ANTONIO COVA MADURO | EL UNIVERSAL
miércoles 23 de noviembre de 2011 12:00 AM
En la peor crisis del Estado Nacional los españoles decidieron entregar todo el poder a la Derecha política que, en el caso que nos ocupa, va más allá de la política: la Derecha es también una Derecha cultural a la que le costará gobernar "laicamente", si así pudiera decirse.
El partido gobernante hasta ahora -los socialistas- han recibido su peor y más contundente derrota, mientras que los ganadores -el Partido Popular- ha recibido no sólo la mayoría más abrumadora de toda su historia (de menos años que el PSOE), sino un número de diputados que le dan la capacidad de gobernar en solitario, lo que no tiene otro sentido que el que "hagan lo que hagan -o dejen de hacer- será de su exclusiva responsabilidad".
De esta maldición, Mariano Rajoy, el que ha recibido el terrible y muy delicado encargo de conducir el tren del nuevo gobierno español, está muy, pero muy consciente. Su discurso al pueblo español luego de su aplastante triunfo -quizás el mejor discurso que haya pronunciado en toda su laarga carrera política- lo expresa a gritos.
Sabe que tiene que gobernar con todo, y que ello no es posible si no es con todos. Por eso ha sido esa la frase más memorable de su discurso. Sabe, además, que quienes votaron por él -o quienes le votaron como dicen por allá- son españoles, pero con quienes tendrá que lidiar con mucha fuerza y sobrada astucia es con los mercados, para quienes España no es otra cosa que un "bocado" listo a ser macerado y eventualmente devorado.
Los españoles han votado abrumadoramente -algo más de 10 millones de votantes- por él y su Partido, pero quizás pretendían otra cosa: cobrarle duro y con saña al Partido gobernante la pesadilla que no supo -o no pudo- evitarles.
Esa misma España, la de los sanfermines y tascas y buena vida no termina de aceptar la gravísima emergencia en la que se encuentra y la mejor forma de cobrársela era votando al Partido Popular. Grave error cometería la Derecha si cree que fue un voto por todo lo que ella propone y está ansiosa por llevar a cabo.
Pero hay también otras lecturas que no deben soslayarse. La primera, que casi de 7 millones de votantes resistieron la marea de la ira y votaron socialista. Siguen allí y mostrarán sus logros cuando falta hiciere. Por suerte, Rajoy pareciera que está plenamente consciente de ello. Sobre todo pareciere consciente de que Europa "estará atentamente observando" su conducta, y quizá más todavía "su modo de conducir al país" y cuánto logra convocar también a los derrotados para la titánica tarea que se le viene encima.
Ya puesto a un lado y con firme ira, Rodríguez Zapatero reclamaba a las instituciones de la Eurozona que cumplieran con rapidez y sin vacilar las tareas que los miembros le habían fijado. En boca de Zapatero ello podía sonar a un "tarde piaste". Rajoy tendrá que comenzar con estas líneas con las que Rodríguez Zapatero terminaba su mandato.
Una segunda y muy importante lectura: los votos que el PSOE perdió fueron a su izquierda, ergo frente a la Derecha, la Izquierda sale fortalecida, aunque de buenas a primeras pudiere lucir que no. De paso, el artículo que Vargas Llosa escribiera para el diario El País de Madrid puso en primera fila a la gente de Rosa Díaz, antigua socialista y diputada tenaz, que ahora se alza con una representación quintuplicada.
Los primeros comentarios insisten en lo variado que serán las Cortes en estos años, donde quizás lo más extraño sea la vuelta triunfal de la "Izquierda abertzale", que arrincona al Partido Nacionalista Vasco (PNV) y parece alejarlo definitivamente del control de esa región. Ello consolidaría la jefatura socialista en coalición con la minoría del PP por los tiempos que vienen. Adiós Ibarretxe y similares.
La votación fue abundante, como corresponde a momentos de crisis que la población entiende como encrucijadas. Y eso a pesar del pésimo tiempo que hizo en algunas regiones. Ese fenómeno muestra un poco lo que serán nuestras elecciones del 7 de Octubre del año que rápido se aproxima.
Para el agónico gobierno de Chávez no es una buena noticia el arrollador triunfo de Rajoy. Conocemos su manifiesta hostilidad a lo que por aquí sucede y la que variados miembros de su entorno sienten por esto. En tiempos del derrumbe del clan Gadafi y de los trompicones que recibe la mafia gobernante en Siria, qué pasa en la escena internacional es una variable que jamás puede desdeñarse.
España acaba de cruzar una puerta mágica. ¿Qué le espera tras ella? Sólo el tiempo lo dirá, pero ese tiempo vuela... ¡y cobra!
El partido gobernante hasta ahora -los socialistas- han recibido su peor y más contundente derrota, mientras que los ganadores -el Partido Popular- ha recibido no sólo la mayoría más abrumadora de toda su historia (de menos años que el PSOE), sino un número de diputados que le dan la capacidad de gobernar en solitario, lo que no tiene otro sentido que el que "hagan lo que hagan -o dejen de hacer- será de su exclusiva responsabilidad".
De esta maldición, Mariano Rajoy, el que ha recibido el terrible y muy delicado encargo de conducir el tren del nuevo gobierno español, está muy, pero muy consciente. Su discurso al pueblo español luego de su aplastante triunfo -quizás el mejor discurso que haya pronunciado en toda su laarga carrera política- lo expresa a gritos.
Sabe que tiene que gobernar con todo, y que ello no es posible si no es con todos. Por eso ha sido esa la frase más memorable de su discurso. Sabe, además, que quienes votaron por él -o quienes le votaron como dicen por allá- son españoles, pero con quienes tendrá que lidiar con mucha fuerza y sobrada astucia es con los mercados, para quienes España no es otra cosa que un "bocado" listo a ser macerado y eventualmente devorado.
Los españoles han votado abrumadoramente -algo más de 10 millones de votantes- por él y su Partido, pero quizás pretendían otra cosa: cobrarle duro y con saña al Partido gobernante la pesadilla que no supo -o no pudo- evitarles.
Esa misma España, la de los sanfermines y tascas y buena vida no termina de aceptar la gravísima emergencia en la que se encuentra y la mejor forma de cobrársela era votando al Partido Popular. Grave error cometería la Derecha si cree que fue un voto por todo lo que ella propone y está ansiosa por llevar a cabo.
Pero hay también otras lecturas que no deben soslayarse. La primera, que casi de 7 millones de votantes resistieron la marea de la ira y votaron socialista. Siguen allí y mostrarán sus logros cuando falta hiciere. Por suerte, Rajoy pareciera que está plenamente consciente de ello. Sobre todo pareciere consciente de que Europa "estará atentamente observando" su conducta, y quizá más todavía "su modo de conducir al país" y cuánto logra convocar también a los derrotados para la titánica tarea que se le viene encima.
Ya puesto a un lado y con firme ira, Rodríguez Zapatero reclamaba a las instituciones de la Eurozona que cumplieran con rapidez y sin vacilar las tareas que los miembros le habían fijado. En boca de Zapatero ello podía sonar a un "tarde piaste". Rajoy tendrá que comenzar con estas líneas con las que Rodríguez Zapatero terminaba su mandato.
Una segunda y muy importante lectura: los votos que el PSOE perdió fueron a su izquierda, ergo frente a la Derecha, la Izquierda sale fortalecida, aunque de buenas a primeras pudiere lucir que no. De paso, el artículo que Vargas Llosa escribiera para el diario El País de Madrid puso en primera fila a la gente de Rosa Díaz, antigua socialista y diputada tenaz, que ahora se alza con una representación quintuplicada.
Los primeros comentarios insisten en lo variado que serán las Cortes en estos años, donde quizás lo más extraño sea la vuelta triunfal de la "Izquierda abertzale", que arrincona al Partido Nacionalista Vasco (PNV) y parece alejarlo definitivamente del control de esa región. Ello consolidaría la jefatura socialista en coalición con la minoría del PP por los tiempos que vienen. Adiós Ibarretxe y similares.
La votación fue abundante, como corresponde a momentos de crisis que la población entiende como encrucijadas. Y eso a pesar del pésimo tiempo que hizo en algunas regiones. Ese fenómeno muestra un poco lo que serán nuestras elecciones del 7 de Octubre del año que rápido se aproxima.
Para el agónico gobierno de Chávez no es una buena noticia el arrollador triunfo de Rajoy. Conocemos su manifiesta hostilidad a lo que por aquí sucede y la que variados miembros de su entorno sienten por esto. En tiempos del derrumbe del clan Gadafi y de los trompicones que recibe la mafia gobernante en Siria, qué pasa en la escena internacional es una variable que jamás puede desdeñarse.
España acaba de cruzar una puerta mágica. ¿Qué le espera tras ella? Sólo el tiempo lo dirá, pero ese tiempo vuela... ¡y cobra!
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