Editorial El Nacional
Si algo
ha caracterizado estos años bolivarianos de gobierno es la profunda degradación
moral de sus dirigentes. Aquellos que en un principio parecían gente decente y
con ideales sinceros de cambios se han transformado lenta y continuadamente en
una cúpula mafiosa capaz de violar cualquier norma democrática. Empezaron por
engatusar a la gente con promesas que sabían perfectamente que no podían
cumplir, pero eso en sí les importaba poco. Lo que querían era copar todas las instancias
de poder para así cometer a sus anchas todo tipo de tropelías, empezando por el
ultraje de la propia Constitución Bolivariana que ellos mismos habían
calificado como la mejor del mundo.
De hecho
no lo es porque quienes la impulsaban la torpedearon en todos aquellos aspectos
que significaban un progreso real y una propuesta de cambio en las diversas
instancias democráticas que estaban periclitadas y oxidadas por el paso del
tiempo y los irrespetos provenientes de los gobernantes.
De manera
que aquello que era necesario y urgente como la renovación a fondo de la
institucionalidad democrática terminó siendo desechada y tirada a la basura por
los militares que, desde las dos primeras intentonas golpistas, dieron muestras
claras y rotundas de que la Constitución vigente para la época impedía que
ellos ejercieran el poder despóticamente, saquearan el tesoro público, violaran
los derechos humanos y manejaran a su antojo el país.
Y lo que
es peor y más perjudicial, que echaran a un lado nuestra soberanía y se
inclinaran ante un presidente extranjero cargado de años y de crímenes contra
la humanidad, y ante un gobierno especializado en empobrecer no solo a su
pueblo sino también a sus aliados de ocasión.
Barridas
y lanzadas a la basura las instancias institucionales (Tribunal Supremo,
Contraloría, el Consejo Nacional Electoral, etcétera, así como las
gobernaciones y alcaldías ³centralizadas² y sometidas a la voluntad de
Miraflores), lo demás fue coser y cantar para el nuevo caudillo.
La mentira
de devolver el poder al pueblo quedó al descubierto cuando el interés de
Miraflores se enfocó en controlar el organismo electoral.
Mafiosamente
se infiltraron en el CNE, coparon la estructura interna e inventaron nuevos
sistemas de votación a la sombra de los cuales se hicieron grandes negocios. El
escándalo llegó a las costas del estado de Florida, en Estados Unidos, donde
los vendedores de máquinas de votación le hicieron un tour de lujo al cliente
rojo rojito. Ha costado sudor, lágrimas y huelgas de hambre iniciar el rescate
moral del CNE y garantizar que un verdadero tsunami de votos aplaste las
maniobras y trácalas de esa suerte de nido del vicio, como Las Vegas, para que
vuelva a cumplir con su papel democrático.
Como bien lo informa la agencia
Efe, ³el partido Voluntad Popular del líder encarcelado y en huelga de hambre,
Leopoldo López, ha logrado un triunfo con el anuncio de la fecha de las
elecciones parlamentarias². Pero esta lucha rotunda y valerosa apenas
comienza.
Vía El Nacional
Que pasa Margarita
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