Póngase las pilas, salga a votar el domingo con ganas y arrastre a todos cuántos pueda
JUAN M. RAFFALLI A. | EL UNIVERSAL
viernes 10 de febrero de 2012 12:00 AM
Esta es nuestra última entrega antes de las primarias y eso me obliga a la participación masiva. El evento no es simplemente la elección de un candidato presidencial de una parte del país, es mucho más importante que eso. He escuchado con asombro bolserías como "¿para qué votar si ya está todo decidido?" o peor aún, "yo votaría igual por cualquiera". También he escuchado el nefasto argumento del miedo. Pretendo desde aquí darles argumentos serios para que reflexionen a quienes piensan así.
El evento del domingo es inédito, por primera vez una parcialidad muy grande, elige su líder de manera democrática y abierta a todos los electores que deseen participar. Es un evento que fortalece nuestra cultura y convicción democrática en el momento en que más se requiere, en el momento en que la institución del sufragio más reclama ser vitalizada. También, representa una oportunidad única para diferenciarse de la parcialidad que designa su candidato a dedo. La elección del domingo legitima al aspirante opositor y fortalece exponencialmente la unidad. Otro argumento de mucho peso es que será un evento que no solo implica elegir a un líder, sino una demostración de fuerza de una parte del país que se sabe mayoría y así necesita transmitirlo. La participación efectiva de muchos electores, supone una fortaleza indiscutible que no se puede reducir o neutralizar con el argumento pueril según el cual esa concurrencia sería el potencial de votos máximo de la oposición. Eso no se lo cree nadie con dos dedos de frente, ni con uno tampoco. Lo que sí sería muy malo es la concurrencia sea raquítica pues ello implicaría una falta de motivación y entusiasmo. En cuanto al miedo, que lleva implícita la idea de "conveniencia", no es cierto que se vaya a producir una nueva lista para pasar facturas, ello no es posible.
Esta votación también será secreta y más aún, los listados serán destruidos por la propia oposición en dos días o menos. Pero lo más importante es que, por dignidad y por convicción, lo peor que se puede hacer en situaciones como estas es dejar que el miedo se imponga, pues así viviremos atemorizados muchos años. Entonces póngase las pilas, salga a votar el domingo con ganas y arrastre a todos cuántos pueda, es una conducta cívica y democrática que nos debe llenar de orgullo.
El evento del domingo es inédito, por primera vez una parcialidad muy grande, elige su líder de manera democrática y abierta a todos los electores que deseen participar. Es un evento que fortalece nuestra cultura y convicción democrática en el momento en que más se requiere, en el momento en que la institución del sufragio más reclama ser vitalizada. También, representa una oportunidad única para diferenciarse de la parcialidad que designa su candidato a dedo. La elección del domingo legitima al aspirante opositor y fortalece exponencialmente la unidad. Otro argumento de mucho peso es que será un evento que no solo implica elegir a un líder, sino una demostración de fuerza de una parte del país que se sabe mayoría y así necesita transmitirlo. La participación efectiva de muchos electores, supone una fortaleza indiscutible que no se puede reducir o neutralizar con el argumento pueril según el cual esa concurrencia sería el potencial de votos máximo de la oposición. Eso no se lo cree nadie con dos dedos de frente, ni con uno tampoco. Lo que sí sería muy malo es la concurrencia sea raquítica pues ello implicaría una falta de motivación y entusiasmo. En cuanto al miedo, que lleva implícita la idea de "conveniencia", no es cierto que se vaya a producir una nueva lista para pasar facturas, ello no es posible.
Esta votación también será secreta y más aún, los listados serán destruidos por la propia oposición en dos días o menos. Pero lo más importante es que, por dignidad y por convicción, lo peor que se puede hacer en situaciones como estas es dejar que el miedo se imponga, pues así viviremos atemorizados muchos años. Entonces póngase las pilas, salga a votar el domingo con ganas y arrastre a todos cuántos pueda, es una conducta cívica y democrática que nos debe llenar de orgullo.
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