ADOLFO P. SALGUEIRO | EL UNIVERSAL
sábado 22 de octubre de 2011 12:00 AM
Cuando nos disponíamos a comentar la sentencia que "reconoce" los derechos de Leopoldo López pero no le permitiría ejercer un cargo público, aparece Conatel para distraer el ambiente anunciando que su Directorio, por "unanimidad" ha decidido imponer a Globovisión una multa de magnitud impagable luego de un proceso administrativo llevado a cabo con inusitada diligencia.
Si en el caso de Leopoldo, resuelto por el Poder Judicial -supuesta y constitucionalmente independiente- se vio la influencia férrea de la tendencia oficial, mucho menos podía esperarse de Conatel, órgano del Poder Ejecutivo, que no fuera complacer a quienes temen que un candidato de fuste pueda "ir p'al baile". Las formas jurídicas al estilo del recordado personaje de Joselo -el Dr. Chimbín- utilizadas en este y mil casos más , pretenden dar sustento legal a lo que todos sabemos es un atentado flagrante a la libertad de expresión cuyo golpe final vienen demorando luego de comprobar el efecto negativo del caso RCTV.
La acumulación de procedimientos administrativos, impositivos y multas contra Globovisión, las maniobras para quitarle las acciones al socio Mezerhane para poder meterse en la Junta Directiva del canal, la persecución por vía penal al accionista mayoritario a través de un proceso por especulación con unos automóviles y el asqueroso discurso televisivo en los canales oficiales son muestras evidentes del deseo -no disimulado- de sacar a Globovisión del aire.
Este articulista no solo reconoce sino que defiende el derecho que tiene Globovisión de establecer una línea editorial opuesta al Gobierno. Es un medio privado y lo hace con sus recursos. VTV y la Red Oficial de Medios Públicos hacen lo mismo, con bajeza y grosería ¡pero con los recursos de todos los venezolanos!
¿Será que Conatel puede ofrecernos alguna información sobre las denuncias -o procedimientos de oficio- que haya tramitado en contra de los coprólogos nocturnos de VTV cuyo lenguaje e impunidad asquean y constituyen un insulto a la teleaudiencia?
Este articulista ni es asalariado, ni asesor ni nada de Globovisión. Más aún, fuimos secuestrados la noche del 1° de junio de 2009 en la esquina misma del canal saliendo del programa Buenas Noches por quienes nos recomendaron que "no siguiéramos hablando pendejadas", sin embargo estamos agradecidos por las frecuentes invitaciones para participar en sus programas sin que jamás -igual que El Universal- se nos hubiese sugerido alguna línea argumental.
Globovisión tiene que pegarse gratis a cadenas tan fútiles como largas, soportar el secuestro de sus microondas, transmitir gratis los mensajes que ordena la Ley Resorte, calarse que sus anunciantes sean presionados por el Gobierno, soportar exclusiones y ataques físicos a sus reporteros, etc., etc. ¡Y todavía no han claudicado!
Desde esta columna proponemos que así como Ud. lector está dispuesto a pagar la suscripción mensual de la televisión por cable para ver lo que le gusta, considere -como ya se hizo antes- hacer algún aporte a Globovisión para preservar en el aire una de las últimas ventanas de la democracia. ¡Es necesario!
Si en el caso de Leopoldo, resuelto por el Poder Judicial -supuesta y constitucionalmente independiente- se vio la influencia férrea de la tendencia oficial, mucho menos podía esperarse de Conatel, órgano del Poder Ejecutivo, que no fuera complacer a quienes temen que un candidato de fuste pueda "ir p'al baile". Las formas jurídicas al estilo del recordado personaje de Joselo -el Dr. Chimbín- utilizadas en este y mil casos más , pretenden dar sustento legal a lo que todos sabemos es un atentado flagrante a la libertad de expresión cuyo golpe final vienen demorando luego de comprobar el efecto negativo del caso RCTV.
La acumulación de procedimientos administrativos, impositivos y multas contra Globovisión, las maniobras para quitarle las acciones al socio Mezerhane para poder meterse en la Junta Directiva del canal, la persecución por vía penal al accionista mayoritario a través de un proceso por especulación con unos automóviles y el asqueroso discurso televisivo en los canales oficiales son muestras evidentes del deseo -no disimulado- de sacar a Globovisión del aire.
Este articulista no solo reconoce sino que defiende el derecho que tiene Globovisión de establecer una línea editorial opuesta al Gobierno. Es un medio privado y lo hace con sus recursos. VTV y la Red Oficial de Medios Públicos hacen lo mismo, con bajeza y grosería ¡pero con los recursos de todos los venezolanos!
¿Será que Conatel puede ofrecernos alguna información sobre las denuncias -o procedimientos de oficio- que haya tramitado en contra de los coprólogos nocturnos de VTV cuyo lenguaje e impunidad asquean y constituyen un insulto a la teleaudiencia?
Este articulista ni es asalariado, ni asesor ni nada de Globovisión. Más aún, fuimos secuestrados la noche del 1° de junio de 2009 en la esquina misma del canal saliendo del programa Buenas Noches por quienes nos recomendaron que "no siguiéramos hablando pendejadas", sin embargo estamos agradecidos por las frecuentes invitaciones para participar en sus programas sin que jamás -igual que El Universal- se nos hubiese sugerido alguna línea argumental.
Globovisión tiene que pegarse gratis a cadenas tan fútiles como largas, soportar el secuestro de sus microondas, transmitir gratis los mensajes que ordena la Ley Resorte, calarse que sus anunciantes sean presionados por el Gobierno, soportar exclusiones y ataques físicos a sus reporteros, etc., etc. ¡Y todavía no han claudicado!
Desde esta columna proponemos que así como Ud. lector está dispuesto a pagar la suscripción mensual de la televisión por cable para ver lo que le gusta, considere -como ya se hizo antes- hacer algún aporte a Globovisión para preservar en el aire una de las últimas ventanas de la democracia. ¡Es necesario!
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