Manuel Malaver
El narcotráfico no solo está horadando la poca estabilidad interna que le resta al gobierno de Maduro, sino que, internacionalmente, es la marca que está quedando de aquel “paraíso terrenal” que intentó llamarse el “Socialismo del Siglo XXI”.
Aun más, pareciera que ya es el origen fundacional de sus dichas y desdichas, puesto que los ingresos que están sustituyendo a los de la menguante renta petrolera provienen del tráfico de drogas, mientras la prensa internacional habla más y más de venezolanos y venezolanas que encabezan las bandas que azotan al mundo o figuran entre sus principales integrantes.
No son noticias, sin embargo, que interesen a la mass media nacional -típico de los países sitiados por el narcotráfico- cuyos periódicos, revistas, radio y televisión permanecen mudos, ciegos y sordos frente a la peor peste que ha asolado a Venezuela desde el paludismo y las guerras civiles del siglo XIX, y pasa rasante, o no pasa, frente los continuos escándalos donde, o particulares o funcionarios cercanos al alto gobierno, son “participativos y protagónicos”.
La pregunta es: ¿los medios que desde que se inició el gobierno de Maduro fueron comprados con capitales de origen dudoso, y empresas más dudosas aún, pertenecen a los carteles de la cocaína, o sus actuales dueños tienen pactos con las mafias para fabricar un único y exclusivo silencio sobre este u otros delitos?
¿Saben los organismos antidrogas de Estados Unidos y la UE –únicos países en el mundo donde la guerra contra el narcotráfico es sin cuartel- que muchos de estos flamantes empresarios y capitalistas dueños de medios casi oficialistas venezolanos, callan las atrocidades de Maduro, de Raúl Castro, de Putin, Hizbolá y el ISIS, mientras disfrutan de propiedades y mansiones en los países capitalistas “decadentes” de Europa y América y disponen de munidas cuentas en dólares en sus bancos e instituciones financieras?
Seguramente que no, porque no hay un solo poder en el mundo que sepa de todo, pero, por si no lo sabían o lo han olvidado, quiero refrescárselos, ahora, cuando ni siquiera la “mundialísima” mafia de la FIFA se está escapando a la justicia internacional, implacable y global.
Reflexiones que se me escapan pensando en el silencio que guardaron los medios oficialistas y casi oficialistas venezolanos ante el último escándalo de narcotráfico que sacudió la conciencia nacional, puesto que involucró a un “presunto” narcotraficante solicitado por dos tribunales de Caracas, el 12 y el 18 de Control, Richard José Cammarano Jaimes (46) y a una ex Magistrada de la Sala Penal del TSJ -2006-2010-, Mirian del Valle Morandy Mijares (53), jubilada hace apenas tres años, dicen que cercana al entorno de la pareja presidencial, y con cuyos auspicios, en septiembre del 2014, por poco no resultó electa Fiscal General de la República en la elección donde le ganó la carrera Luisa Ortega Díaz.
Los hechos, tal aparecen en el portal “Runrunes” de Nelson Bocaranda, -medio digital que realizó una excelente cobertura del caso- se desencadenaron el sábado 22 de mayo, siendo aproximadamente las 10 de la noche, en el “Aeropuerto Internacional de Simón Bolívar”, en Maiquetía, cuando Cammarano, acompañado de la ex Magistrada Morandy, su asistente, Tibisay Pacheco y un funcionario del Saime de apellido Aponte, encargado de pasar al grupo por inmigración, fueron detenidos por agentes de la “División Antidrogas de la GNB” que portaban una orden de captura emitida por un tribunal contra tan peligroso individuo.
Shock, estupor, confusión entre los viajeros que se dirigían a tomar un vuelo de la línea aérea TAP, rumbo a Oporto, Portugal, -ciudad donde reside Cammarano- y su traslado a la sede del Comando de la “División Antidrogas de la GNB” en Colinas de las Acacias, donde se presentan tres fiscales del Ministerio Público que asumen los procedimientos que determinarán la suerte de los detenidos.
Pero, a partir de este procedimiento, los detenidos desaparecen de la faz de la tierra, no se vuelve a tener conocimiento de su situación ni de sus personas, aunque los rumores dicen que regresaron a sus casas y se reincorporaron a sus actividades… “normales”.
El martes pasado, sin embargo, el “Diario 2001”, informó que Cammarano fue presentado el lunes ante el Tribunal 31 de Control de Caracas, el cual procedió a dictarle “privativa de libertad” por un caso denunciado el 21 de marzo del 2012, cuando agentes del Cicpc reportaron que en una quinta de su propiedad, “La Chapa”, ubicada en Prados de Este, se encontraron 1200 kilos de cocaína.
Pero existía otro expediente -aun no resuelto- que vincula a Cammarano con el narcotráfico, como fue el hallazgo del 9 de octubre del 2010, en un barco de bandera libanesa surto en el puerto de Ferrominera, en Puerto Ordaz, de 470 kilos de cocaína que, luego de investigados condujeron a la identidad del propietario de una empresas de vidrios blindados, “Blindado Walash”, Cammarano, quien, además, no era un desconocido para los cuerpos policiales, pues en el 27 de marzo del 2008 matan a su esposa, Betsy Araujo, en una operación de sicariato, en el edificio Mucubají, en Valle Abajo, Caracas y como principal sospechoso se señala a Cammarano.
Y éste era el amigo, compinche, socio, camarada, padrino de la ex Magistrada de la Sala Penal del TSJ, Mirian Morandy, la misma que en el tiempo que ejerció su cargo, 2006-2010, trató con especial crueldad, sevicia y sadismo a perseguidos de la oposición, negándoles el debido proceso, y aplicándole decisiones injustas e ilegales, enjuiciándolos, literalmente, por delitos de conciencia, como los policías acusados sin pruebas por los muertos del 11 de abril del 2002, los comisarios Simonovis, Vivas y Forero y al diputado, José Sánchez, “Mazuco”.
En otras palabras, que la propia verduga, que por designios de la Divina Providencia, o más bien porque Diosdado Cabello tenía de candidata a Luisa Ortega Díaz, no es la actual Fiscal General de la República, con el respaldo del presidente, Maduro y su esposa, Cilia Flores.
Y de la cual, hasta el momento de escribir estas notas, no se sabe absolutamente nada y pasa a la galería de los personajes protegidos y baipaseados por el gobierno y sus medios tarifados y que, a no ser por el olfato y coraje de periodistas como, Nelson Bocaranda y sus “Runrunes”, seguiría una vida internacional dedicada a cultivar “amistades peligrosas” como Cammarano y compañía.
Pero el “Caso de la ex Magistrada y el Hombre de los Vidrios Blindados” también se presta a incursionar en el ámbito de la política nacional, más específicamente, en el enfrentamiento Maduro-Cabello, porque se trata de la propia manzana de la discordia, una ex funcionaria del entorno presidencial que se atreve a desafiar al vicepresidencial, disputándole, nada más y nada menos, que la Fiscalía General de la República.
Ganó Cabello, pero la guerra continuó, Maduro contraatacando con sus reuniones con Tom Shannon, enviado del Departamento de Estado que presuntamente discute la situación del vicepresidente de la AN acusado por los testigos protegidos, Leamsy Salazar y Rafael Isea, de ser el jefe del “Cartel de los Soles”, y el también teniente o capitán sacando ventaja de la detención con un narco, en el Aeropuerto Internacional, Simón Bolívar y de una ex Magistrada cuyas conexiones con el alto gobierno madurista no dejan dudas.
A este respecto, nada más significativo que Cammarano, un fugitivo de la justicia venezolana solicitado por dos tribunales de Caracas, y residente en Oporto, Portugal, regresara al país el 23 de abril pasado, pasó inmigración del aeropuerto donde fue detenido casi un mes después, y nadie se dio por aludido.
Estuvo en Caracas un mes y días y solo fue arrestado cuando se va del país en compañía de una presa codiciada para Cabello: la ex Magistrada, Morandy.
Pero más sospechoso –o sugestivo, por decir lo menos- es que a semana y días de su detención, Cammarano, es privado de libertad, en tanto que su acompañante, su glamorosa y, a todas luces, portada de periódicos, revistas, y noticieros de radio y televisión en los países libres y democráticos, es un secreto bien guardado para los lectores y usuarios de los medios radioeléctricos de Venezuela.
¿Ya cumplió su papel, o fue usada como otros tantos – o tontos- venezolanos que caen en el fuego cruzado de las dos facciones que se disputan el poder en Venezuela?
Seguramente, y la mejor prueba, es que en la penúltima aparición pública de Maduro, el miércoles pasado y con ocasión de anunciar unos acuerdos con el presidente de la estatal petrolera rusa, Rosneff, apareció al lado de Cabello, y sin que nadie le estuviera preguntando, añadiendo: “Estoy al lado del camarada Cabello, quien ahora pasa a estar siempre a mi lado, sobre todo cuando se trate de discutir y negociar los asuntos estratégicos de la República”
En otras palabras: ¿Que presidente paralelo habemus?
Quizá exagero y realizo cruces, junturas, secuencias y consecuencias apenas relacionadas, pero para no ser sorprendido en un futuro próximo por tragedias no imaginadas -y que al parecer ignoran los polos de la crisis política venezolana actual-, quiero parafrasear la frase de James Carville a Bill Clinton en la campaña electoral norteamericana de 1992:
“Es el narcotráfico, estúpido, es el narcotráfico”
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