Editorial El Nacional
Venezuela deberá pagar 1.600 millones de dólares a Exxon Mobil como
compensación por la expropiación de la participación de esa compañía en los
proyectos Cerro Negro y La Ceiba. Así lo decidió el tribunal de arbitraje del
Centro internacional de arreglo de diferencias relativas a inversiones.
El canciller Rafael Ramírez consideró el fallo una victoria para
Venezuela y como es costumbre en este gobierno analizó la decisión en términos
de guerra y de conspiraciones imperialistas en contra los países víctimas
productores de petróleo.
Una lectura del laudo permite comprender que ni hubo victoria ni la
batalla fue tan encarnizada como la pinta uno de sus protagonistas, además
esposo y yerno de dos de las abogadas defensoras por la parte nacional. Una
muestra de lo balanceado de la decisión y de que no puede hablarse de vencedores
y vencidos es que los costos del proceso se reparten por igual entre las
compañías demandantes y el gobierno demandado.
Sobre el reclamo de la transnacional petrolera ya se había pronunciado
otro tribunal de arbitraje internacional, el de la cámara de comercio
internacional, y había obligado a un pago algo menor que aparentemente ya fue
cancelado. El laudo arbitral del Ciadi contempla que se deduzca del pago a
realizar los pagos previamente efectuados por el mismo concepto, con el objeto
de evitar la doble indemnización. De manera que el golpe a las finanzas
públicas no es tan elevado como el de la compensación determinada por el
tribunal. Quizás sea esto lo que provoque el alivio de Ramírez.
Está pendiente otra reclamación importante en el área petrolera, la de
Conoco Phillips, que puede ser mucho más onerosa, así como múltiples demandas
de menor monto que hacen de Venezuela el país con mayor número de demandas en
contra en ese organismo. Tanto así que el gobierno decidió retirarse de Ciadi,
lo que evita que se introduzcan nuevas demandas en su contra, pero no invalida
las que ya se habían presentado.
Independientemente del grado de heroísmo y sacrificio por la patria que
pueda representar denunciar un tratado propio del capitalismo, esta actitud no
ayuda a conseguir en los mercados financieros internacionales los dineros que
ha buscado urgentemente el gobierno de Venezuela y solicitó el ministro Ramírez
en la gira que efectuó cuando todavía era vicepresidente para el área
económica.
El costoso ³triunfo moral² de que habla el canciller Ramírez tiene no
sólo los efectos perniciosos que significa desembolsar cientos de millones de
dólares de unas reservas internacionales menguantes sino que debilitan aún más
la imagen del país en relación con las posibilidades de obtener créditos en el
exterior.
Si a lo
anterior se añade la reducción de los precios del petróleo, tenemos que el
único triunfo posible de Venezuela en el arbitraje del Ciadi es el no tener que
haber pagado más. Por supuesto que la parte demandante, había solicitado montos
mayores de compensación. Por ello el débil argumento de Ramírez es que nos
hubiera podido ir peor
Vía El Nacional
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