EDUARDO SEMTEI ALVARADO
El
alcalde de Barquisimeto, Alfredo Ramos, decidió sumarse al llamado a marchas y
concentraciones hecho por Leopoldo López. Alfredo tiene ese derecho y lo
ejerce. Tiene la suficiente entidad, tradición e historia de lucha como para
decidir esta cuestión y muchas más. La Causa R, su partido, igualmente se sumó
al llamado. La Causa es un partido con experiencia. Muchas veces
iconoclasta, como aquella vez que apoyaron la candidatura de un perfecto hombre
de derecha, el finado Jorge Olavarría. A La Causa simplemente le pareció una
política correcta y por allí se enfiló. Así es la democracia. Así son los
partidos. Así son los dirigentes. Todos tienen el derecho de sumarse o a no
sumarse a iniciativas de otros partidos o de otros dirigentes. ¿Perderían acaso
su historia, sus luchas, sus alcances, su experiencia Alfredo y su partido, La
Causa R, si en lugar de haberse sumado al llamado de López hubiese declinado la
invitación o simplemente la hubiese ignorado? ¿Entonces, si se suma es
opositor, valiente, decidido, solidario, humano, buena gente y si no lo hace es
cobarde, vacilante, sectario, excluyente, canalla y mala gente? Lo dudo.
En cuanto
a Leopoldo, de alguna manera se ha visto muy envuelto en políticas erráticas y
hasta disparatadas que en muchas ocasiones en lugar de arrinconar al gobierno
de Maduro lo que ha hecho es atornillarlo. Las guarimbas, una estrategia
infantil y foquista. Encerrar la clase media en sus propias urbanizaciones.
Dañar alcantarillas, postes de alumbrado eléctrico y semáforos. Con ello no se
ganó ni un solo voto adicional a los que ya tenía la oposición. Al contrario,
mucha gente se alejó espantada. La Salida fue otro pequeño disparate. Según tal
estrategia, a Maduro solo le faltaba un empujoncito para que cayera largo a
largo como un platanote. Era un asunto no de meses, sino de días y quizás de
horas. Descabellado pensamiento que nuevamente amarró al chavismo a los pilotes
del poder. Luego llamó a firmar. A recoger rúbricas para una constituyente. De
tales firmas más nunca se supo. Y López, un hombre al que no hay que negarle ni
desconocerle su apasionada aspiración a ser presidente de Venezuela, no habló
más del asunto.
Leopoldo
está detenido no solo injustamente, sino sometido a un proceso kafkiano y
repudiable, mezquino y canalla, falso y temerario, que no tiene basamento ni
fundamento alguno. López le propinó una severa derrota al gobierno al lograr un
video donde llamaba a una movilización, que luego se transformó en
concentración para el 30 de mayo de 2015.
En
aquellas varias fracasadas iniciativas ni Alfredo Ramos ni La Causa R
participaron. Tampoco fueron consultados. Nadie vio a Alfredo Ramos haciendo
guarimbas. Nadie vio a Alfredo Ramos recogiendo firmas para la constituyente.
Veamos
ahora el caso de Henrique Capriles y su partido Primero Justicia. Henrique
decidió ir a la marcha, visitar a Ceballos, apoyar la concentración. Es su
voluntad. Su parecer. Su decisión. No por ello es el Príncipe Valiente. Y
si no hubiese participado tampoco se trasformaría en el verdugo ni en el Judas
de la oposición. Primero Justicia no se sumó como partido político al llamado
de López. Lo dejó al libre albedrío de sus miembros, de sus militantes.
Igualmente Henrique puede el día de mañana convocar a una marcha, o a un acto,
o a una concentración. Y en ese caso de Voluntad Popular y Leopoldo López en
particular pueden decidir sumarse al llamado, o no sumarse, o no opinar. Es su
derecho. Se han ganado tal discrecionalidad.
Lo que no
podrían ni Alfredo Ramos, ni Leopoldo López, ni Henrique Capriles, ni Henri
Falcón es dividir a la oposición entre valientes y solidarios si se muestran
partidarios de llamados particulares de cada dirigente, y cobardes en caso de
declinar su participación.
La
convocatoria de López fue importante. Mejor hubiese sido el llamado si la MUD
hubiese tenido el control del volante. La vida no es tan simple ni la política
es entre negros negritos y blancos blanquitos. Hay muchos grises grisesitos. Lo
que sí es cierto de apostolado es que dentro de la unidad todo, fuera de la
unidad nada. No es igual, no puede ser igual un llamado de la MUD acordado por
la inmensa mayoría de la oposición a un llamado particular, individual de un
dirigente o de un partido. Si se establece como conducta que cada dirigente y
cada partido desarrolle iniciativas al margen de la MUD estaremos enterrando la
unidad, matando el futuro, ahogando las esperanzas. Un torneo, una olimpíada de
desafíos e iniciativas divergentes.
La
estrategia opositora es la electoral. La táctica opositora es la unidad.
Estrategia y táctica. No hay lugar para juegos particulares ni para posiciones
adelantadas. Es muy simple proponerle a la MUD concentraciones, movilizaciones,
actos o documentos. Que se acrisolen en el debate unitario, unificador.
Saltarse a la torera el necesario debate para cada acción opositora en el marco
de la unidad no es ni sano ni productivo. Siempre hay tiempo para consultar con
la dirigencia opositora. Siempre hay tiempo para el debate constructivo. Es al
gobierno a quien se le acaba el tiempo. No a nosotros.
Así que
Leopoldo, Henrique, Henri cuentan con mi respeto y reconocimiento si asisten a
actos convocados por sus congéneres e igualmente si no asisten. Medirlos con
tan pequeño calibrador no deja de ser una estupidez propia de muchachos recién
llegados a la política.
@eduardo_semtei
.Vía El Nacional
Que pasa Margarita
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