FRANCISCO RIVERO VALERA | EL UNIVERSAL
viernes 14 de octubre de 2011 03:26 PM
Hambre es ganas de comer. O de carencia afectiva.
Cuando el hambre es desesperante se llama calagurritana. O Bulimia.
Y cuando es afectiva, aunque suene a Ballenato: hambre de amor.
Si las personas tienen deseos de comer pero no hay alimentos; o anhelos de ser tratados con cariño, y no reciben su apuchungamiento, se llama muerto de hambre.
Por eso se puede decir que existen 2 tipos de hambre: hambre material y hambre inmaterial o intangible.
El hambre material tiene 3 características: es la falta de alimentos básicos; no permite la saciedad del deseo de comer y, al final, ocasiona desnutrición individual o colectiva. O sea: falta de papa.
El hambre inmaterial o intangible es un concepto psicológico que implica alteración emocional del individuo o del colectivo, por prolongada carencia afectiva. O sea: falta de cariño.
Si nos ponemos a pensar en el hambre de nuestro país, sumergido en la política empobrecedora de este diabólico gobierno chavista del siglo XXI, nos daremos cuenta que Venezuela tiene hambre calagurritana o está muerta de hambre, por tanta falta de papa y de cariño
El hambre material de los venezolanos, por ejemplo, se ve todos los días y en todas partes. En colas para comprar leche, azúcar, aceite o café. En los mercados con plan de racionamiento, a lo cubano, de un paquete o 2 kilos por persona. En el city tours o ruleteo por diferentes centros comerciales para comprar algún producto. O en los mensajes urgentes de los teléfonos celulares sobre la disponibilidad de cualquier alimento en algún sitio de la ciudad.
Pero, también se ve el hambre hasta en las estadísticas del Gobierno que hablan del estancamiento de la lucha contra la pobreza, por escalada desde el 19.1% en el 2009, hasta el 20.1%, en el 2011. INE. En la denuncia de encuestadoras nacionales sobre la escasez de alimentos básicos sobre 21 %; y crítica para carnes, aceites y leche en polvo, sobre el 40 %. Datanálisis. E incremento de las importaciones alimentarias desde 2 mil millones de bolívares en el 2004, hasta 13 mil millones en el 2010, y 16 mil millones para el 2011. INE-BCV. Lamentable para un país que ha sido eterno exportador de alimentos.
Las caraotas, por ejemplo, son importadas de China. Y representan el 50% de las importaciones de alimentos. O de Argentina: el 34% de las compras totales de caraotas. O de Nicaragua; Canadá, Turquía y otros. INE. Mientras: la producción nacional está en el piso por la absurda política de expropiaciones de este pésimo gobierno.
Por su parte, el hambre inmaterial o intangible es otra cosa.
Es la necesidad del venezolano de ser tratado como ser humano o como ciudadano libre, con derechos y deberes; muy lejos del discurso ofensivo del Presidente, de la represión de su libertad, de la ineficiencia de los poderes públicos, de la impunidad, de la inseguridad, la inflación, el desempleo y, en pocas palabras, de la política destructiva de este régimen chavista.
Pero, el venezolano también puede conjugar el hambre material e inmaterial en la expresión viva de sed de justicia, y surge con la huelga de hambre heroica que puede llegar hasta el final en sacrificio. Sea un ejemplo: el compatriota Franklin Brito.
Porque, este gobierno chavista es tan pésimo que llega hasta el colmo de ignorar que antes de dar al pueblo: soldados, sacerdotes y maestros, sería oportuno saber si no se está muriendo de hambre. Tolstoy.
Afortunadamente solo restan 358 días de sufrimiento.
Que así sea.
Cuando el hambre es desesperante se llama calagurritana. O Bulimia.
Y cuando es afectiva, aunque suene a Ballenato: hambre de amor.
Si las personas tienen deseos de comer pero no hay alimentos; o anhelos de ser tratados con cariño, y no reciben su apuchungamiento, se llama muerto de hambre.
Por eso se puede decir que existen 2 tipos de hambre: hambre material y hambre inmaterial o intangible.
El hambre material tiene 3 características: es la falta de alimentos básicos; no permite la saciedad del deseo de comer y, al final, ocasiona desnutrición individual o colectiva. O sea: falta de papa.
El hambre inmaterial o intangible es un concepto psicológico que implica alteración emocional del individuo o del colectivo, por prolongada carencia afectiva. O sea: falta de cariño.
Si nos ponemos a pensar en el hambre de nuestro país, sumergido en la política empobrecedora de este diabólico gobierno chavista del siglo XXI, nos daremos cuenta que Venezuela tiene hambre calagurritana o está muerta de hambre, por tanta falta de papa y de cariño
El hambre material de los venezolanos, por ejemplo, se ve todos los días y en todas partes. En colas para comprar leche, azúcar, aceite o café. En los mercados con plan de racionamiento, a lo cubano, de un paquete o 2 kilos por persona. En el city tours o ruleteo por diferentes centros comerciales para comprar algún producto. O en los mensajes urgentes de los teléfonos celulares sobre la disponibilidad de cualquier alimento en algún sitio de la ciudad.
Pero, también se ve el hambre hasta en las estadísticas del Gobierno que hablan del estancamiento de la lucha contra la pobreza, por escalada desde el 19.1% en el 2009, hasta el 20.1%, en el 2011. INE. En la denuncia de encuestadoras nacionales sobre la escasez de alimentos básicos sobre 21 %; y crítica para carnes, aceites y leche en polvo, sobre el 40 %. Datanálisis. E incremento de las importaciones alimentarias desde 2 mil millones de bolívares en el 2004, hasta 13 mil millones en el 2010, y 16 mil millones para el 2011. INE-BCV. Lamentable para un país que ha sido eterno exportador de alimentos.
Las caraotas, por ejemplo, son importadas de China. Y representan el 50% de las importaciones de alimentos. O de Argentina: el 34% de las compras totales de caraotas. O de Nicaragua; Canadá, Turquía y otros. INE. Mientras: la producción nacional está en el piso por la absurda política de expropiaciones de este pésimo gobierno.
Por su parte, el hambre inmaterial o intangible es otra cosa.
Es la necesidad del venezolano de ser tratado como ser humano o como ciudadano libre, con derechos y deberes; muy lejos del discurso ofensivo del Presidente, de la represión de su libertad, de la ineficiencia de los poderes públicos, de la impunidad, de la inseguridad, la inflación, el desempleo y, en pocas palabras, de la política destructiva de este régimen chavista.
Pero, el venezolano también puede conjugar el hambre material e inmaterial en la expresión viva de sed de justicia, y surge con la huelga de hambre heroica que puede llegar hasta el final en sacrificio. Sea un ejemplo: el compatriota Franklin Brito.
Porque, este gobierno chavista es tan pésimo que llega hasta el colmo de ignorar que antes de dar al pueblo: soldados, sacerdotes y maestros, sería oportuno saber si no se está muriendo de hambre. Tolstoy.
Afortunadamente solo restan 358 días de sufrimiento.
Que así sea.
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