ANDRÉS
CAÑIZÁLEZ
Hace
algunos días bajo ese mismo título reunimos a dos periodistas y un estudioso de
la comunicación social, en días recientes en la sede de la Fundación Juan
Carmona, del diario El Impulso en la ciudad de Barquisimeto.
También figuraba como invitado el editor de El Nacional, pero
debido a las gestiones internacionales que realiza en estos días no pudo
acompañarnos. Este dato ya es relevante para responder a la pregunta-título.
Miguel
Henrique Otero y varias personas que forman parte del consejo editorial de su
periódico enfrentan un proceso judicial originado por una demanda que por
difamación interpuso el diputado y presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado
Cabello. El delito, presuntamente, es haber reproducido una información
ampliamente difundida por el diarioABC de España. Sin que haya una
sentencia, y sin que formalmente haya comenzado el juicio, ya se les impuso a
22 directores y editores de medios de Venezuela una sanción: prohibición de
salida del país. Otero estaba fuera del país y ha asegurado que volverá, pero
al mismo tiempo aprovecha su estadía fuera del país para denunciar lo que a
todas luces es un exabrupto.
En el
foro estuvieron Aymara Lorenzo, quien durante más de 10 años estuvo en la
pantalla de Globovisión y Carolina González, la jefa de redacción de El
Carabobeño. Ambas periodistas con su propia historia profesional ayudan a
responder la pregunta título. Aymara trabajó en un medio que sostuvo una línea
editorial crítica, que enfrentó decenas de demandas, procedimientos y ataques
directos. Globovisión finalmente fue vendido y el cambio más emblemático que ha
vivido su pantalla es que se “suavizó” notablemente. No sólo se les redujo la
visibilidad a los actores políticos de oposición, sino que se amplió la
información frívola (moda, espectáculos) en desmedro de la información
política. Aymara Lorenzo también dejó ese canal como muchos otros periodistas
que no compartieron una línea editorial caracterizada por la autocensura.
La otra
periodista que estuvo en el foro, organizado por El Impulso y
la asociación civil Medianálisis fue Carolina González, jefe de redacción
de El Carabobeño. El diario con más de 80 años vive lo que muchos
creemos pueden ser sus últimos días en la tradicional versión impresa, ya que
está en un callejón sin salida. El Estado cerró las puertas para que
hubiese importación del papel periódico por parte de las empresas privadas
(como ocurrió hasta 2013) y creó un ente oficial con monopolio en este rubro,
la Corporación Alfredo Maneiro. El Carabobeño no está pidiendo
papel regalado, lo quiere comprar, pero el único que vende papel periódico en
el país no le quiere vender, al punto de que ni siquiera le responde a sus
solicitudes y comunicaciones.
La guinda
en todo este panorama la aportó Marcelino Bisbal, director del posgrado en
comunicación social de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) y uno de los
más destacados investigadores venezolanos de la comunicación y el periodismo. A
la tendencia de control sobre medios radioeléctricos y la asfixia que viven los
periódicos, lo que viene es el control de las comunicaciones digitales. Citó
Bisbal el informe “Enemigos de Internet” de Reporteros Sin Fronteras, un club
de censuradores en el cual Venezuela ingresó gracias al gobierno de Nicolás
Maduro y sus políticas de bloquear páginas web, tumbar servidores de sitios web
con información incómoda y ordenar las detenciones de usuarios de Twitter. Qué
cree usted: ¿goza de buena salud la libertad de expresión en Venezuela?
@infocracia
.Vía El Nacional
Que pasa Margarita
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