Hay que estar fuera de la realidad para no valorar como un enorme éxito la huelga de hambre
JUAN MARTÍN ECHEVERRÍA | EL UNIVERSAL
domingo 27 de febrero de 2011 12:00 AM
Sea socialismo radical o democracia pura y simple, ningún gobierno puede funcionar si no hace una gestión que atienda las necesidades fundamentales de la población; por eso la retórica del populismo, con el fantasma del imperio y la traición a la Patria, sirven para ganar tiempo, pero al final del camino se impone la creación de empleo, baja inflación, lucha contra la inseguridad, construcción de viviendas y la participación real de los ciudadanos.
Ante un Estado de Derecho herido en su línea de flotación por el autoritarismo, con un hiperlíder que quiere controlar la sociedad civil, era indispensable el valor de los estudiantes para que aparecieran en el horizonte la OEA y el espíritu de la Nación, frente a la reiterada violación de los derechos humanos, la cantidad de presos políticos y el desprecio al diálogo y la negociación, que caracterizan una vida política civilizada.
Tenemos, entre los activos de Venezuela, a esta juventud aguerrida y educada bajo los principios democráticos, a pesar del socialismo radical que domina el sector público e invade los tiempos de la sociedad civil. Hay que ser dogmático y estar fuera de la realidad, para no valorar como un enorme éxito la huelga de hambre.
El escenario político por fin muestra signos de diálogo y negociación, después de haberle quitado la diputación a Wilmer Azuaje en 24 horas, sin debido proceso ni derecho a la defensa, terrible precedente. En el caso del exgobernador de Apure se denuncia públicamente corrupción, se levanta la alfombra y se guarda la suciedad, se designa a dedo y aquí no ha pasado nada, inquietante precedente.
Los jóvenes han logrado que una huelga de hambre, calificada de ingenua y fracasada, le haya dado la vuelta al mundo: su objetivo la defensa de los derechos humanos y hacer justicia. Es la OEA, liberación de presos políticos, asistencia médica, aplicación de medidas alternativas, prelibertad y la revisión de beneficios. Los estudiantes han logrado un imposible, aunque sólo una parte de los presos salgan a la calle, y han expuesto las perversidades de la justicia a la luz del día.
En Libia el dictador que ha recibido en dos oportunidades la espada del Libertador de América, comete un inmenso genocidio, lo que hubiera ocurrido entre nosotros si se hubiera ejecutado el Plan Ávila el 11 de abril. ¿Qué mensaje envía el PSUV con sus parrilleras para burlarse de la dignidad y el sacrificio? Es una carrera alocada hacia el abismo, establecer como metodología la ingobernabilidad.
La justicia penal tiene que revisar y sentenciar a la criminalidad común, olvidándose de los opositores o incluso sindicalistas oficialistas que contradicen la orden y el dogma del poder. El sindicalismo debe atender los intereses de los trabajadores, en cambio el Gobierno no negocia los contratos colectivos, niega los incrementos salariales, destruye empleos permanentes y se engolosina con las importaciones.
Los jóvenes se mantendrán en pie de lucha, porque saben que solo con un gobierno democrático tienen posibilidades de empleo, calidad de vida y libertades.
Ante un Estado de Derecho herido en su línea de flotación por el autoritarismo, con un hiperlíder que quiere controlar la sociedad civil, era indispensable el valor de los estudiantes para que aparecieran en el horizonte la OEA y el espíritu de la Nación, frente a la reiterada violación de los derechos humanos, la cantidad de presos políticos y el desprecio al diálogo y la negociación, que caracterizan una vida política civilizada.
Tenemos, entre los activos de Venezuela, a esta juventud aguerrida y educada bajo los principios democráticos, a pesar del socialismo radical que domina el sector público e invade los tiempos de la sociedad civil. Hay que ser dogmático y estar fuera de la realidad, para no valorar como un enorme éxito la huelga de hambre.
El escenario político por fin muestra signos de diálogo y negociación, después de haberle quitado la diputación a Wilmer Azuaje en 24 horas, sin debido proceso ni derecho a la defensa, terrible precedente. En el caso del exgobernador de Apure se denuncia públicamente corrupción, se levanta la alfombra y se guarda la suciedad, se designa a dedo y aquí no ha pasado nada, inquietante precedente.
Los jóvenes han logrado que una huelga de hambre, calificada de ingenua y fracasada, le haya dado la vuelta al mundo: su objetivo la defensa de los derechos humanos y hacer justicia. Es la OEA, liberación de presos políticos, asistencia médica, aplicación de medidas alternativas, prelibertad y la revisión de beneficios. Los estudiantes han logrado un imposible, aunque sólo una parte de los presos salgan a la calle, y han expuesto las perversidades de la justicia a la luz del día.
En Libia el dictador que ha recibido en dos oportunidades la espada del Libertador de América, comete un inmenso genocidio, lo que hubiera ocurrido entre nosotros si se hubiera ejecutado el Plan Ávila el 11 de abril. ¿Qué mensaje envía el PSUV con sus parrilleras para burlarse de la dignidad y el sacrificio? Es una carrera alocada hacia el abismo, establecer como metodología la ingobernabilidad.
La justicia penal tiene que revisar y sentenciar a la criminalidad común, olvidándose de los opositores o incluso sindicalistas oficialistas que contradicen la orden y el dogma del poder. El sindicalismo debe atender los intereses de los trabajadores, en cambio el Gobierno no negocia los contratos colectivos, niega los incrementos salariales, destruye empleos permanentes y se engolosina con las importaciones.
Los jóvenes se mantendrán en pie de lucha, porque saben que solo con un gobierno democrático tienen posibilidades de empleo, calidad de vida y libertades.
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