apoyo para una nueva
incursión hacia Miraflores. El aviso publicitario en comento no puede
ser más sencillo. A cualquier elector le resultará familiar el llamado a
votar verde, dado el reconocimiento público según el cual, la
existencia del partido COPEI junto a los símbolos que le caracterizan,
lanza en posición vertical y color verde, forman parte del imaginario
político y electoral, en la simbología electoral que ha inundado por
años la cultura política de los venezolanos. Vota Verde, reza el cartel,
con la imagen de Rafael Caldera al centro, con el sugerente slogan de
Caldera Presidente. Aunque la opacidad del aviso dificulta la lectura
con precisión de la fecha de publicación, pareciera obvio que diseño y
formas del anuncio, se corresponden con la época de la campaña en la
cual logró por primera vez el triunfo electoral. El semblante de madurez
emanado del rostro exhibido en el aviso y la colocación del mismo tipo
“cuadro de santo”, delatan el origen de la publicidad y el tiempo de
exposición.
Seguramente la imagen de Caldera ha sido la de mayor exposición
pública en el contexto político electoral venezolano. Tal afirmación se
sustenta, en el reconocimiento de la certeza basada en la dimensión de
la publicidad generada alrededor de su imagen. Seis campañas electorales
del tipo de evento que se da en Venezuela, no es cualquier cosa.
Tomando en consideración además, que a partir de las elecciones del año
1973, es cuando realmente comenzó en Venezuela la transformación de las
campañas electorales. Sin embargo, la de Caldera el año 1968 contó con
algunos elementos novedosos en la materia. Las que llevó a cabo en
tiempos más modernos, tuvieron como base fundamental de sustentación la
propaganda difundida a través de la televisión y otros medios masivos de
comunicación. La referencia a la forma de colocación del rostro de
Caldera en el afiche no resulta caprichosa. Recuérdese que alrededor de
la figura de este líder, siempre se tejieron diversas consejas
atribuidas a la cultura popular. Una de éstas es aquella según la cual, a
Caldera se le rezaba y encendían velas en altares caseros, cual imagen
de santo milagroso, dada la imagen cultivada por sus estrecha relación
con la iglesia. Especialmente en la región de Los Andes, dichos
populares en torno a tales hechos, formaron parte de la explotación de
la imagen de Caldera como candidato.
La adusta imagen del líder socialcristiano, acompañada de la
característica y enigmática sonrisa, ha estado expuesta al escrutinio
del público por varias décadas. No en balde la impronta de Rafael
Caldera, al igual que la de líderes de la trayectoria de Betancourt,
Villalba y otros, aparece vinculada con el hecho democrático venezolano.
Más allá de la figuración como Presidente de la República, se trata de
una imagen de presencia permanente en el imaginario colectivo, incluso,
de mayor prolongación que muchos de los líderes de su tiempo. De hecho,
con la entrega del poder a Hugo Chávez el año 1998, prácticamente es a
Caldera quien le corresponde cerrar el ciclo político más importante que
haya vivido Venezuela en toda su historia republicana. Caldera y la
imagen que le acompañó en el trayecto de su larga carrera política,
representó en su momento, el cierre de la presencia en el poder, de la
llamada generación fundadora de la Democracia.
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