EN: http://konzapata.com/2015/06/quien-se-cree-la-historia-de-los-millones-que-salieron-a-votar-en-las-primarias-del-psuv/
Por Danny Leguízamo @DannyLeguizamo.
A la media noche y a las cinco de la mañana siempre sonaba “el toque de
diana” en el centro de Caracas el día de una elección, sin importar su trascendencia. Todos los vecinos de casco
central, desde la llegada de Hugo Chávez al poder, y especialmente luego de su victoria en el reférendum revocatorio
de 2004, despertaban a punta de fuegos artificiales y el sonido que se repetía una y otra vez por hasta una hora, sin
cesar. En esta elección primaria del Psuv, sin Hugo Chávez y su liderazgo, y con las encuestas y el panorama
económico en contra, no hubo toque de diana. De hecho, ni fuegos artificiales.
Así que la jornada comenzó como cualquier otra, de no ser por la excesiva cobertura de todos los medios de
comunicación tanto públicos como privados. El derroche era como en los mejores tiempos, pero con mayor descaro:
Autobuses con logos del Estado (que no del Gobierno, para quienes no logran distinguir porque el chavismo no lo
hace) servían para el traslado de votantes que en otro tiempo muy lejano, hubiera sido tipificado como peculado; uso
y abuso de la red nacional de medios públicos; rumores de amenazas (hacemos hincapié en lo de rumores) en la
“alcaldía bolivariana de Cantaura, estado Anzoátegui, para que votaran por tal o cual candidato so pena de perder el
puesto de trabajo”, entre otras menudencias.
El primero en prender las alarmas en la red social Twitter fue el propio Nicolás Maduro con esta declaración que
recogemos de El Universal: “Nosotros estamos empezando un trabajo para el seis de diciembre y vamos a tener las
listas para que los candidatos llamen a quienes votaron y organizar la victoria (…) sabemos quién vota, quién no
vota”. Más tarde salió Jorge Rodríguez a remendar el nada accidental comentario de Maduro: “El Presidente no dijo
nada de controlar con una lista”.
Lo cierto es que Nicolás Maduro habló de que tendrían información acerca de quiénes votaron. En sistemas
democráticos la reacción hubiera sido distinta pero…¿alguien puede olvidar la famosa lista de Tascón, utilizada
efectivamente para controlar a los afectos o desafectos al oficialismo? ¿Es que ya olvidaron que el propio Chávez en
su tiempo reconoció que la lista exisitía y que debía ser enterrada? ¿No es acaso lo más natural del mundo que en un
contexto como el actual, se genera un escándalo por una declaración como la de Maduro? Quizás fue, en efecto, una
sutil amenaza, un recordatorio para que unos cuantos acudieran a votar.
Y así, como en una elección presidencial pero con mayor exageración, el CNE comenzó a prorrogar una y otra vez la
jornada de votación. Eran las diez de la noche y, según ellos, las colas en las mesas seguían. Algo inédito en la
historia electoral venezolana: Ni en la elección presidencial más concurrida, pues. Pero como por arte de magia, con
el liderazgo venido a menos, en el proceso primario del Psuv, ocurrió. Según Diosdado Cabello, a eso de las nueve y
media de la mañana, ya la votación había superado con creces a la obtenida por la MUD en sus primarias. ¡Cuánto
récord para una revolución impresentable!
Entre prórroga y prórroga, Henry Ramos Allup no perdió la oportunidad para tuitear con sorna e indignación, desde
luego sobre lo ocurrido: “Prórroga y requeteprórroga sin nadie en las colas. La sinvergüenzura del CNE es
inenarrable. Con nocturnidad chimbean mejor los resultados”.
A las 11 y 20 de la noche, hora y media después en la que presuntamente ya estarían cerradas ahora sí, de verdadtodas
las mesas de votación, sonaron cuatro solitarios fuegos artificiales en el centro de Caracas. No más de cuatro,
contados con los dedos de una mano ¡Y sobraron dedos! Ironizaban en las redes sociales: “Lo más probable es que
extiendan la jornada de votación hasta el seis de diciembre”.
Entonces las televisoras a eso de las 11 y 40, interrumpieron la transmisión. El escenario: Consejo Nacional Electoral.
Una efusiva Tibisay Lucena repartía besos y abrazos a Diosdado Cabello y a Cilia Flores, luego de haberles entregado
el resultado electoral de la elección. Quien crea que Lucena fue espontánea, está errado. Y quien crea que las caras
de Cabello y su comitiva con sonrisas de oreja a oreja al bajar las escaleras y llegar al hall del CNE a declarar eran
naturales, se equivoca más aún.
Si a algún sector le conviene generar desconfianza es al Gobierno. La parcialidad de Lucena está harto demostrada,
no hacía falta tanto teatro, a menos que quisieran ex profeso desmotivar al otro sector. Y lo del “carómetro” ya no
tiene sentido: Desde que Leopoldo Castillo, ex ancla de Globovisión denominó “carómetro” al arte de observar los
rostros de la dirigencia en horas precedentes al anuncio de un resultado electoral, el carómetro terminó contaminado.
Ahora todos rojos y azules muestran sonrisas que rayan en lo exagerado. Y las sonrisas de Cabello, Flores,
Rodríguez y compañía, fueron más allá de la exageración.
Diez minutos más tarde Cabello anunció los resultados: Tres millones ciento sesenta y dos mil cuatrocientos votos
repartidos entre cinco mil seiscientas trece mesas. Suficientes como para mantener los centros con cola todo el día. Y
eso no fue exactamente lo que se vio. De nuevo: Ni un solo fuego artificial después del anuncio. Pero ni uno solo.
¡Sobraron todos los dedos para contarlos! Adiós a las caravanas de chavistas celebrando la pretendida victoria. Adiós
a la música y a los vítores. Adiós a todo. Las cosas quedaron reducidas al Teatro Principal, y nada más.
Es que hasta José Vicente Rangel le pidió a Maduro que aterrizara en la realidad, pero los hechos parecen demostrar
que va justamente por el camino contrario. ¿A quién engañan?
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