Monday, October 10, 2011

Vivir en la sociedad de la anomia

En: http://www.eluniversal.com/caracas/111010/vivir-en-la-ciudad-de-la-anomia

JAVIER BRASSESCO |  EL UNIVERSAL
lunes 10 de octubre de 2011  12:00 AM
La semana pasada una persona perdió la vida luego de caer con todo y carro en un hueco de unas obras del MTC en la Panamericana que no estaban debidamente señalizadas.

De vez en cuando, un grupo de motorizados en caravana fúnebre tranca la principal autopista de la ciudad, la Francisco Fajardo y además atraca a los conductores. La vía que conecta la avenida Urdaneta con la Sucre, frente a Miraflores, se cierra a sin previo aviso ni motivo aparente, generando enormes colas. Reportar emergencias al 171 es tiempo perdido.

Sobran los ejemplos para ilustrar un hecho: en Caracas cada quien anda por su cuenta apenas atraviesa el umbral de la puerta de su casa, y no solo en materia de seguridad.

El psicólogo social Axel Capriles dice que siempre se tiende a pensar en la anomia (ausencia de normas) como un abstracto concepto sociológico, cuando en realidad la ciudad de Caracas vive desde hace años una situación de anomia.

Para él, el desamparo en que vive cada uno de los caraqueños es un problema central de la vida cotidiana al que sin embargo no se le presta la atención debida. Y cuenta el caso del hijo de un amigo suyo que se electrocutó porque un cable en la calle hacía contacto con un charco. El cable sigue ahí.

Este desamparo ha llevado a que cada quien busque la manera de sobrevivir por su cuenta, pues el ciudadano sabe que no existen instancias efectivas.

Esto a su vez lleva a la desintegración social, al individualismo extremo, y cuando se rompen los lazos con lo colectivo ocurre en la vida de cada quien lo que se conoce como síndrome de aislamiento: el escape a la vida personal y sus pequeños proyectos.

Además, explica, se multiplican la aprensión y el miedo pero también el conformismo, pues el ser humano suele acostumbrarse a las cosas malas y el caraqueño no está acostumbrado a exigir, ni al gobierno ni a las empresas ni a sus propios conciudadanos.

Cuando se le pregunta al sociólogo Francisco Coello a dónde nos puede llevar esta situación de anomia, él explica que el problema es que justamente no lleva a ningún lado: "No hay límites para la descomposición. Las sociedades se pueden descomponer hasta el infinito".

Y él cree que esto que él llama "desinstitucionalización", está directamente ligado a los altos índices de violencia: "Hay una sola línea de trenes y resulta que chocan. Me invitan a Maracaibo a dar una ponencia, pero de noche no puedo viajar porque es peligroso, y tomar un avión es un riesgo porque las empresas están por el piso. Eso tiene que ver con el desmontaje de las instituciones, con la eliminación de la meritocracia: hay unos edificios con unos nombres y unos ministerios, pero no hay instituciones, lo que hay son parapetos".

Y para él todo eso está relacionado directamente con el hecho de que Venezuela triplique en homicidios a Brasil, país con 190 millones de habitantes.

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