Monday, June 29, 2015

Cuentacuentos: El oficio de ser periodista

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Pastor Heydra. Sin Rodeos

El sábado 27 de junio se celebró el día del periodista. Efemérides. Fue el momento exacto en que salió el primer número del Correo del Orinoco creado por Bolívar en 1818, con imprenta clandestina y demás yerbas aromáticas del momento. No podía ser de otra manera. El muchacho nació subversivo. Siempre fue, es y será su razón de ser.

Por eso no se comprenden las vainas de los regímenes, sean de gobierno o de oposición a que se digan las cosas, como son y han sido, en el mejor estilo del Papa Francisco. Los grandes personeros echan sus cartas y quieren que pasen bajo la mesa, pero aquel dijo:

 "Mándeme usted de un modo u otro una imprenta que es tan útil como los pertrechos", escribía Bolívar a Fernando Peñalver, que con ese propósito se encontraba en Trinidad en Septiembre de 1817. En Octubre la imprenta ya estaba en Angostura y el 27 de Junio de 1818 salía a la calle el "Correo del Orinoco", impreso en una máquina movida a brazo y con cuatro páginas impresas en papel de hilo, gracias al cual se ha conservado para la posteridad. “Somos libres, escribimos en un país libre y no nos proponemos engañar al público” era su lema.

Tronco de vaina hecho Simón. Maduro y Diosdado, Henry Ramos y Chuo nunca se lo imaginaron. Todos ellos hoy son “status quo”. Simón no. Estaba en otra.

Bolívar, el legendario señor, según cuenta Wikipedia  lo vio "como artillería de pensamiento, educador de masas de hoy y mañana, portavoz de la creación de un nuevo orden económico y de la información internacional desde el punto de vista de nuestros intereses, fiscal de la moral pública y freno de las pasiones, vigilante contra todo exceso y omisión culpable, catecismo moral y de virtudes cívicas, tribunal espontáneo y órgano de los pensamientos ajenos”. El tipo se las traía. Aquel pensaba eso. El de María Teresa, Pepita Machado, Manuelita y que se yo, que no los que hoy se cogieron su nombre para burlarse de él, de ellas, y de nosotros mismos.

Bueno ayer y hoy, la verdad verdadera es que los periodistas somos cuenta cuentos. Y es interesante y curioso el oficio. Usted todos los días tiene uno, o más cuentos que le pasan y los deja escapar. La gracia de García Márquez, Vargas Llosa o de Tomas Eloy Martínez, por decir algo, fue capturarlos, y escribirlos, y darlos a conocer. Cosa muy peligrosa a la que no se atreven muchos. Por eso son muy pocos los buenos periodistas, enjundiosos, profundos, conocedores de casi todo. No los que repiten declaraciones grabadas. No, ese es patio reservado a los que les meten cacumen a la profesión que ejercen, como fue Jesús Sanoja, Federico Álvarez, Eleazar, Gloria Cuenca, Héctor Mujica, Alexis Márquez. Que de profesores tuvo uno. Y si no. No podría ser esta camada.

Imagínese usted de los cuentos que ha escuchado. Han debido ser muchos, pero pocos bien contados. ¡Blancanieves, la caperucita, la cenicienta, la bella durmiente! eran cuentos subversivos en la edad media. Gutenberg acababa de inventar la imprenta ¿Lo sabía?

Ahora si uno habla de carteles de los soles; de cosas turbias; de contratistas de la cuarta enganchados con la quinta; de bolichicos de una y otra generación; de “clientelismo y marramuncias”. Te metes en un lio. Y como los periódicos y las radios viven de la publicidad todos se cuidan. El tiempo de Simón era otro. Tañían campanas que llamaban a la libertad. Y ahora hay como miedo

 Ahora tenemos twitter y la cosa ya es diarreica. Porque sobran los cuenta “cuentos”. Mucho chismosillo. Simón, la gracia de 1818 se masificó, no sé si fue el genio de Bill Gates, pero lo cierto es que  ahora hay que saber discriminar entre los que tienen algo de veracidad y los que no. Los que tienen alguna profundidad y los que son llanura solitaria. Un nuevo reto para los que ejercemos la función.

Antes de escribir todo esto me releí el discurso del Gabo. “El mejor oficio del mundo”. Una Conferencia que dio en Los Ángeles, California ante los señorones de la SIP. Su conclusión fue lapidaria. Sencilla. Y como deben ser las cosas de los cuenta cuentos que somos: "El periodismo es una pasión insaciable que sólo puede digerirse con la realidad" ¿Qué más les digo? Colegas. Leyentes y oyentes. Felicidades. Soy hombre de poco dormir y de soñar más, disfrutémosla es una. No sé si la otra dimensión existe.

pastorheydra24680@gmail.com   @PastorHeydra    @QPasaMargarita

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