Mario Valdez
El 11 de junio de 1943, Caracas era un valle verde
salpicado de techos rojos construidos con tejas y caña brava. En la populosa
parroquia de Antimano, ubicada en las faldas de las montañas del Junquito, para
la época zona fría del oeste caraqueño, con esas ráfagas de viento que le
bajaban del Junquito y del Ávila; nace un niño a quien pusieron por nombre
Oscar Emilio León Simoza, sus padres justo León y de Doña Carmen Dionisia
Simoza de León; hijo único; su niñez y adolescencia fue como la de todos muchachos
que se crían en las barriadas y estudian en escuelas públicas; siempre fue un
mozo travieso, jugador de chapitas y pelotica de gomas; jugaban
trompos en semana santa; fue bautizado en la iglesia de Antimano, aún hoy es
muy bella y es de inspiración francesa. Desde muchacho mostraba interés por dos
pasiones, la admiración por los ídolos del beisbol y por la música caribeña.
Vivía escuchando la radio y los discos de las grandes orquestas de la época, La
Sonora Matancera, La Billos Caracas Boys, El Trio Matamoros; es un admirador de
Benny More y Celia Cruz. Siendo un mozalbete era el promotor con los amigos del
barrio para montar “La Conga” en la esquina, cada uno llevaba un instrumento y
se armaba la pachanga; le gustaba la calle de La Amargura. Pero es que el
Sonero, tenía a quien salir su Mama cantaba la música de entonces y su Padre,
la acompañaba en la parranda.
En esta Crónica conoceremos la historia de un
venezolano nacido en las entrañas del barrio, la genuina representación de las
clases populares; a quien las adversidades, los obstáculos y tropiezos a lo
largo del camino nunca lo doblegaron. La persona que con el correr del tiempo
por su disciplina, perseverancia, capacidad creativa y talento, se encuentra en
la cúspide de la fama y el éxito. Ha sido vitoreado y aplaudido en 174 países
de los 5 continentes. Si queda algún rincón en el mundo que no haya bailado su
música y que no lo haya aplaudido de pie, por largo rato después de verlo
cantar y bailar con su Bajo como un gran showman sobre el escenario, seguro
estoy van a verlo porque ahora es que le queda entusiasmo, vida y talento a
Oscar De León. Ya la prensa internacional lo bautizo como El Sonero del
Mundo.
Buscando el sueño
musical
Oscar Emilio, se gradúa de Topógrafo y no ejerce su
profesión, prefiere seguir trabajando de taxista en un malibú que tenía, luego
lo cambio por un autobús escolar y trabajaba fijo para un colegio en el día y
en las noches ¨mataba sus tigritos¨ en las cervecerías caraqueñas. Un día le
chocan el autobús (que mala jugada le da la vida, se queda sin
trabajo); pierde el oficio, chofer sin carro no produce, había que
llevar la comida a la casa; lo que le queda es ponerle todo a la música. Entra
a tocar con un grupito en le cervecería ¨La Distinción¨, que quedaba en la
Avenida Venezuela de El Rosal; hay transcurre un tiempo y una noche falta el
cantante, había que suplirlo, si no tocaban, no cobraban y no había centavos
para la casa; El Negro de Antimano se decidió, les dijo muchachos vamos pa
lante… conozco el repertorio y me se todas las canciones; es así, como Oscar
debuta como cantante. El dueño de la cervecería le dice un día a
Oscar, que dentro de su proyecto está la ampliación del local, que el grupo ya
no tocaría más porque necesitaba una orquesta; con la chispa y la astucia del
hombre de la calle le responde, bueno conmigo es, yo tengo la orquesta cuando
empezamos, en tres días le dice el dueño.
El cumplimiento le fue fácil porque el tenía un
proyecto de Orquesta, el cual venía montando con su compadre: Enrique
"Culebra" Iriarte, Cesar "Albóndiga" Monge, José Rojas
("Rojita"), José "Cheo" Rodríguez y Elio Pacheco. Se
encierran a ensayar en un apartamento propiedad de "Culebra" en La
Guaira, montaron el repertorio y ya estaban listos para tocar... pero, faltaba
algo, ¿qué nombre ponerle a esta incipiente agrupación? ... el nombre lo
sugirió el Saxofonista y Jazzista Venezolano Víctor Cuica ... y dijo Cuica:
"pónganle Dimensión Latina" ... el nombre les gustó, y así se
lanzaron, sin saberlo, a la conquista del gusto del soberano, y el 15 de marzo
del año 1972, se produce en "La Distinción", el debut y el nacimiento
de "La Dimensión Latina". El músico y empresario musical Víctor
Mendoza, le sugiere el nombre artístico de Oscar De León. Aprendió a tocar el
Bajo y los instrumentos sin escuela, es un autodidacta.
A mediados del mes de noviembre de 1975, hace 39
años, donde hoy queda la plaza del rectorado de la UCV, frente a la FCU, estaba
colocada la tarima que sería el centro del espectáculo donde se esperaba la
presencia de Oscar De León y la Dimensión Latina; ante un público en su mayoría
conformado por estudiantes y profesores que esa tarde noche habían abandonado
las clases y se había concentrado en los alrededores del rectorado esperando
inquietos y animados la presencia de los mejores intérpretes venezolanos de la
música del Caribe. El motivo de la fiesta universitaria era la toma de posesión
de la Presidencia de la Federación de Centros Universitarios (FCU),
ya que el Br. Pastor Heydra, había ganado las elecciones estudiantiles. Cuando
irrumpe en el escenario un hombre alto, de lentes, piel morena, de bigotes
chorreados, con melena de afro, con corbata y una chaqueta blanca
que sobresalía al resto de los músicos que iban con chaquetas anaranjada; con
su Bajo en la mano que lo convirtió en su sello de distinción mundial, ese era
Oscar de León. La universidad estalló en aplausos y gritos ensordecedores
cuando por los parlantes se escuchó el saludo afectuoso, alegre, jocoso y dijo
me siento orgullosos de estar esta noche en esta gloriosa universidad, lo
hubiera dado todo por estudiar en ella, pero aquí estoy me siento un
universitario más. Le dio tres toques al Bajo y arranco la música, todos a
bailar y cantar: Llorarás y llorarás sin nadie que te consuele y así
te darás de cuenta que si te engañan duele. Al terminar la primera canción, se
dio cuenta que su público, sus espectadores eran como él guapachosos y
salseros, rompiendo el formalismo se quitó la corbata y la chaqueta, dando a
entender que su calidad artística y su elegancia no dependen de la ropa que
lleva puesta. Entre los organizadores de la toma de posesión estaba yo; ese día
conocí y compartí por primera vez con quien al poco tiempo se convirtió en El
Diablo de la Salsa.
El Sonero del Mundo, es miembro ad honoren del Club
Campestre Los Cortijos y está presente en casi todas las fiesta
aniversario del Club, la última fue el sábado 25 de octubre pasado, fue
apoteósico ver ese monstruo de la música, un vivo ejemplo de que todos los
sueños son alcanzables y que perder la humildad del ser humano solo lleva el
aburrimiento del espíritu. En la fiesta del año pasado, lo felicite por las
obras sociales que hace, por el éxito de la misión sonrisa y su fundación que
hacen útiles y felices a los niños cuando le reconstruyen los labios y dejan de
ser chingos; nos habló de su infancia, que sus padres a veces no tenían para
comprarle los libros exigidos en la escuela, nunca se daba un lujo; porque
cuando naces pobre tienes una sensibilidad especial hacia los demás y cuando se
te presenta la oportunidad de ayudar a otras personas como es mi caso, no
puedes dudarlo, tienes que hacerlo, eso te levanta el ánimo. Ese día sentimos
de cerca la piel y la humanidad de Oscar De León; por eso y mucho más es
que Rubén Blades (Papá e Goro), ha dicho: “Gracias a Dios la calidad
no tiene fecha de expiración. Oscar De León, de Venezuela, hoy le pertenece al
mundo.”
Vía Las verdades de Miguel / Que pasa Margarita
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