Por Amado Fuguet V.-
Los agentes económicos internos y externos no ven señales claras que permitan percibir alguna luz al final del oscuro túnel en que se encuentra la economía venezolana.
Aunque con las cancelaciones del último trimestre a los tenedores de bonos se les disipó en alguna medida el temor de un default en los pagos internacionales al menos durante 2015, existen dudas sobre la capacidad del gobierno para superar los desequilibrios macroeconómicos.
Según un informe de Bank of America sobre Venezuela, el gran ajuste hecho por el país se ha concentrado en la reducción de las importaciones en un 33% en los últimos dos años. Pero ante la disminución de los precios del petróleo, se esperan ajustes de otro tenor.
Refiere que los tenedores de bonos se preguntan qué tipo de medidas se tomarán en este nuevo contexto, cuándo se comunicarán y en qué momento se aplicarán. Su analista de Venezuela, Francisco Rodríguez, ha sugerido que los pagos externos se mantendrán, pero espera que eventualmente se produzca una devaluación.
Rodríguez calcula que con la caída del petróleo, se necesitarían al menos 26 mil millones de dólares para financiar los actuales niveles de importaciones.
Otros analistas consideran que las autoridades están comprando tiempo para correr la arruga y así evitar medidas de ajuste con un alto costo político en la antesala de unas elecciones parlamentarias planteadas para 2015, en las cuales las encuestas no favorecen al gobierno, justamente por el impacto de la crisis económica signada por inflación, escasez y estancamiento.
Algunas de las medidas generan fondos a corto plazo, pero resultan en pérdidas o serán perjudiciales a mediano plazo. Esta semana, por ejemplo, se anunció una operación de venta a Goldman Sachs de un paquete de acreencias que Venezuela tenía por 4 mil millones de dólares con República Dominicana, por petróleo vendido a través del sistema de Petrocaribe.
Según la versión de El Nuevo Herald, Venezuela recibiría, luego del descuento, 1.750 millones de dólares.
Según Barclays, la compra de tiempo se fundamenta en la obtención de unos 16 mil millones de dólares que provendrían de la combinación de operaciones que van desde la venta de Citgo, el canje de las acreencias con Petrocaribe, y financiamientos de China, entre otros.
Por otra parte, varios expertos petroleros han advertido la gran desventaja que significa la venta de Citgo para las futuras colocaciones de petróleo pesado de la Faja del Orinoco, que encontraban mercado a través de la red de refinerías de esta empresa hasta ahora propiedad de PDVSA.
También, el gobierno venezolano ha dado algunos pasos para consolidar las reservas internacionales, que hasta ahora estaban repartidas entre distintos mecanismos, como el Fondo Chino, Fonden y Bandes. Pero esto no tendría mayor significación real, ya que estas reservas, aún sumadas, han ido cayendo. Al cierre de 2012 se ubicaban en 62 mil millones de dólares, hace un año estaban en 43 mil millones y en el primer semestre de este año ya habían declinado a 38 mil millones de dólares.
Así como existen incógnitas internacionales, las preguntas son mayores entre los venezolanos, que observan a diario un incremento del dólar paralelo que se aleja cada vez más de las tasas oficiales, superando cualquiera de las estimaciones hechas hace un par de meses. El Presidente Maduro ha dicho que vienen algunas medidas cambiarias, específicamente en torno al funcionamiento del Sicad II, que durante las últimas semanas ha registrado baja actividad.
Otra de las grandes interrogantes se concentra en la escalada inflacionaria. Los consumidores tratan de proyectar hasta dónde llegará la inflación, que este año estaría cerrando en torno al 70%. Los economistas han dicho que podría estar sobre el 100% en 2015. Algunos de ellos pronostican que podría ubicarse en 120% (Pedro Palma) e incluso en 140% (Tamara Herrera), lo que sería el doble de este año.
La fuente principal de estos cálculos se atribuye a la forma como se está financiando el déficit fiscal del sector público consolidado, que este año, según cifras oficiales, equivale al 16% del PIB. Hace un año se esperaba que bajara al 7% para evitar sus efectos nocivos.
El problema parte de los permisos que se le otorgaron al Banco Central en mayo de 2010. Desde entonces, el principal causante del déficit, PDVSA, para cubrir el hueco, ha estado acudiendo al BCV con papeles para recibir bolívares que luego son trasladados al torrente de liquidez, sin respaldo. Ese dinero no encuentra respaldo en la oferta, lo que genera inflación y otras distorsiones. “Esta reforma ha generado un desorden fiscal monetario, causa del actual ambiente inflacionario, de los problemas de abastecimiento y de la volatilidad en el mercado cambiario”, ha dicho en diferentes foros y medios de comunicación, el presidente del Consejo de Economía Nacional, Efraín Velásquez.
En las últimas dos semanas el gobierno ha hecho algunos anuncios y reformas legales, como el aumento a determinados impuestos, y medidas para reducir algunos gastos suntuarios. Pero lucen insuficientes ante el tamaño del déficit.
Los agentes económicos internos y externos no ven señales claras que permitan percibir alguna luz al final del oscuro túnel en que se encuentra la economía venezolana.
Aunque con las cancelaciones del último trimestre a los tenedores de bonos se les disipó en alguna medida el temor de un default en los pagos internacionales al menos durante 2015, existen dudas sobre la capacidad del gobierno para superar los desequilibrios macroeconómicos.
Según un informe de Bank of America sobre Venezuela, el gran ajuste hecho por el país se ha concentrado en la reducción de las importaciones en un 33% en los últimos dos años. Pero ante la disminución de los precios del petróleo, se esperan ajustes de otro tenor.
Refiere que los tenedores de bonos se preguntan qué tipo de medidas se tomarán en este nuevo contexto, cuándo se comunicarán y en qué momento se aplicarán. Su analista de Venezuela, Francisco Rodríguez, ha sugerido que los pagos externos se mantendrán, pero espera que eventualmente se produzca una devaluación.
Rodríguez calcula que con la caída del petróleo, se necesitarían al menos 26 mil millones de dólares para financiar los actuales niveles de importaciones.
Otros analistas consideran que las autoridades están comprando tiempo para correr la arruga y así evitar medidas de ajuste con un alto costo político en la antesala de unas elecciones parlamentarias planteadas para 2015, en las cuales las encuestas no favorecen al gobierno, justamente por el impacto de la crisis económica signada por inflación, escasez y estancamiento.
Algunas de las medidas generan fondos a corto plazo, pero resultan en pérdidas o serán perjudiciales a mediano plazo. Esta semana, por ejemplo, se anunció una operación de venta a Goldman Sachs de un paquete de acreencias que Venezuela tenía por 4 mil millones de dólares con República Dominicana, por petróleo vendido a través del sistema de Petrocaribe.
Según la versión de El Nuevo Herald, Venezuela recibiría, luego del descuento, 1.750 millones de dólares.
Según Barclays, la compra de tiempo se fundamenta en la obtención de unos 16 mil millones de dólares que provendrían de la combinación de operaciones que van desde la venta de Citgo, el canje de las acreencias con Petrocaribe, y financiamientos de China, entre otros.
Por otra parte, varios expertos petroleros han advertido la gran desventaja que significa la venta de Citgo para las futuras colocaciones de petróleo pesado de la Faja del Orinoco, que encontraban mercado a través de la red de refinerías de esta empresa hasta ahora propiedad de PDVSA.
También, el gobierno venezolano ha dado algunos pasos para consolidar las reservas internacionales, que hasta ahora estaban repartidas entre distintos mecanismos, como el Fondo Chino, Fonden y Bandes. Pero esto no tendría mayor significación real, ya que estas reservas, aún sumadas, han ido cayendo. Al cierre de 2012 se ubicaban en 62 mil millones de dólares, hace un año estaban en 43 mil millones y en el primer semestre de este año ya habían declinado a 38 mil millones de dólares.
Así como existen incógnitas internacionales, las preguntas son mayores entre los venezolanos, que observan a diario un incremento del dólar paralelo que se aleja cada vez más de las tasas oficiales, superando cualquiera de las estimaciones hechas hace un par de meses. El Presidente Maduro ha dicho que vienen algunas medidas cambiarias, específicamente en torno al funcionamiento del Sicad II, que durante las últimas semanas ha registrado baja actividad.
Otra de las grandes interrogantes se concentra en la escalada inflacionaria. Los consumidores tratan de proyectar hasta dónde llegará la inflación, que este año estaría cerrando en torno al 70%. Los economistas han dicho que podría estar sobre el 100% en 2015. Algunos de ellos pronostican que podría ubicarse en 120% (Pedro Palma) e incluso en 140% (Tamara Herrera), lo que sería el doble de este año.
La fuente principal de estos cálculos se atribuye a la forma como se está financiando el déficit fiscal del sector público consolidado, que este año, según cifras oficiales, equivale al 16% del PIB. Hace un año se esperaba que bajara al 7% para evitar sus efectos nocivos.
El problema parte de los permisos que se le otorgaron al Banco Central en mayo de 2010. Desde entonces, el principal causante del déficit, PDVSA, para cubrir el hueco, ha estado acudiendo al BCV con papeles para recibir bolívares que luego son trasladados al torrente de liquidez, sin respaldo. Ese dinero no encuentra respaldo en la oferta, lo que genera inflación y otras distorsiones. “Esta reforma ha generado un desorden fiscal monetario, causa del actual ambiente inflacionario, de los problemas de abastecimiento y de la volatilidad en el mercado cambiario”, ha dicho en diferentes foros y medios de comunicación, el presidente del Consejo de Economía Nacional, Efraín Velásquez.
En las últimas dos semanas el gobierno ha hecho algunos anuncios y reformas legales, como el aumento a determinados impuestos, y medidas para reducir algunos gastos suntuarios. Pero lucen insuficientes ante el tamaño del déficit.
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