Elías Jaua no pega una frente a Henrique Capriles. Lo acusa, sin pruebas, de poseer un apartamento en Nueva York y al día siguiente sabemos que el ministro mandó a su suegra y a su niñera a Brasil en tremenda “colita” de los lujosos aviones de PDVSA, de lo más burguesía parasitaria el asunto, violando no solo las leyes de allá, sino el Código Penal de aquí.
Por
Elizabeth Fuentes @fuenteseliz.-
El caso de La Niñera Armada (buen
título para la novela negra aún no escrita sobre el chavismo, donde los
“serial killers” asesinan y nadie los investiga), sigue arropado con
el manto de silencio clásico de esta era. Nadie sabe su nombre ni dónde
está retenida. Tampoco si su jefe, Elías Jaua, usó las palancas
pertinentes para impedirle los cuatro años de cárcel que su delito
implica: llevar en la maleta una 38 cargada, segura de que la impunidad
con la que actúa en su país sería igual de poderosa en Brasil.
Lo único que se
conoce es que La Niñera Armada llegó con la suegra del súper ministro
en una “colita” de un avión de Pdvsa. Aviones privados, de lujo, con
mayordomo con guantes y butacas de cuero que van directo de Maiquetía al
más importante aeropuerto de Sao Paulo. La información que ha dado la
Policía Federal de Sao Paulo sólo menciona a las dos mujeres, lo que
permite inferir que se trataba de un viaje privado, no oficial. Porque,
que se sepa, la señora madre de la esposa del ministro Jaua no ocupa
cargo público alguno y ser niñera tampoco lo es, a menos que la esté
pagando con los dineros del Estado. Pero en todo caso, el artículo 54
del Código Penal, establece que “El funcionario publico que,
indebidamente, en beneficio particular o para fines contrarios a los
previstos en las leyes, reglamentos, resoluciones u ordenes de servicio,
utilice o permita que otra persona utilice bienes del patrimonio
publico, o de empresas del Estado cuya administración, tenencia o
custodia se le haya confiado, será penado con prisión de seis (6) meses a
cuatro (4) años. Con la misma pena será sancionada la persona que, con
la anuencia del funcionario publico, utilice los trabajadores o bienes
referidos”.
Pero al margen
de la Ley, que es como usualmente ocurren los asuntos en el gobierno de
Venezuela y sus funcionarios, las matemáticas simples también condenan
al funcionario porque cualquier vuelo comercial Caracas- Sao Paulo,
alcanza una cifra cercana a los 1.600 dólares en Copa Airlines, por
persona. Digamos que el doble, si se viaja en Primera Clase, como suelen
hacer algunos chavistas. Entonces serían 6000 dólares los que has
debido pagar por montar a la suegra y la niñera en un vuelo comercial.
Pero a la casta chavista no le gusta perder tiempo. Y ocurre que los
vuelos comerciales hacia Sao Paulo tienen hasta dos escalas, lo que
seguramente molestaría a las viajeras, acostumbradas a la buena vida
durante los últimos 15 años.
De acuerdo con
varias empresas consultadas – JetBox, PrivateJets-, un vuelo Caracas-
Sao Paulo, en un avión parecido a los de PDVSA, cuesta la bicoca de 100
mil dólares ida y vuelta. Cada avión tiene cupo para nueve personas y,
por supuesto, comidas y bebidas. Lo que equivale a suponer que si la
suegra y La Niñera Armada hubiesen viajado en un avión comercial, le
habrían ahorrado al país 94 mil dólares, sin contar los gastos de hotel y
demás etcéteras. Lo curioso es que no había pasado una semana desde que
José Vicente Rangel hizo la denuncia –la destacamos aquí en KonZapata-
sobre el uso de los aviones de PDVSA por parte de funcionarios, amigos y
familiares, y revienta este caso.
Lo cierto es
que el Ministro del Poder Popular para las Comunas y los Movimientos
Sociales, no gana una frente a su archi enemigo, Henrique Capriles.
Porque mientras Capriles estuvo recientemente de viaje, Jaua se dedicó a
denunciar que tenía pruebas de que el gobernador de Miranda poseía un
apartamento de 5 millones de dólares en Nueva York. Y cuando todos
estábamos esperando las fotos o vídeos de Capriles entrando de su lujoso
apartamento, la única prueba que mostró Jaua fue una publicidad tomada
de You Tube de un condominio lujosísimo donde, según sus sospechas, el
gobernador tenía una propiedad.
Escupió para
arriba, como se dice en criollo. Porque para el más radical de los
radicales al interior del PSUV, nada menos que el encargado de las
comunas y los movimientos sociales, cuenta con el privilegio de poder
enviar a su familia en un avión de lujo a un asunto privado, incluyendo
en el cambote a la niñera de sus hijos. “Ella no tiene inmunidad
y será procesada como un criminal común. Será juzgada por tráfico
internacional de armas sin autorización ni justificación plausible”,
dice el comunicado de la Policía Federal, agregando que está en
prisión.
Quizás la
palanca de Dilma les funciones y la Niñera Armada salga libre. Todo es
posible, después que vimos lo de Hugo Carvajal. Pero no le será fácil a
Jaua responder ante sus adversarios por qué utiliza los bienes del
Estado para el beneficio de su familia, igualito que se hizo en la PDVSA
pre revolucionaria.
Qué diferencia
entre la imagen de la casta chavista viajando en aviones de lujo con la
niñera de equipaje, y la foto del presidente de Uruguay, José Mujica,
bajándose de un Volkswagen viejísimo para ir a votar.
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