RONALD EVANS MÁRQUEZ | EL UNIVERSAL
viernes 11 de noviembre de 2011 12:00 AM
El kirsch es un licor blanco transparente, tipo brandy, que se obtiene de las cerezas (la palabra kirsch es en realidad un diminutivo de kirschwasser, que literalmente significa "agua de cereza" ) y es producido en Alemania, Francia y Suiza. En realidad el licor es horroroso para beber pero lo recomiendan como parte de la receta para preparar un buen fondue (por lo menos eso me metió en la cabeza una buena cocinera). Veleidades pequeñoburguesas. Es bastante difícil de conseguir, incluso en el exterior. Cada vez que viajo, lo busco afanosamente sin resultado.
Sucede que como cosa rara, se consigue sin problema en la República Bolivariana de Venezuela. Cada vez que lo necesito, voy al Oltremare en los Palos Grandes y allí lo tienen. Lo que no tienen es leche Camprolac ni ninguna otra leche en polvo. Llevo días recorriendo supermercados y farmacias sin éxito. Toda mi familia dedicada a la "búsqueda del tesoro", mientras yo aprovecho y compro a hurtadillas quesos importados y otras delicateses en mis supermercados favoritos. Al final, viendo mi desespero de que no conseguía la leche en polvo para mis hijos, uno de los dependientes de uno de estos negocios (que ya una vez me vendió un pote de Mazeite escondido en una bolsita marrón como si tratara de caviar o droga o una botella de Pampero un día domingo) gentilmente se ofreció a conseguirme unos potes con unos buhoneros en Petare a "precio de mercado libre".
Al día siguiente el mandado estaba hecho y yo más feliz que si hubiese comprado la botellita de kirsch. ¿Esto será lo que llaman el capitalismo comunal? Saliendo del establecimiento con el corazón batiendo de alegría, no pude dejar de pensar que en el socialismo del siglo XXI la leche en polvo es el kirsch bolivariano. Externalidades del sistema, diría un economista neoliberal.
Sucede que como cosa rara, se consigue sin problema en la República Bolivariana de Venezuela. Cada vez que lo necesito, voy al Oltremare en los Palos Grandes y allí lo tienen. Lo que no tienen es leche Camprolac ni ninguna otra leche en polvo. Llevo días recorriendo supermercados y farmacias sin éxito. Toda mi familia dedicada a la "búsqueda del tesoro", mientras yo aprovecho y compro a hurtadillas quesos importados y otras delicateses en mis supermercados favoritos. Al final, viendo mi desespero de que no conseguía la leche en polvo para mis hijos, uno de los dependientes de uno de estos negocios (que ya una vez me vendió un pote de Mazeite escondido en una bolsita marrón como si tratara de caviar o droga o una botella de Pampero un día domingo) gentilmente se ofreció a conseguirme unos potes con unos buhoneros en Petare a "precio de mercado libre".
Al día siguiente el mandado estaba hecho y yo más feliz que si hubiese comprado la botellita de kirsch. ¿Esto será lo que llaman el capitalismo comunal? Saliendo del establecimiento con el corazón batiendo de alegría, no pude dejar de pensar que en el socialismo del siglo XXI la leche en polvo es el kirsch bolivariano. Externalidades del sistema, diría un economista neoliberal.
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