Por Juan Carlos Zapata
Juan Carlos Escotet les ha dejado a sus colegas banqueros cierta premonición: los estatutos no prohíben que un funcionario de la banca estatal ocupe la presidencia de la Asociación Bancaria. ¿Por qué lo ha dicho? ¿Por qué la advertencia justo cuando renuncia? ¿Por qué marcharse cuando le faltaban apenas tres meses para finalizar el periodo? ¿Es tan insoportable la situación interna en el gremio bancario? ¿Así están d e divididos los banqueros? ¿Ha estado alguna vez más dividido que ahora?
Vale la pena recordar algunos episodios de la historia reciente.
1-La OPA del Banco de Venezuela. El empresario de los seguros Orlando Castro y el joven corredor Juan Carlos Escotet contra toda la banca tradicional. En 1990 se abrieron heridas que jamás cerraron. Castro y Escotet lograron que José Alvarez Stelling –en contra de la opinión de sus más cercanos colaboradores- se les aliara, por lo cual termina adquiriendo el Banco de Venezuela, poniéndose en contra de los banqueros tradicionales –club al que pertenecía-, decretando su propia muerte.
2-Crisis financiera. Hay elementos estructurales que la ocasionan. Pero las heridas anteriores más la revancha del calderismo contra el grupo del Banco Latino (Tinoco-Gómez López, Carlos Andrés Pérez, Cisneros) en el que se involucran los náufragos del Banco de Venezuela, más los banqueros aliados del gobierno de Caldera recién montado, potencian la crisis. Divisiones internas de los banqueros terminan por estallar la burbuja. Por tanto, cae el 50% del sistema. A década y media de aquello, un banquero reconoci&oacu te; que otro lo amenazó con pegarle unos tiros y mandarlo al otro mundo. Hace unos meses, el banquero amenazado le dio un crédito al que lo amenazó. En la crisis, a la banca le quedaron pocos líderes gremiales de peso. Tal vez Marturet, Nogueroles e Ignacio Salvatierra. (Los tres dirigieron el gremio en su momento). Alvarez Stelling cayó y desapareció del mapa. Más nunca volvió al país. En este periodo, entra la banca extranjera, en particular los grupos BBVA, Santander, y CorpBanca.
3-Campaña electoral de 1998. Unos banqueros se refugian en la candidatura de Henrique Salas Romer. Otros en la de Hugo Chávez, entre ellos Escotet. Plata para allá. Plata para acá. Con Salas Romer, los tradicionales. Con Chávez los emergentes. Escotet, librado de la crisis, ahora despuntando con Banesco, reconoció que para él Chávez significaba una especie de refugio. Si ganaba Salas Romer, los tradicionales tomarían venganza. Los que habían apostado a la candidatura del defenestrado Luis Alfaro Ucero, Ar&ia cute;stides Maza Tirado y Víctor Gill Ramírez, también tomaron la ruta de Chávez.
4-Primera etapa del gobierno de Chávez. Hay banqueros que viajan con Chávez. Lo respaldan en actos públicos. Otros se mantienen al margen. Otros entran a comprar. Es el despegue de Escotet con el Unión, con Unibanca, con el Banesco que ahora es. También es la consolidación de Víctor Vargas Irausquín con el BOD. Se venden y se compran bancos como en botica. Víctor Gill vende y compra. Maza Tirado se afianza como grupo regional, después alcanzará la presidencia de la Asociación Bancaria.< span style="font-size:11.0pt;font-family:"Calibri","sans-serif";color:#2A2A2A">
5-Seguna etapa. Viene el 11 de abril de 2002. Firma Ignacio Salvatierra el decreto de Pedro Carmona Estanga. Es presidente de la Asociación Bancaria. La banca al desnudo. Viene el paro empresarial de diciembre de 2002. Escotet, socio de Salvatierra en ese momento, propone que los banqueros se sumen al paro. Saltan, oponiéndose, Vargas Irausquín, Víctor Gill y Maza Tirado, quienes conforman un trío de aliados. La banca dividida, va al paro.
6-Tercera etapa con el gobierno de Chávez. Vienen los papeles. Los bonos. Ya no hay puntos intermedios: o se es o no aliado. Pero no es de banqueros estar en contra del Gobierno. Pasa que suben los precios del petróleo y hay tanta plata, que ministros de Finanzas, tesoreros nacionales, banqueros públicos, directores de crédito público, y cuanto funcionario tenga acceso a decisiones, quieren parte del botín. A ellos se suman banqueros, ayudan a esos funcionarios porque ayudándolos se ayudan a sí mismo a protegerse, a conso lidar operaciones, a hacer rentables las instituciones. Es el periodo de la fiesta con los bonos del sur, las notas estructuras, bonos de la República. La banca se empapela. Unos bancos más que otros. Unos son más preferidos que otros. El gremio se decanta por el liderazgo de la nueva generación, por Maza Tirado, por Gill Ramírez, por Vargas Irausquín y al final por Escotet. Hay focos de lucha que desgastan: Carlos Gill contra Eligio Cedeño, éste recién ha dado el salto de operador de casa de corretaje a banquero. Cedeño compra más y también entabla lucha contra la familia Azpúrua de Banpro.
7-En la cuarta etapa Chávez hace más recurrente las amenazas de estatizar la banca. Pero pocos le creen. Es que hay señales encontradas. Porque mientras él amenaza, los ministros, los tesoreros, los funcionarios, siguen montados en la fiesta; inclusive dan otro paso: respaldan directamente a algunos banqueros consolidados, y estimulan la aparición de otros nuevos. Se desata otra furia de compras, se pagan precios tan altos porque de las mismas instituciones del Gobierno circula el dinero para adquirir los bancos. Venezuela es el paraíso. Los bolioperadores operan en un campo minero. Uno dice: aquí se le da con el pie a una piedra y debajo de ella hay un montón de dólares. Se amasan fortunas. A los banqueros de los años 70, los 80 y los 90, aquello les parece una barbaridad. ¿Qué pueden hacer? Callar. Hacerse la vista gorda. Y entonces los bolibanqueros, los boliburgueses, parece que toman el control. Se llega a especular que Ricardo Fernández Barrueco puede ser el próximo presidente de la Asociación Bancaria. Pero ascienden Vargas Irausquín y Victor Gill. Ellos, amigos, uno en la Asociación Bancaria, otro en el Consejo Bancario. En esa etapa frenética, el gremio es un ente paralizado. Ni una advertencia. Nada. Más tarde es que aparece la figura de Escotet tomando las riendas. Vargas sube al Consejo Bancario. No le gusta la decisión. Anda molesto con Escotet. Que por esos días ha tenido que hacerle fren te a un ataque, a una corrida contra Banesco, dicen que originada en las mismas filas del Gobierno. El se ha ganado un enemigo del poder, Diosdado Cabello. Chávez aclara que su gobierno no tumba bancos. Luego la nueva Ley elimina el Consejo Bancario.
8-La quinta etapa es la caída de los bolibanqueros. Revienta la cuerda. No caen por bolibanqueros sino porque aspiran a más, a comprar más, a querer más, incluso cuotas de poder, pues cada quien encuentra en el Gobierno, en el Parlamento, en la Fuerza Armada, en la estructura de poder chavista, un aliado, un protector. En la purga de los boliburgueses, cae uno tradicional: Nelson Mezerhane del Banco Federal. No cae por rico ni banquero, sino por socio del canal Globovisión; o sea, por opositor. Ocurre lo impensable. El gremio, con Escotet y Vargas a la cabeza, justifican la caída del Federal. Llueven críticas. Hay banqueros que mutan.Vargas –que ha comprado CorpBanca y se consolida entre los primeros del ranking bancario- llega a declarar que él, como trata bien a su chofer, se considera socialista. Y Escotet dice no temerle al socialismo.
9-La sexta etapa es un Escotet en medio de ese terremoto. No hay duda. El gremio luce dividido. Luego viene el enfrentamiento del BBVA-Banco Provincial con Chávez. Se había dado ya la estatización del Banco de Venezuela, entidad que Vargas previamente intentaba adquirir del Grupo Santander. Vargas queda resentido: ¿pero quién podía quitarle el negocio al Gobierno? A ello se suma que no ha logrado concretar la fusión del BOD con CorpBanca. Hay desconfianza de quién puede estar presionando para que esa fusión no se d&eacut e;. Mientras, Escotet le imprime más exigencia a la Asociación. Las comisiones técnicas trabajan al máximo. Designa un director ejecutivo de elevada factura, José Grasso Vecchio. El gobierno presiona por las gavetas. Las reuniones en la Asociación son tirantes. Escotet exige que se cumplan los acuerdos. Reclama que ya no hay pactos de caballero. Se enfrenta ahora el BBVA-Provincial. Se forman grupos. Islas. Inclusive, es dejado por fuera en la reunión de los cuatro empresarios con el ex-presidente Lula en Caracas. Hace tres semanas ofrece unas declaraciones polémicas. Critica que el Sitme entrega dólares que no van al sistema productivo sino a la especulación. La especulación fue lo esgrimido por Giordani para tumbar a Econoinvest y a las demás casas de Bolsa. Y cuando Giordani lo dijo, hubo banqueros que vieron para el cielo. Resulta que la afirmación de Escotet deviene en crítica directa al BCV, a los colegas privados, y a la banca pública que con la caída de los boliburgueses, se coge casi el 40% del sistema. El BCV le reclama a Escotet que no es ella una declaración institucional. Los banqueros privados le reclaman falta de tacto político. La división gremial es mayor. Porque había bancos medianos le venían cuestionando que la cédula hipotecaria diseñada por el comité técnico de la Asociación para darle respuesta a la exigencia del gobierno para el financiamiento de las viviendas, los sacaba del juego del mercado. Era una solución u otra: o te sancionan o cumples. O te adaptas o quiebras. Mayor es la división porque ahora los bancos públicos tienen peso. En la Superintendencia de Bancos la gestión de Escotet pasaba con buenas notas.
10-¿Qué será lo que viene? ¿Es Escotet el Nostradamus de la Banca? ¿Qué está adelantando? ¿Quedará el gremio también en manos del Gobierno? En la anticipación, algunos banqueros ven una especie de venganza. Señores, esta es la situación. Vean a ver qué hacen. Este banquero ha cruzado la frontera, su grupo es una organización internacional (como el Mercantil, ajeno a esta disputa), y actúa con mayor solvencia. Los banqueros que más le adversan tiene localizados la mayor parte de sus negocios. El dice que el gremio está estructurado. Que no ha habido presiones ni del sector público ni privado. Que cumplió con las metas. Que hubo entendimiento con las autoridades financieras. Que la banca aumentó la cartera de crédito. Y que renuncia porque Banesco le exige más dedicación. Pero si sólo faltaban tres meses….La señal dice mucho más que las palabras. Es un alerta. El gremio bancario lleva dos décadas de disputa interna. Peor que cualquier partido político. Pésima señal en este escenario preelectoral
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