Carolina Jaime Branger
Padres y representantes, temblad! Se manifestó el Ministerio para la Educación Chavista, Socialista y Revolucionaria. La entrevista que la periodista María Lilibeth Da Corte le hizo en El Universal a la ministra de ese despacho debería haber encendido -una vez más- las luces de alarma entre quienes creemos que la educación debe liberar y no ideologizar, formar pensadores críticos y no eunucos intelectuales, estimular el talento y no hundir en la mediocridad.
La ministra se muestra satisfecha por haber entregado una millonada de libros orientados a "reproducir la ideología del Estado socialista", como si la educación fuera un traje que se cambia de acuerdo al signo del gobierno de turno. Sus argumentos, si se pueden llamar así, caen por su debilidad: "nadie estaba conforme (con el sistema educativo), ni siquiera los criticones de oficio". ¡Por supuesto que no estábamos conformes y lo hemos venido manifestando desde hace años! Pero el que no estuviéramos conformes con aquello, no significa que automáticamente estemos conformes con esto. Porque siempre podemos estar peor y en materia educativa definitivamente lo estamos.
La ministra no tiene cifras cuando se le inquiere sobre la caída de la matrícula y el aumento en la deserción: "según la proyección pareciera... ", "no te lo puedo decir científicamente en este momento". Aparentemente, espera por resultados del INE. ¿Estará sentada? Hubiera sido estupendo que refutara las muy alarmantes cifras que presentó Antonio Ecarri, presidente de la Fundación Casa Arturo Uslar Pietri. Las cifras se confrontan con cifras.
Yo quisiera saber qué significa "promover un pensamiento crítico reflexivo para la transformación de la realidad social, del entorno, de la cotidianidad". Los muchachos ya no tienen que memorizar los huesos o los músculos del cuerpo, pero sí deben conocer el pensamiento de Hugo Chávez. La apología del caudillo, ni más ni menos... ¡qué atraso!
Es terrible, es perverso, es dantesco que un régimen pretenda perpetuarse a través de la perpetuación de la ignorancia. Está a la vista que los ignorantes son más fáciles de manipular que quienes han recibido educación. Igualar para abajo no es un reto, es una estupidez. Ideologizar, un crimen. Y no es consuelo pensar que no lo lograrán porque son ineptos. ¿Y si lo logran? /
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