Mario Szichman/Nueva York/especial para TalCual
Ningún gobierno integrante de la Organización de
Países Exportadores de Petróleo exigió con más contundencia que el de Venezuela
drásticos cortes a la producción de crudo durante el pasado 27 de noviembre en
Viena. Y con sobradas razones, dijo Daniel Yergin en las páginas de opinión
de The Wall Street Journal.
Entre los países más afectados
por el derrumbe de los precios de petróleo, indicó el analista, figuran los
“have nots,” aquellos en mala situación financiera debido a una combinación de
escasas reservas, y de presupuestos imposibles de financiar.
En tanto las naciones prósperas
del cartel, como Arabia Saudí, Qatar, Kuwait y los Emiratos Árabes Unidos han
acumulado reservas por casi dos billones de dólares, Venezuela, junto con Irán,
Nigeria, Argelia y Nigeria, viven endeudados a raíz de sus desaforados gastos.
Pero ninguno está peor que Venezuela, indicó Yergin.
En una época uno de los
principales productores de petróleo, la nación sudamericana depende ahora de
las ventas de crudo para amortizar un 65 por ciento de los gastos
gubernamentales.
Lamentablemente “su producción ha
caído en una tercera parte desde el 2000”, cuando llegó al poder el presidente
Hugo Chávez Frías. “Debido a un flagrante, inadecuado manejo de su
administración”, añadió el analista, “la economía de Venezuela ya está
(sumergida) en el caos, su sistema político se halla en crisis, y aumenta el
malestar social”.
A eso se añade un nuevo elemento
que restaría ingresos al estado venezolano. “Venezuela sería el principal
perdedor si el oleoducto Keyxtone XL es construido”. Ese oleoducto
transportaría crudo procedente de las arenas bituminosas de Canadá, y “podría
desplazar al crudo pesado venezolano de su principal mercado: las refinerías de
la Costa del Golfo, en Estados Unidos”.
Otra nación con graves problemas
es Irán, que depende del petróleo para financiar al menos la mitad de su
presupuesto. A eso se suma que las sanciones dispuestas por Europa occidental y
Estados Unidos contra el régimen de Teherán a raíz de su programa nuclear, han reducido
a la mitad sus exportaciones de crudo.
UN CAMBIO DE ENFOQUE
Varios factores han alterado el mercado petrolero a nivel mundial, y ante esa situación, la decisión de la OPEP de ceñirse a sus cuotas de producción de 30 millones de barriles diarios es producto de las nuevas reglas del juego.
Varios factores han alterado el mercado petrolero a nivel mundial, y ante esa situación, la decisión de la OPEP de ceñirse a sus cuotas de producción de 30 millones de barriles diarios es producto de las nuevas reglas del juego.
La demanda de crudo por parte de
China y otras economías emergentes ha pasado a segundo plano, dijo el experto.
El gobierno de Beijing, por ejemplo, ha venido disminuyendo su demanda de
petróleo ante una fuerte desaceleración de su economía.
De todas maneras, dijo Yergin, el
ingrediente decisivo es que desde el 2008, Estados Unidos aumentó su producción
en un 80 por ciento, a nueve millones de barriles diarios, y vende ahora más
petróleo que cualquier otra nación de la OPEP, con excepción de Arabia Saudí.
Por otra parte, cuenta con un
vecino amistoso que empieza a nadar en petróleo: Canadá, cuyo crudo proveniente
de arenas bituminosas era previamente costoso de extraer. Y no se debe obviar
otro factor: Arabia Saudí.
En lugar de rasgarse las
vestiduras, o las sábanas que usan para vestirse, los jeques saudíes decidieron
sumarse a la bonanza o al menos acrecentar su cuota en el mercado
norteamericano bajando la cotización de su crudo. Esa amistad no es solo
provechosa a nivel comercial, sino estratégico. Pues de manera oblicua
contribuye a poner contra las cuerdas a su principal enemigo, Irán, y a uno de
sus aliados, Venezuela.
Pero Yergin alertó que no se ha
dicho la última palabra. “Nuevas perturbaciones o crisis geopolíticas en el
Medio Oriente o en el Norte de África o en cualquier otra parte, podrían
acrecentar otra vez los precios del crudo”, alertó. Por ahora, nadie cree que
en el futuro inmediato el crudo pase de los 100 dólares por barril, como lo
reclama en Venezuela el gobierno de Nicolás Maduro.
Vía Tal Cual
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