Monday, October 27, 2014

Todas las angustias de Nicolás Maduro en un solo tuit

En: http://konzapata.com/2014/10/todas-las-angustias-de-nicolas-de-maduro-en-un-solo-tuit/

Por Ricardo Avila.-
 
Tarde o temprano, el que habla se revela. Jacques Lacan decía: El inconsciente se estructura como lenguaje. La mente humana no logra nunca contener sus más secretos pensamientos. Puede callar hoy, incluso, mantener su silencio por mucho tiempo. Pero al día siguiente, o incluso días después, hablará, se expresará.
Esos actos del habla son como radiografías. Cuando alguien se impone un silencio sobre lo que le perturba, lo quiera o no, dirá lo que siente, lo que teme o lo que piensa. En otras circunstancias, ante otra realidad, frente a otro tema, verbalizará su angustia, su conclusión. Basta con seguirle la pista al sujeto, para descubrir lo que está pensando. Es una tarea que exige paciencia, pero siempre produce resultados. No falla.
Por supuesto: hay individuos más fáciles de atrapar. Hay personalidades más obvias, que saltan de un lugar común a otro, de una evidencia a la siguiente. Por ejemplo: Nicolás Maduro. En efecto, Nicolás Maduro es como uno de esos peces que viven en una pecera transparente: se le puede mirar desde todos los ángulos. Es el sujeto de lo obvio. El ramplón. El dos más dos.
Tan obvio es, que en los días en que el mundo se le caía encima, dijo que dormía como un bebé. Nada menos. Eso desató la furia de los tuiteros de oposición (furia un tanto banal, cuando aquello no era más que una velada confesión de angustia incontenible). Maduro la estaba pasando mal, muy mal, pero en su más precario estilo guachamarón y retador, dijo que dormía mucho y tranquilo, cuando todo en él, ojeras y gestos, gritaban lo contrario: se trataba de un hombre desesperado pidiendo clemencia. Con el tiempo, porque a fin de cuentas el tiempo todo lo aclara, no una, sino en decenas de oportunidades, Maduro ha hablado de los días difíciles, de las reuniones hasta la madrugada, de sus constantes desvelos.
El pez en su pecera transparente, en días recientes, por ejemplo, dijo que su gobierno no será afectado por la caída de los precios del petróleo. Nada menos. Otra vez el guachamarón desafía a la realidad y la niega con pocas palabras, con lo cual viene a confirmar que la disminución de los ingresos no lo deja dormir.
Alguien podría decir que Maduro no parece preocupado por su caída en las encuestas. Apenas ha hecho mención a ellas. Se le percibe desapegado del tema. Pero esto no es más que una falsa impresión. No sólo está tomado por la angustia, sino que tiene lo que podríamos llamar “una arrechera descomunal”. El bajón que reportan las mediciones, especialmente en los sectores D y E, lo ha llenado de furia. Pero está en la obligación de quedarse callado. Poner cara de que no está pasando nada.
Ha tenido que ocurrir el triunfo de Dilma Rousseff en Brasil, para que aparezca como aparece un conejo en el sombrero de un mago, de forma un tanto sorpresiva, el pensamiento de Maduro, su conclusión. Y es que en el tuit que Maduro puso para felicitar a Dilma, se coló está frase: “el pueblo de Brasil no le falló a la Historia”. Es decir, ha puesto a circular la idea, ha reconocido que los pueblos fallan. Los pueblos se cambian de bando. Hoy te votan y mañana no. Hoy te apoyan y mañana te descalifican. No son consecuentes.  Y, ohhh maravilla de la lengua, resulta que son capaces de algo muy grave: fallarle a la Historia. Fallarle al predestinado. Al auto designado hijo de Chávez. Fallarle al pez guachamarón que se hunde y se hunde en su propia pecera.

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