En: http://www.lapatilla.com/site/2014/12/05/el-chavismo-criminaliza-a-la-disidencia/
Nicolás Maduro cerrará su segundo año de mandato fortaleciendo uno de
los ejes fundamentales del chavismo en 16 años de revolución: la
persecución política contra la oposición. La presión constante contra
sus dirigentes cuenta con el apoyo total de la Fiscalía y el Tribunal
Supremo, que en nueve años no ha dictado una sola sentencia en contra de
los intereses gubernamentales, así lo publicó El Mundo
Daniel Lozano/ Especial para EL MUNDO Caracas
Poco importa el sustantivo elegido para la caza del antichavista:
magnicidio, golpe de estado, guerra económica, atentado, veneno,
instigación o conspiración. Precisamente ésta es la acusación que el
pasado miércoles elevó el Ministerio Público contra la ex diputada María
Corina Machado, una más entre la veintena de líderes y dirigentes
opositores cercados por el chavismo.
“Mi defensa solicitó a la Fiscalía que pide a Google un reporte, que
certifica la falsedad de los correos. Fui citada por magnicidio y salí
imputada por conspiración, cada día un delito nuevo”, insistió Machado.
Destituida en marzo por el presidente de la Asamblea en una maniobra
calificada por juristas como inconstitucional, la opositora desplegó de
nuevo su discurso sin cortapisas: “Convoco a todos los venezolanos a
luchar cívica y pacíficamente. Yo no me entrego, ninguno se entrega.
Nosotros enfrentamos la infamia con la verdad”. “Lo de María Corina es
la más viva expresión de la criminalización de la disidencia”.
“El expediente en mi contra es grotesco, parece que lo hicieron
porque pensaban que yo no iría”, recalcó ayer la presidenta de Vente
Venezuela, 24 horas después de eludir la cárcel y tras ser acusada por
la Fiscalía de conspiración por unos correos electrónicos enviados desde
la cuenta de la exparlamentaria. Este delito conlleva una pena de 8 a
16 años de cárcel.
Citada por magnicidio
“Mi defensa solicitó a la Fiscalía que pide a Google un reporte, que
certifica la falsedad de los correos. Fui citada por magnicidio y salí
imputada por conspiración, cada día un delito nuevo”, insistió Machado.
Destituida en marzo por el presidente de la Asamblea en una maniobra
calificada por juristas como inconstitucional, la opositora desplegó de
nuevo su discurso sin cortapisas: “Convoco a todos los venezolanos a
luchar cívica y pacíficamente. Yo no me entrego, ninguno se entrega.
Nosotros enfrentamos la infamia con la verdad”.
“Lo de María Corina es la más viva expresión de la criminalización de
la disidencia”, enfatizó Blanca Rosa Mármol, ex magistrada del Supremo y
buena conocedora de los entresijos judiciales del chavismo.
Al otro lado, Luis Ortega, fiscal general, justificó al ministerio
público asegurando que sólo realizan “persecución penal” y sosteniendo
que “la ley no establece persecución política. En la práctica, tampoco
lo hacemos. Hay que revisar la conducta que desarrolla cada una de las
personas”.
Los hechos cuestionan las palabras de Ortega, incluso el listado es
tan extenso que se necesitaría un especial en este periódico para
desarrollar en profundidad cada uno de los casos. A saber: Leopoldo
López, líder del ala radical de la oposición, que lleva 10 meses en
prisión pese a los exhortos de Naciones Unidas para que sea liberado;
Daniel Ceballos, alcalde de San Cristóbal, la ciudad rebelde, destituido
de su cargo y acusado de rebelión civil, desacato y agavillamiento; y
Enzo Scarano, primer edil de San Diego, también sacado de su alcaldía a
la fuerza tras ser señalado por desacato.
Los dos alcaldes fueron sustituidos por sus mujeres tras arrasar en
las elecciones forzadas por Caracas. Los tres permanecen encarcelados en
la prisión militar de Ramo Verde y los tres han denunciado malos
tratos.
La diputada María Aranguren fue apartada del Parlamento por
corrupción, cuando el oficialismo necesitaba su voto para sacar adelante
la Ley Habilitante. Richard Mardo y Juan Carlos Caldera recibieron
parecidas acusaciones, que niegan, y se vieron obligados a renunciar a
sus escaños. También presionan al gobernador ex chavista Henri Falcón
con parecidas artimañas.
Para el ex candidato presidencial Henrique Capriles se reservó el
delito de incitación a la violencia y para el alcalde Ramón Muchacho y
el diputado Julio Borges, la siempre manida amenaza de traición a la
Patria. Para los primeros ediles Carlos Ocariz, Gerardo Blyde y David
Smolanski se reservaron distintas acusaciones políticas ante el Supremo.
¿Objetivo de todo este entramado? “Mantener a los opositores bajo
sospecha permanente con procesos y causas abiertas”, resumió para El
Nacional el politólogo Ángel Álvarez.
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