En: http://www.lapatilla.com/site/2014/12/01/oswaldo-alvarez-paz-el-alto-gobierno-debe-renunciar/
Oswaldo Álvarez Paz
La muerte de 38 presos supuestamente envenenados y cerca de 100 en
delicada situación de salud en la cárcel de Uribana, serían hechos más
que suficientes, en cualquier parte del mundo, para exigir la renuncia y
enjuiciamiento de los responsables. El planteamiento se amplía cuando
vemos el ridículo mundial del canciller petrolero, fracasa en la OPEP
luego de haber destruido a PDVSA y los precios del producto continúan
cayendo en una barrena imparable. El despelote en el mundo policial y
represivo, el preventivo no existe, refleja la ignorancia e
incompetencia del régimen para afrontar el tema de la falta de seguridad
de las personas y de los bienes. Podemos continuar hasta el infinito
haciendo el inventario al detal de los dramáticos problemas que sufre la
nación venezolana.
Contra María Corina Machado se ejecuta una política de acoso y
violencia institucional que retrata al régimen de cuerpo entero. Además
de sus acertadas denuncias y la labor informativa y de organización que
adelanta con sus Congresos Ciudadanos, ha solicitado formalmente la
renuncia del señor Maduro como cabeza de eso que llaman el alto gobierno
cívico-militar. Tiene todo el derecho a hacerlo. Para decirlo con sus
palabras “… es la vía más expedita, menos traumática, para iniciar un
proceso de transición hacia la democracia en paz y de reconstrucción del
país” (La Razón del domingo pasado). Lo viene planteando desde hace
algún tiempo. Pero la respuesta ha sido bestial. Junto a otros notables
compatriotas, probadamente demócratas, la han acusado de magnicida, es
decir, de estar implicada en un plan para asesinar al señor Maduro. Ha
sido citada como indiciada y como tal deberá comparecer ante la Fiscal
correspondiente del Ministerio Público. La lista crece. La represión
política aumenta, igual que el alto costo de la vida y las acciones del
crimen organizado.
Dejo constancia de mi solidaridad con María Corina. Admiro el coraje
que demuestra en este tiempo de tantos silencios cómplice y de juegos
calculados a diestra y siniestra.
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