MIGUEL BAHACHILLE M. | EL UNIVERSAL
lunes 7 de noviembre de 2011 12:00 AM
Mientras la sociedad venezolana se atiborra a diario por los múltiples y complejos conflictos que la afligen, el régimen, para justificar su fracaso, echa mano a uno de los artilugios de manipulación de cerebros más extraordinarios de los últimos 40 años: las encuestas, sobre todo de opinión. A través de ellas se estipulan emociones, hábitos, preferencias individuales y colectivas. La práctica indica que los estudiosos de conciencias tienden a compensar al contratante del sondeo con los resultados por él anhelados.
La encuesta, si bien es un instrumento científico de configuración de datos, no puede ser neutral. Por su misma naturaleza se ocupa de hábitos e intenciones humanas que el encuestador con su formulación logra supeditar a referencias modeladas por el contratante. ¿Quiénes pagan las encuestas de GIS XXI, IVAD, Hinterlaces y Datanálisis? Hacer una encuesta es de por sí acto de política social. El investigador de opinión de grupos, por las razones que fueren, sugiere cuál debe ser la actitud mental del encuestado de modo que cale determinada promesa de acción futura. Más aún, el ejercicio de las encuestas está integrado a una industria, la de la conciencia, aunque no forme parte del negocio de producción de bienes.
Valdría la pena estudiar la filiación y relación de la mayoría de las encuestadoras con el poder. Por ejemplo, para el señor Chacón, presidente de GIIS XXI, la pobreza, desempleo, inseguridad, carestía, inflación, entre muchos bretes, nada significan ante la presencia imponente del neo quijote. ¿En cuáles escenarios se realizan los encuentros encuestador-encuestado para que se refleje una intención de voto a favor de Chávez de 60%? En otras palabras, en esos lugares el pueblo no sólo acepta tranquilamente la degradación sistemática de su estándar de vida sino que además refuerza los lazos con su destructor.
Otras variantes que condicionan las tendencias del elector son el miedo y la esperanza. ¿Por qué persiste el régimen en cerrar Globovisión? Muchos concuerdan en que la confluencia de las encuestas y la televisión, por su notable influencia en la disposición de las masas, ha relegado a la obsolescencia el estilo tradicional de la política. Chávez, como candidato en 1998, puede dar testimonio de ello; escaló vertiginosamente en política gracias al apoyo chocarrero de muchos periodistas y medios que, por cierto, ahora son hostigados porque lo adversan.
Hay que tener sumo cuidado con la trampa de muchos encuestadores que se esmeran por legitimar determinados candidatos y temas mientras desechan a otros postulantes y temas relevantes. Por ejemplo, el Presidente manipula su enfermedad como acicate para propiciar apoyos indulgentes mientras desestima sus funciones de Estado. El mal, ya inexistente según sus mismas afirmaciones, es un tema que encaja cabalmente en el escenario de manipulación de algunos encuestadores que hasta osan hablar de un vínculo religioso del Presidente con el pueblo.
Cuando algún encuestador pregunta cuál de los candidatos de la oposición está en mejores condiciones de enfrentar a Chávez lo que hace es burlarse de nosotros. La formulación de semejante pregunta confunde y distorsiona la realidad de un numeroso sector de la población. Al estrato más pobre sólo le interesa la acción inmediata del próximo gobernante para, al menos, mermar el grado de miseria en que está sumido. No se trata, pues, de un pugilato entre dos boxeadores sino de la revelación de esquemas viables que saquen al país del foso en que está sumido desde hace 10 años.
En consecuencia las preguntas pertinentes serían: ¿son las encuestas un señuelo de estafa masiva? ¿Es la encuesta tan efectiva como el control de la TV subyugada a la voluntad de un hombre? ¿Está la promoción política a merced de esfuerzos venales del régimen que controla el 70% de los medios? Queda a los candidatos de la MUD recorrer el país palmo a palmo y desprenderse del estigma de las encuestas pensando que la verdadera será el 7 de octubre de 2012.
La encuesta, si bien es un instrumento científico de configuración de datos, no puede ser neutral. Por su misma naturaleza se ocupa de hábitos e intenciones humanas que el encuestador con su formulación logra supeditar a referencias modeladas por el contratante. ¿Quiénes pagan las encuestas de GIS XXI, IVAD, Hinterlaces y Datanálisis? Hacer una encuesta es de por sí acto de política social. El investigador de opinión de grupos, por las razones que fueren, sugiere cuál debe ser la actitud mental del encuestado de modo que cale determinada promesa de acción futura. Más aún, el ejercicio de las encuestas está integrado a una industria, la de la conciencia, aunque no forme parte del negocio de producción de bienes.
Valdría la pena estudiar la filiación y relación de la mayoría de las encuestadoras con el poder. Por ejemplo, para el señor Chacón, presidente de GIIS XXI, la pobreza, desempleo, inseguridad, carestía, inflación, entre muchos bretes, nada significan ante la presencia imponente del neo quijote. ¿En cuáles escenarios se realizan los encuentros encuestador-encuestado para que se refleje una intención de voto a favor de Chávez de 60%? En otras palabras, en esos lugares el pueblo no sólo acepta tranquilamente la degradación sistemática de su estándar de vida sino que además refuerza los lazos con su destructor.
Otras variantes que condicionan las tendencias del elector son el miedo y la esperanza. ¿Por qué persiste el régimen en cerrar Globovisión? Muchos concuerdan en que la confluencia de las encuestas y la televisión, por su notable influencia en la disposición de las masas, ha relegado a la obsolescencia el estilo tradicional de la política. Chávez, como candidato en 1998, puede dar testimonio de ello; escaló vertiginosamente en política gracias al apoyo chocarrero de muchos periodistas y medios que, por cierto, ahora son hostigados porque lo adversan.
Hay que tener sumo cuidado con la trampa de muchos encuestadores que se esmeran por legitimar determinados candidatos y temas mientras desechan a otros postulantes y temas relevantes. Por ejemplo, el Presidente manipula su enfermedad como acicate para propiciar apoyos indulgentes mientras desestima sus funciones de Estado. El mal, ya inexistente según sus mismas afirmaciones, es un tema que encaja cabalmente en el escenario de manipulación de algunos encuestadores que hasta osan hablar de un vínculo religioso del Presidente con el pueblo.
Cuando algún encuestador pregunta cuál de los candidatos de la oposición está en mejores condiciones de enfrentar a Chávez lo que hace es burlarse de nosotros. La formulación de semejante pregunta confunde y distorsiona la realidad de un numeroso sector de la población. Al estrato más pobre sólo le interesa la acción inmediata del próximo gobernante para, al menos, mermar el grado de miseria en que está sumido. No se trata, pues, de un pugilato entre dos boxeadores sino de la revelación de esquemas viables que saquen al país del foso en que está sumido desde hace 10 años.
En consecuencia las preguntas pertinentes serían: ¿son las encuestas un señuelo de estafa masiva? ¿Es la encuesta tan efectiva como el control de la TV subyugada a la voluntad de un hombre? ¿Está la promoción política a merced de esfuerzos venales del régimen que controla el 70% de los medios? Queda a los candidatos de la MUD recorrer el país palmo a palmo y desprenderse del estigma de las encuestas pensando que la verdadera será el 7 de octubre de 2012.
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