EN: http://konzapata.com/2015/06/la-amnistia-de-cabello-implicaria-un-precio-muy-alto-para-el-chavismo/
Por Gloria M. Bastidas @gloriabastidas.
Ya se sabe que la foto con Thomas Shannon representa un tónico para el
capitán Diosdado Cabello. Los flashes lo legitiman. La imagen es la prueba de que en el mundo de la diplomacia el
cielo es el límite. Todo —absolutamente todo— puede ocurrir. Y a pesar de ese axioma, de que la realidad supera a
la ficción en el terreno diplomático, siempre nos sorprende lo que ocurre tras las bambalinas de una mesa de
negociación.
Lo vimos hace poco. Lo destacó el diario El País de España. Obama había endurecido su posición con respecto al
presidente de Siria, Bachar El Asad, al punto de amenazar con una intervención militar en ese país del Oriente
Próximo, y luego el factótum de la diplomacia norteamericana, John Kerry, recogió. Estados Unidos pasó del viril
ultimátum bélico a la suavidad de las palabras: fue entonces cuando Kerry soltó, en una entrevista con la cadena
CBS, para sorpresa de la comunidad internacional, que Estados Unidos tendría que negociar con El Asad.
Ya no era que El Asad tenía que salir del poder a como diera lugar, como recordó El País. Ya era que con El Asad
había que sentarse a conversar porque la ecuación en el Oriente se puso harto compleja con la entrada en escena de
un enemigo común para Washington y para Damasco: el tenebroso Estado Islámico.
El Asad fue acusado por Estados Unidos de usar armas químicas contra el pueblo sirio. No es una tontería. Es algo
más grave que la mácula del narcotráfico. Es un crimen de lesa humanidad. Y, sin embargo, allí estaba Kerry:
escondiendo el guante de boxeo y tendiendo un puente diplomático de oro. Así es el tablero de la geopolítica:
dinámico. Allí no hay verdades absolutas ni posiciones inamovibles.
Diosdado Cabello no ha sido acusado de usar armas químicas. Ni el Estado Islámico amenaza con tomar Caracas.
Diosdado Cabello no es El Asad. Ni Estados Unidos ha amenazado con enviar sus marines para abortar el proyecto
chavista. Pero el presidente de la Asamblea Nacional —según aseguran los influyentes diarios norteamericanos The
New York Times y The Wall Street Journal y el español ABC— estaría siendo investigado por la Fiscalía de Nueva York
y por la de Miami por supuestos actos ilícitos asociados al tráfico de drogas.
De manera que, de ser cierta la noticia divulgada por la prensa norteamericana y la española, es lógico que la foto
ShannonCabello (los demás son figuras secundarias) haya creado una especie de shock ideológico. La primera
lectura que puede hacerse de la foto en familia es que la diplomacia norteamericana ha dado un giro de 180 grados
con respecto al gobierno venezolano. O, más precisamente, con respecto al diputado Cabello.
Sí, la foto sugiere un viraje. Pero la pregunta crucial es: ¿a cambio de qué? Difícil creer que a cambio de nada. ¿Qué
contraprestación debe pagar Cabello para que el policía del mundo acceda a fotografiarse con él? La amnistía del
presidente de la Asamblea Nacional (si fueran ciertas las acusaciones que sobre él pesan y dejando de lado el hecho
de que en Estados Unidos la Fiscalía es un órgano independiente) tiene un precio. Y un precio muy alto. Superado
el shock de la foto (porque fue un shock, pese al axioma de que en diplomacia todo es possible), es preciso hurgar en esa interrogante.
Cabello vende el tête à tête como un triunfo para el Gobierno (más bien
para él) y como una estrepitosa derrota para la oposición. Esa pudiera ser
una lectura. Es la lectura que le conviene proyectar al diputado. Pero no es
la única.
Está la otra. Porque Washington (el Sanedrín, como lo llamé,
metafóricamente, en uno de mis artículos anteriores) no va a condonar el
caso Cabello (si hubiera un caso Cabello) a cambio de una sonrisita de
parte del hombre fuerte de Venezuela. Ni siquiera a cambio de que
Venezuela supla de petróleo a Estados Unidos. Primero, porque el
Gobierno, dicho por el propio Cabello, nunca ha dejado de suministrarle
petróleo. Y segundo, porque Estados Unidos es ahora el primer productor
del mundo. Ya no depende, como ocurría en el pasado, de Venezuela
como proveedora. Así que la variable petrolera no pareciera la
fundamental.
La variable es otra. ¿A cambio de qué? Una hipótesis nada desdeñable: a
cambio de que se abra el juego democrático o, incluso, de que se prepare
el terreno de la transición. Una transición que no necesariamente dejaría de lado al chavismo.
En esta línea, podríamos conjeturar que USA capta a Cabello para evitar que Venezuela se vaya por el despeñadero
totalitario. ¿Cómo? Mostrándole su carta más poderosa, que no son los marines con los que amenazó a El Asad. Es la
supuesta investigación que cursaría en las fiscalías de Nueva York y de Miami.
Recordemos, además, que el escándalo de Andorra salpicaría, por retruque, al general Gustavo González López,
quien era presidente del Metro de Caracas cuando se asignó a dedo un contrato a la empresa española que habría
pagado noventa millones de dólares al capitán Carlos Aguilera, ex director de la DISIP. González López fue director
de Recursos Humanos del Ministerio de Infraestructura (su nombramiento aparece en la Gaceta número 37.728)
cuando Cabello fue titular de esa cartera. Es un hombre de su entorno. El affaire Andorra ha sido manejado por el
Departamento del Tesoro de Estados Unidos. Es otra carta con la que cuenta Washington. Una más.
Ésa es solo una hipótesis. Digo: que la reunión ShannonCabello haya servido como una suerte de Sanedrínen el que
Estados Unidos colocó sus cartas sobre la mesa y Cabello, que es un peso pesado, porque parece ser el depositario
del poder militar chavista, también colocó las suyas.
Diosdado Cabello promociona el encuentro de Haití como una mala noticia para la oposición. Pero a lo mejor no es
tan mala noticia. Quizás lo que Cabello tiene que pagar por la absolución sea un precio que a la alternativa
democrática, al final, le resulte muy favorable. Resulta poco verosímil suponer que Cabello logró esa foto sin tener
que sacar su chequera y hacer una erogación. O que la transacción es a cambio de que el chavismo se atornille.
Porque darle una bendición a Cabello y no exigir que se abra el juego democrático implica propiciar que el chavismo
se enquiste en el poder.
No es lo que pareciera. Y no es lo que pareciera porque el chavismo enfrenta una metástasis a lo interno del país.
Que Diosdado se salve del Sanedrín de la justicia norteamericana ya es de por sí una victoria para él. Pero no lo es
todo. Está también la batalla doméstica. Y ahí el PSUV no tiene todas las de ganar. Eso hace que
la amnistía manufacturada en Haití haya que verla con sumo cuidado. Estados Unidos es el policía del mundo y, en
ese sentido, es importantísimo el papel que juega Shannon. Ahora, hay también un juego interno en el que entran
factores cruciales como la cita electoral, la debacle económica, la crisis sociopolítica. Venezuela es una olla de
presión y eso también cuenta en las negociaciones
El tete a tete ShannonCabello no debe verse en abstracto, obnubilados por la sensación inmediata que transmite la
foto. Cabello enfrenta en su patio serios problemas. El económico: un pronóstico de inflación de 140 por ciento para
este año (Pedro Palma); un dólar paralelo que traspasó la barrera de los 400 bolívares; un índice de escasez que,
según Datanálisis, superó el 60 por ciento en mayo pasado; una caída de las reservas internacionales de 21,5 por
ciento de marzo a junio, según cifras oficiales del BCV, anunciadas esta semana y publicadas por El Nacional. La
economía es, en sí misma, una olla de presión. Una molotov.
La situación es tan crítica que el Gobierno ha tenido que recurrir a operaciones swap para cambiar el oro de las
reservas por dólares y, además, ha retirado parte de sus divisas del FMI. Es decir, estamos en esa etapa en que los
gobernantes, ante la premura que impone una botija vacía, están muy cerca de recurrir a los agiotistas. Ayer mismo,
se anunció la venta de una de las refinerías de PDVSA en Estados Unidos. Esos pocos más de trescientos millones de
dólares que reporta esa operación representan una necesidad imperiosa para un gobierno que manejó un millón de
millones de dólares y que ahora está con la luz en rojo.
A esto hay que sumar el tema de la inseguridad: la tasa de homicidios
más alta del mundo (ya hasta en Chacao, que era una taza de plata en
materia de seguridad, se siente a diario el puñal del hampa). Y, por
supuesto, y como una derivación de todo lo anterior, la caída del PSUV en
las encuestas, que ya pierde hasta en el estrado DE por once puntos
frente a la oposición.
Así que el presidente de la Asamblea Nacional puede negociar(si acaso
fuera cierto, repito, que hubiera una investigación en curso contra el
diputado en la fiscalía norteamericana) que Estados Unidos le extienda un
salvoconducto, pero quizás lo que late en el fondo de esa amnistía es que
este es un gobierno cuya permanencia en el poder está seriamente
amenazada.
Ahora la consigna no reza: “Obama, deroga el decreto ya”; tampoco es:
“Diosdado somos todos”. Ahora la consigna es: “Shannon somos todos”.
La otra pregunta crucial es si Cabello honrará la palabra que le dio al
consejero del Departamento de Estado en Haití. ¿Se puede creer en los revolucionarios?
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