OSWALDO PÁEZ-PUMAR | EL UNIVERSAL
martes 22 de noviembre de 2011 12:00 AM
El delito de estafa reviste múltiples formas. Sin embargo, su esencia es una sola y es eso lo que permite establecer el tipo delictual. Para el ciudadano común el llamado "paquete chileno" es la materialización práctica del concepto teórico de la estafa. Se trata de un hábil mecanismo que sorprende la buena fe del estafado, porque le transmite la sensación de seguridad que le origina la entrega del "paquete".
El paquete es eso, un paquete aparentemente de billetes de banco, pero donde no hay sino uno solo. El resto es papel común recortado a la medida del billete. El estafado recibe el paquete de "billetes" y entrega cierta cantidad confiado en que le será devuelta porque de lo contrario el dueño del paquete perdería la posibilidad de recuperarlo.
Los billetes de banco, los de verdad, no valen nada por sí mismos, son iguales a los que pueden conformar "un paquete chileno", salvo que su tenencia permita cambiarlos por un valor diferente. Los nuestros, los emitidos por el BCV valen porque el emisor, el BCV, a su presentación debe efectuar su pago "mediante cheques, giros o transferencias sobre fondos depositados en bancos de primera clase del exterior y denominados en moneda extranjera".
El control de cambio ha hecho nula ya por casi nueve años la disposición de la ley, por lo cual los billetes del BCV se han convertido de papel moneda en moneda de papel y se parecen a los papeles que conforman el paquete chileno, con una diferencia.
La diferencia estriba en que nadie puede obligar a una persona a recibir el paquete chileno, pero los billetes del BCV son de aceptación obligatoria, es decir, no podemos negarnos a recibirlos aunque el BCV no nos los pague "mediante cheques o giros... denominados en moneda extranjera".
Diríamos que al recibirlos no puede configurarse la estafa que supone un acto voluntario del estafado, que confía en sacar mayor provecho de todos los billetes que conforman "el paquete" frente a los poquitos que prestó; y que permite concluir que el hombre de verdad honesto nunca es víctima del estafador.
¿Pero por qué los venezolanos seguimos recibiendo la moneda de papel que nos ofrece el BCV? Porque pensamos que las reservas, en oro y moneda extranjera, permitirán al final del camino que recibimos un valor real y no de papel.
Pero ahora, que se ha hecho público por el chacalito a través de los puntos de cuenta a su comandante el estado comatoso de Pdvsa, los directores del BCV se preparan a entregar a Ramírez para su dilapidación dólares a cambio de bonos de Pdvsa, por lo que los venezolanos cuando vayan a exigir a su emisor el pago de esos billetes de papel no recibirán "cheques o giros en moneda extranjera", sino otros papelitos, los bonos.
El paquete es eso, un paquete aparentemente de billetes de banco, pero donde no hay sino uno solo. El resto es papel común recortado a la medida del billete. El estafado recibe el paquete de "billetes" y entrega cierta cantidad confiado en que le será devuelta porque de lo contrario el dueño del paquete perdería la posibilidad de recuperarlo.
Los billetes de banco, los de verdad, no valen nada por sí mismos, son iguales a los que pueden conformar "un paquete chileno", salvo que su tenencia permita cambiarlos por un valor diferente. Los nuestros, los emitidos por el BCV valen porque el emisor, el BCV, a su presentación debe efectuar su pago "mediante cheques, giros o transferencias sobre fondos depositados en bancos de primera clase del exterior y denominados en moneda extranjera".
El control de cambio ha hecho nula ya por casi nueve años la disposición de la ley, por lo cual los billetes del BCV se han convertido de papel moneda en moneda de papel y se parecen a los papeles que conforman el paquete chileno, con una diferencia.
La diferencia estriba en que nadie puede obligar a una persona a recibir el paquete chileno, pero los billetes del BCV son de aceptación obligatoria, es decir, no podemos negarnos a recibirlos aunque el BCV no nos los pague "mediante cheques o giros... denominados en moneda extranjera".
Diríamos que al recibirlos no puede configurarse la estafa que supone un acto voluntario del estafado, que confía en sacar mayor provecho de todos los billetes que conforman "el paquete" frente a los poquitos que prestó; y que permite concluir que el hombre de verdad honesto nunca es víctima del estafador.
¿Pero por qué los venezolanos seguimos recibiendo la moneda de papel que nos ofrece el BCV? Porque pensamos que las reservas, en oro y moneda extranjera, permitirán al final del camino que recibimos un valor real y no de papel.
Pero ahora, que se ha hecho público por el chacalito a través de los puntos de cuenta a su comandante el estado comatoso de Pdvsa, los directores del BCV se preparan a entregar a Ramírez para su dilapidación dólares a cambio de bonos de Pdvsa, por lo que los venezolanos cuando vayan a exigir a su emisor el pago de esos billetes de papel no recibirán "cheques o giros en moneda extranjera", sino otros papelitos, los bonos.
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