JORDY ENRIQUE MONCADA CARTAYA | EL UNIVERSAL
viernes 18 de febrero de 2011 12:42 PM
Un nuevo Presidente nos cuesta necesariamente organizar unas elecciones primarias para elegir al candidato que enfrentará al actual Presidente, elecciones que no pueden convertirse en un desgaste y en donde deben participar todos los factores que están interesados en un cambio rotundo en Venezuela
Un nuevo Presidente nos cuesta necesariamente el compromiso de todos los candidatos de esas elecciones primarias a apoyar a quien resulte ganador, no simplemente de palabra, sino con hechos.
Un nuevo Presidente nos cuesta necesariamente que la campaña de primarias deba organizarse en conjunto, en donde los candidatos siempre se presenten juntos como un equipo, simplemente compitiendo en quien encabezará dicho equipo.
Un nuevo Presidente nos cuesta necesariamente que todos los candidatos entiendan que le próximo periodo de gobierno es de transición y supone grandes sacrificios personales.
Un nuevo Presidente nos cuesta necesariamente que en el marco de ese gobierno de transición se presenten las líneas programáticas que conducirán a Venezuela a la paz, la justicia, la reconciliación y al progreso.
Un nuevo Presidente nos cuesta necesariamente incluir a factores del oficialismo en la propuesta, pues la tendencia no se elimina con una derrota electoral, por lo que se debe garantizar la participación en la construcción consensuada de una nueva forma de gobernar.
Un nuevo Presidente nos cuesta necesariamente adquirir la madurez política de aceptar los errores cometidos y hablar mas allá de las fronteras de la Mesa de la Unidad, encontrar una sola propuesta de campaña y una estrategia comunicacional coherente.
Un nuevo Presidente nos cuesta necesariamente renovar las caras, el discurso, las imágenes y sobre todo las formas, esto solo se logra involucrando a nuevos actores en la política venezolana.
Un nuevo Presidente nos cuesta necesariamente que todos estemos a la orden del equipo que se presente para gobernar este país en una transición que cada vez está más cerca.
Un nuevo Presidente nos cuesta necesariamente pensar en Venezuela no en nuestros partidos.
Un nuevo Presidente nos cuesta necesariamente el compromiso de todos los candidatos de esas elecciones primarias a apoyar a quien resulte ganador, no simplemente de palabra, sino con hechos.
Un nuevo Presidente nos cuesta necesariamente que la campaña de primarias deba organizarse en conjunto, en donde los candidatos siempre se presenten juntos como un equipo, simplemente compitiendo en quien encabezará dicho equipo.
Un nuevo Presidente nos cuesta necesariamente que todos los candidatos entiendan que le próximo periodo de gobierno es de transición y supone grandes sacrificios personales.
Un nuevo Presidente nos cuesta necesariamente que en el marco de ese gobierno de transición se presenten las líneas programáticas que conducirán a Venezuela a la paz, la justicia, la reconciliación y al progreso.
Un nuevo Presidente nos cuesta necesariamente incluir a factores del oficialismo en la propuesta, pues la tendencia no se elimina con una derrota electoral, por lo que se debe garantizar la participación en la construcción consensuada de una nueva forma de gobernar.
Un nuevo Presidente nos cuesta necesariamente adquirir la madurez política de aceptar los errores cometidos y hablar mas allá de las fronteras de la Mesa de la Unidad, encontrar una sola propuesta de campaña y una estrategia comunicacional coherente.
Un nuevo Presidente nos cuesta necesariamente renovar las caras, el discurso, las imágenes y sobre todo las formas, esto solo se logra involucrando a nuevos actores en la política venezolana.
Un nuevo Presidente nos cuesta necesariamente que todos estemos a la orden del equipo que se presente para gobernar este país en una transición que cada vez está más cerca.
Un nuevo Presidente nos cuesta necesariamente pensar en Venezuela no en nuestros partidos.
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