Saturday, May 23, 2015

Las mil y una interrogantes que plantea el caso Diosdado

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http://konzapata.com/2015/05/las-mil-y-una-interrogantes-que-plantea-el-caso-de-diosdado-cabello/

Por Gloria M. Bastidas @gloriabastidas.­

Diosdado Cabello está en una situación embarazosa: le toca comparecer ante un Sanedrín cuyo sumo sacerdote es nada más y nada menos que la primera potencia mundial. Es un match de David contra Goliat. Una guerra asimétrica. ¿Es culpable Cabello? Eso habría que demostrarlo. Las palabras no son pruebas. Por lo pronto, las fuentes consultadas por los diarios ABC,The Wall Street Journal, The New York Times, El Nuevo Herald y la cadena CNN confirman que, en efecto, el presidente de la Asamblea Nacional estaría siendo investigado. Si eso fuese cierto, y todo indica que sí lo es (no la responsabilidad o no de Cabello, que está por verificarse, sino que la investigación está en curso, y que la adelantan la fiscalía de Nueva York y la de Miami al alimón con la DEA), las preguntas que obligatoriamente habría que hacerse son:

1­ ¿Cómo afectará este hecho la correlación de fuerzas dentro del chavismo? 2­ ¿Qué pasará con el tablero político de Venezuela? 3­ ¿Seguirá siendo Cabello el hombre fuerte que es o perderá poder dada la condición de debilidad en la que se encontraría ahora?

El caso Cabello abre las puertas a un montón de interrogantes y podría derivar en distintos escenarios. De entrada, algo queda claro: al capitán se le complican las cosas para acceder al trono por la vía electoral.

Cabello es tenido como el sucesor natural de Maduro. El segundo en la línea de mando, que, en realidad, puede verse también como el primero en vista del perfil de hombre fuerte que proyecta. Es más: todos pensaban que sería el causahabiente principal de Chávez. Pero no fue ungido por el comandante. Probablemente Chávez se decantó por su ex canciller y vicepresidente —esto ya es un lugar común decirlo— influenciado por la variable cubana. Los hermanos Castro siempre han visto con recelo a Cabello, quizás por la autonomía de vuelo que le veían, y es lógico suponer que influyeron para que el elegido fuese una figura de su propia cosecha: el delfín Maduro.

Pero siempre he pensado que Chávez, en privado, le pidió a Cabello —para no herir su ego: recordemos lo que postulaba Freud en términos del hijo rechazado por el padre o la madre— que aceptara la transición que encabezaría Maduro y que luego él tendría oportunidad de colocarse en la cúspide del Gobierno. Que le llegaría su momento. Que no se precipitara. Que, además, era bueno dejar a un civil como heredero inmediato. Que eso le daría mejor imagen a la revolución mientras se enderezaban las cargas. Que él tenía y tendría el poder real (léase ascendencia en las Fuerzas Armadas) y que Maduro sería apenas una figura nominal del entramado burocrático.

Creo que Chávez pensaba en Cabello como el más dotado de sus cuadros desde el punto de vista del control militar. Y cabe imaginar que, en ese face to face que mantuvo con su discípulo, al que debió haberle dado explicaciones porque era esperable que fuese el ungido (es originario: participó en el 4F), alabó sus dotes para manejar los hilos de las FAN y le recordó que esos hilos le permitirían en el futuro próximo convertirse, oficialmente, en el número uno. Y hasta por la vía electoral. Sin dar un golpe. Pero la supuesta investigación que llevaría adelante la justicia norteamericana cambia el panorama. ¿Podría Cabello erigirse en un eventual candidato del PSUV si sobre él pende una espada de Damocles? ¿Podría ser reconocido internacionalmente? ¿Podría viajar al exterior?

Un Cabello en la jefatura del Gobierno asediado por un Sanedrín tendría que manejarse al más puro estilo del Doctor Francia, el dictador del Paraguay que cerró las fronteras de su país y que fue retratado por Augusto Roa Bastos en su novela Yo el Supremo. Puede ser que eso ocurra, pero sería algo muy exótico en un mundo globalizado.

Todo esto es bajo el supuesto de que las pesquisas que estarían adelantando los fiscales de Nueva York y de Miami tuvieran de verdad sustento y desembocaran en una formulación de cargos contra el diputado. Si no lo tienen, las cosas pueden ser distintas para Cabello, que no despierta pasiones en las masas (en las parlamentarias pasadas se presentó bajo la modalidad de voto lista y antes perdió frente a Capriles la reelección por la gobernación de Miranda), pero que, a fin de cuentas, es un tótem dentro del chavismo: controla el poderoso aparato del PSUV (la maquinaria);es una figura con influencia en las FAN, como hemos dicho; y mantiene dentro de su jurisdicción la Asamblea Nacional, de la que dependen el árbitro judicial (TSJ), el árbitro electoral (CNE) y los árbitros asociados a derechos humanos (Fiscalía, Defensoría del Pueblo).

Pero volvamos atrás. ¿Y si a Cabello se le truncara la vía electoral, porque a la apatía que sienten las masas ante su figura se le sumara el juicio del Sanedrín, ¿qué camino le quedaría?

Todo dependerá de cómo procese el Gobierno el affaire. Y de si éste pasa a mayores y en cuánto tiempo. ¿Le convendría a Maduro entregar la cabeza de su correligionario Diosdado Cabello? De la respuesta a esa pregunta dependen muchas cosas. Si a Maduro le conviniera la defenestración —atención: Maduro navega entre dos aguas: la de los cubanos y la de su compañero de partido—, Cabello podría verse en la necesidad de dar un manotazo. Si Cabello olfateara que lo van a sacrificar, ése es un escenario probable: el uso de la espada. ¿No son 46 tenientes coroneles, de un total de 96 que comandan las guarniciones del país, los que están bajo la égida de Cabello, según declaró a WSJ el coronel retirado del ejército Julio Rodríguez Salas? Rodríguez Salas es un hombre informado: fue quien redactó el decreto­renuncia de Chávez y quien apareció retratado con el presidente defenestrado junto a monseñor Baltazar Porras la madrugada del 12 de abril.

Pero si Cabello se decidiera a darle una patada a la mesa, y aun cuando dispusiera de los cañones que hoy se le atribuyen, surge una incógnita: ¿Contaría el presidente de la Asamblea Nacional con el respaldo de las FAN para un manotazo? ¿Jugarían los militares cuadro cerrado con Cabello pese a que éste se encuentre en la mirilla del Sanedrín? La situación luce muy compleja. Por un lado, se sabe que hay varios militares que están siendo investigados por la DEA. Y que, por tanto, tendrían buenas razones para cerrar filas alrededor de Cabello si resultara cierta (esto hay que repetirlo) la información que manejan The Wall Street Journal, The New York Times, ABC, elHerald yCNN y, además, la justicia norteamericana le formulase cargos al diputado. Pero está la otra cara de la moneda: los militares, pese a que estén untados, tal vez podrían optar por hacerle caso a su sistema inmune: tratar de aminorar las sanciones que recaerían sobre ellos porque no resulta nada cómodo tener de contendor al Sanedrín. El arquetipo del general Noriega flota en el estamento castrense y probablemente hará que muchos se inhiban ante una alternativa de golpe a la lámpara.

La pregunta también la podemos plantear a la inversa: ¿Le conviene a Maduro respaldar a Cabello? ¿Está dispuesto Maduro a apoyar a Cabello si el diputado no sale airoso de la supuesta investigación que estarían haciendo en Estados Unidos? ¿Qué pasaría si Maduro opta por el camino de la solidaridad? Obviamente: ése sería un escenario de inmolación. Pero ya no sería Cabello solo. Sería Cabello apoyado por el Gobierno. Sería una inmolación colegiada. Grupal. Es que entregar a un altísimo funcionario al Sanedrín también supone costos. El más importante: el riesgo de que se riegue como un agente patógeno toda la información privilegiada que maneja ese funcionario.

Maduro y Cabello son rivales, compitieron por la preferencia del padre, Chávez, y compiten por el control del aparato del Estado. Eso es normal. Uno es el presidente y el otro es considerado como el verdadero poder. El poder fáctico. Son rivales, pero también han sido y son compañeros de fórmula. Y tienen cosas que los unen. Se trata de una unión umbilical. ¿Por qué, por ejemplo, el chavismo movió cielo y tierra para evitar que el general Hugo Carvajal fuese deportado a Estados Unidos? Porque Carvajal, que manejó durante más de una década los órganos de inteligencia del país, sabe mucho. Eso une a Carvajal con la nomenclatura chavista. Lo que sabe. Igual podría ocurrir con Diosdado Cabello

¿Con qué armas cuenta el presidente de la Asamblea Nacional para defenderse ante una eventual caída en el Sanedrín? Con las guarniciones, hasta que se demuestre lo contrario, y con lo que sabe. Con su disco duro. Cabello no es un enemigo pequeño: es astuto; es inteligente (recordemos: el segundo de una promoción de casi 300); y tiene la dosis de paranoia que todo aquel que surfea en las aguas turbulentas del poder debe tener. Esos gramos de paranoia son los que le permitirían, por ejemplo, tomar la delantera si acaso sintiese que pudiese ser sacrificado, no por iniciativa propia del gobierno de Maduro, sino a instancias de los cubanos, quienes, a no dudarlo, tienen sus manos metidas en la trama de neutralización, por no decir defenestración, que se teje alrededor de Diosdado Cabello como figura de altísimo poder.

No resulta verosímil que los cubanos —sabuesos que heredaron la escuela de la KGB y la perfeccionaron— no se hayan percatado a tiempo de que el capitán Leamsy Salazar se encontrara en tratos con la DEA al punto de convertirse en testigo protegido. Que el testimonio de Salazar sea veraz o no, ése es otro asunto, que se dilucidará en el camino. Pero lo cierto es que cuesta creer que los hermanos Castro desconocieran las investigaciones que llevaba adelante Estados Unidos y que se hubieran enterado al leer la nota que publicó el diario ABCen enero pasado, en las que se incluían las declaraciones­bomba del ex jefe de seguridad de Chávez y escolta de Cabello.

En resumen, el caso Cabello plantearía cuatro escenarios: 1) Que sean infundadas las sospechas que sobre él levanta Estados Unidos y que quede libre de todo juicio y cargos. 2) Que sean ciertas las acusaciones y que, aun así, el gobierno de Maduro cierre filas alrededor del presidente de la Asamblea Nacional. 3) Que Maduro, ante un juicio con elementos probatorios procedente del Sanedrín, opte por sacrificarlo para no enterrarse con él. 4) Que el diputado, movido por el temor de que lo arrojen a las “fieras”, opte por el camino de la inmolación y propicie una salida de fuerza.

Ahora, hay otro elemento que hay que considerar a la hora de ponderar los efectos que tendría para Venezuela un supuesto juicio a Diosdado Cabello: la investigación al diputado por parte de Estados Unidos se inscribiría dentro de un contexto de grave crisis política y económica. Eso no se puede dejar de lado. Ese es un factor crucial y que, de algún modo, puede incidir en los distintos escenarios que se produzcan. Este es un Gobierno que viene declinando en las encuestas. Que según la firma Datincorp pierde hasta en el estrato DE, que era su plaza natural. Pierde por la hiperinflación. Pierde por la escasez. Pierde por la inseguridad. Pierde porque los hospitales están en terapia. Los sondeos indican claramente que en el país se cocina una aspiración de cambio. Y encima, los precios del petróleo no levantan. Así que el Gobierno carece de levadura. Y es allí donde quiero llegar: no sólo está el tema del Sanedrín externo, el de Washington, sino también el del Sanedrín interno: el juicio final que el venezolano de a pie le prepara al chavismo. Una sola pregunta: ¿Qué podría hacer una nomenclatura chavista a la que le clavan la espada de Damocles del narcotráfico si, encima, se ve en peligro de ser desalojada del poder por la vía electoral?

Suspenso es lo que sobra en esta historia.

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