La lechosa (Carica papaya), es
una planta tan beneficiosa como versátil. El biólogo venezolano y terapeuta en
medicina ayurveda, Francisco Javier González, asegura que se pueden aprovechar
todas las partes de esta fruta -pulpa, semilla, savia y cáscara- y explica cómo
aprovecharlas.
La cáscara. La concha de lechosa en infusión ayuda a desinflamar tejidos internos, edemas linfáticos y resulta muy efectiva para la recuperación post-operatoria.
La savia. La leche que emana cuando se desprende una rama o de la cáscara del fruto verde, mezclada con azúcar morena o papelón, ayuda a la desinflamación de órganos internos, sobre todo del bazo.
La pulpa. El fruto aún verde mezcla sabores amargo, ácido y astringente que es el mismo sabor de la leche y ayuda contra procesos internos de inflamación, hígado, vesícula, bazo, páncreas. Además, si con un cuchillo se hacen hendiduras longitudinales poco profundas al fruto en proceso de maduración, bota el exceso de sabores amargo, ácido y astringente, madura dulce y se activa la enzima que se llama papaína, que forma una película protectora de las paredes del estómago. Desayunar con lechosa fresca junto a una infusión de jengibre con semillas de cilantro, mejora la digestión, pues funciona como protector gástrico.
Comer la fruta fresca endulzada con miel y tomar luego un vaso de agua tibia por más de tres meses, ayuda a recuperar fuerzas en las articulaciones y a combatir la debilidad cardíaca. Por su alto contenido de vitamina C, reduce hidrógenos libres, constituyéndose en un agente antioxidante que contribuye al rejuvenecimiento.
Las semillas. Una vez secas, las semillas de lechosa se pueden triturar, y tomándolas en infusión de agua tibia, sirve para eliminar parásitos estomacales y recuperar la flora bacteriana.
Advierte González que "pese que son remedios naturales, nunca deben ser autoadministrados, ya que cada persona es diferente y los medicamentos basados en alimentos y hierbas pueden resultar beneficiosos o generar efectos secundarios indeseados". Se puede saber más por www.entornocorporal.com. GCH
La cáscara. La concha de lechosa en infusión ayuda a desinflamar tejidos internos, edemas linfáticos y resulta muy efectiva para la recuperación post-operatoria.
La savia. La leche que emana cuando se desprende una rama o de la cáscara del fruto verde, mezclada con azúcar morena o papelón, ayuda a la desinflamación de órganos internos, sobre todo del bazo.
La pulpa. El fruto aún verde mezcla sabores amargo, ácido y astringente que es el mismo sabor de la leche y ayuda contra procesos internos de inflamación, hígado, vesícula, bazo, páncreas. Además, si con un cuchillo se hacen hendiduras longitudinales poco profundas al fruto en proceso de maduración, bota el exceso de sabores amargo, ácido y astringente, madura dulce y se activa la enzima que se llama papaína, que forma una película protectora de las paredes del estómago. Desayunar con lechosa fresca junto a una infusión de jengibre con semillas de cilantro, mejora la digestión, pues funciona como protector gástrico.
Comer la fruta fresca endulzada con miel y tomar luego un vaso de agua tibia por más de tres meses, ayuda a recuperar fuerzas en las articulaciones y a combatir la debilidad cardíaca. Por su alto contenido de vitamina C, reduce hidrógenos libres, constituyéndose en un agente antioxidante que contribuye al rejuvenecimiento.
Las semillas. Una vez secas, las semillas de lechosa se pueden triturar, y tomándolas en infusión de agua tibia, sirve para eliminar parásitos estomacales y recuperar la flora bacteriana.
Advierte González que "pese que son remedios naturales, nunca deben ser autoadministrados, ya que cada persona es diferente y los medicamentos basados en alimentos y hierbas pueden resultar beneficiosos o generar efectos secundarios indeseados". Se puede saber más por www.entornocorporal.com. GCH
Vía El Universal
Que pasa Margarita
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