En: http://www.lapatilla.com/site/2014/10/17/richard-casanova-la-rebelion-de-los-cuervos/
Richard Casanova
Quitarle la vida a un ser humano es una atrocidad pero si además lo
hacen con saña y le sacan los ojos a la víctima, el acto revela la más
oscura perversión, es una monstruosidad que expresa la crueldad sin
límites que se inspira en las bajas pasiones. La historia y la mitología
registran espeluznantes episodios que revelan la depravación del poder,
basta recordar a Sedequías –último Rey de Judá- a cuyos hijos les
sacaron los ojos y fueron degollados en su presencia. O a Sansón, a
quien los filisteos dejaron sin ojos y lo humillaron, luego de la
traición de Dalila. O a Santa Lucía, patrona de los ciegos precisamente
porque le sacaron los ojos para torturarla.
La civilización no ha logrado aún superar a la barbarie. En nuestros
tiempos seguimos viendo crímenes espantosos: hace poco una mujer le sacó
los ojos a su hijo de 5 años en un ritual satánico. Y cuando la muerte
está asociada al fanatismo o a las perversiones del poder, cuando se
inspira en la venganza y el odio desenfrenado, la extracción ocular es
un mensaje para amedrentar a otros y comunicarles el alto precio que
pagó la víctima por sus actos. Es un recado de fácil comprensión ¿acaso
no decimos “en esa tienda te sacan los ojos” o “eso cuesta un ojo de la
cara” cuando el precio es exorbitante? En este punto vale preguntarse
¿Será casual que Robert Serra y Eliecer Oteyza fueron asesinados con
encono y a ambos les sacaron los ojos? ¿Para quién o quienes era ese
mensaje? ¿Qué hicieron para pagar ese precio? ¿Cuál es el significado de
propinarle más de 30 disparos a José Odremán? Es claro que el mensaje
no era para la oposición y quizás ello explique porque algunos
colectivos armados se han declarado en “pié de guerra”.
¿Contra quién es la guerra? Esos colectivos saben perfectamente bien
quien ha asesinado a los suyos y el gobierno sabe también a quienes han
asesinado ellos. Es decir, la oposición no tiene velas en ese entierro y
acusar a los paramilitares es simplemente ridículo, los homicidas en
todos los casos eran escoltas y/o tenían credenciales policiales.
Incluso, poco antes de ser acribillado, Odremán responsabilizó al
Ministro Rodríguez Torres -a la sazón- subalterno de Nicolás Maduro y
compinche de Diosdado Cabello. De pronto, uno se pregunta ¿en manos de
quien está la seguridad de los venezolanos? Es natural que en ciertos
círculos de nuestras FAN exista preocupación por un eventual desenlace
que amenace la paz y la institucionalidad de la República. Esta
situación enciende las alarmas en la sociedad democrática y alerta a
otros países que saben el costo de alentar a grupos irregulares para
enfrentar a otros. En Colombia –por ejemplo- el ELN y las Autodefensas
Unidas nacieron ante la mirada complaciente del Estado, luego se
hicieron incontrolables y coprotagonizaron con las FARC esa dolorosa
historia de violencia política y narcotráfico que ha azotado a esa
Nación durante décadas, con un saldo de víctimas desolador. En
Venezuela, es ahora cuando el gobierno siente las consecuencias de
“criar cuervos”… Es hora de exigirle honestidad y responsabilidad,
aunque sea “pedir peras al olmo”.
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