ALBERTO ARTEAGA SÁNCHEZ | EL UNIVERSAL
miércoles 26 de octubre de 2011 12:00 AM
La semana pasada se hizo pública la decisión de Conatel de sancionar con una elevada suma a Globovisión en el procedimiento administrativo llevado a cabo por haber informado sobre los gravísimos hechos ocurridos en El Rodeo en junio del presente año.
Según la ristra de cargos imputados se hace referencia, entre otras cosas, a la apología del delito, alteración del orden público, creación o fomento de zozobra en la colectividad e incitación al odio y a la intolerancia política.
En verdad, si algo de esto fuera cierto, ha debido abrirse un proceso penal e investigar seriamente los hechos -lo que no se hizo- habiéndose procedido por la expedita vía administrativa.
Pero lo más grave es que las imputaciones contra Globovisión han encontrado su fundamento en la cobertura marginal que se le permitió a esta televisora, de corte informativo, limitada a cubrir a distancia los sucesos, impedida del acceso a las fuentes oficiales y en contacto permanente con los familiares de los reclusos, quienes no tenían noticias sobre la suerte de sus allegados.
En definitiva, la transmisión, en vivo, de estos lamentables sucesos, con toda su carga de dramatismo, angustia y violencia, tuvo como consecuencia la apertura de un expediente administrativo por los cargos antes señalados.
No sé qué podrán entender los miembros del Directorio de Responsabilidad Social por hacer apología del delito, crear zozobra en la colectividad o incitar al odio y a la intolerancia política.
Hacer apología del delito implica exaltar la comisión de hechos punibles y sus autores estimando valiosos esos hechos o considerando como héroes a sus protagonistas; crear zozobra, equivale a generar angustia injustificada en la colectividad; la incitación al odio, implica hacer un llamado y propiciar enfrentamientos entre ciudadanos; y demostrar intolerancia supone realizar acciones o utilizar expresiones que llamen a obviar cualquier forma de diálogo o entendimiento.
Ahora bien, ¿alguien puede aceptar que informar sobre un conflicto carcelario de magnitud puede implicar tales calificativos?.
No hay palabras para describir lo que ocurre en nuestras prisiones. La situación es dramática, trágica. Nuestros establecimientos son depósitos no aptos para seres humanos. En la cárcel todo se comercia, todo se paga. Como ha dicho Elio Gómez Grillo, allí solo se conjugan los hechos matar, violar, ociar, drogarse, entre otros.
Quienes hacen apología del delito son los que han permitido, en el reino de la impunidad, que los "pranes" se adueñen de las cárceles y sus hechos se conviertan en hazañas; se crea o fomenta la zozobra cuando se permite que la situación de las penitenciarias se conozca en el seno de la sociedad con la carga de muerte, de violencia y de impunidad; y se incita al odio o a la intolerancia cuando no se hace justicia a quienes sufren en el infierno de la prisión y se somete a los familiares a vejámenes y requisas impúdicas.
En esta realidad, ¿puede sancionarse a quien informe sobre la gravísima situación carcelaria y sobre hechos como los de El Rodeo, aún no clarificados?
Según la ristra de cargos imputados se hace referencia, entre otras cosas, a la apología del delito, alteración del orden público, creación o fomento de zozobra en la colectividad e incitación al odio y a la intolerancia política.
En verdad, si algo de esto fuera cierto, ha debido abrirse un proceso penal e investigar seriamente los hechos -lo que no se hizo- habiéndose procedido por la expedita vía administrativa.
Pero lo más grave es que las imputaciones contra Globovisión han encontrado su fundamento en la cobertura marginal que se le permitió a esta televisora, de corte informativo, limitada a cubrir a distancia los sucesos, impedida del acceso a las fuentes oficiales y en contacto permanente con los familiares de los reclusos, quienes no tenían noticias sobre la suerte de sus allegados.
En definitiva, la transmisión, en vivo, de estos lamentables sucesos, con toda su carga de dramatismo, angustia y violencia, tuvo como consecuencia la apertura de un expediente administrativo por los cargos antes señalados.
No sé qué podrán entender los miembros del Directorio de Responsabilidad Social por hacer apología del delito, crear zozobra en la colectividad o incitar al odio y a la intolerancia política.
Hacer apología del delito implica exaltar la comisión de hechos punibles y sus autores estimando valiosos esos hechos o considerando como héroes a sus protagonistas; crear zozobra, equivale a generar angustia injustificada en la colectividad; la incitación al odio, implica hacer un llamado y propiciar enfrentamientos entre ciudadanos; y demostrar intolerancia supone realizar acciones o utilizar expresiones que llamen a obviar cualquier forma de diálogo o entendimiento.
Ahora bien, ¿alguien puede aceptar que informar sobre un conflicto carcelario de magnitud puede implicar tales calificativos?.
No hay palabras para describir lo que ocurre en nuestras prisiones. La situación es dramática, trágica. Nuestros establecimientos son depósitos no aptos para seres humanos. En la cárcel todo se comercia, todo se paga. Como ha dicho Elio Gómez Grillo, allí solo se conjugan los hechos matar, violar, ociar, drogarse, entre otros.
Quienes hacen apología del delito son los que han permitido, en el reino de la impunidad, que los "pranes" se adueñen de las cárceles y sus hechos se conviertan en hazañas; se crea o fomenta la zozobra cuando se permite que la situación de las penitenciarias se conozca en el seno de la sociedad con la carga de muerte, de violencia y de impunidad; y se incita al odio o a la intolerancia cuando no se hace justicia a quienes sufren en el infierno de la prisión y se somete a los familiares a vejámenes y requisas impúdicas.
En esta realidad, ¿puede sancionarse a quien informe sobre la gravísima situación carcelaria y sobre hechos como los de El Rodeo, aún no clarificados?
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