En: http://www.lapatilla.com/site/2011/02/28/alonso-moleiro-el-27f-y-el-discurso-de-maria-corina-machado/
Alonso Moleiro
Constituye todo un artificio que el chavismo pretenda adjudicarse la autoría política y el significado histórico de los sucesos del 27 de febrero de 1989. Las terribles revueltas populares de aquel año tuvieron lugar luego de una desafortunada secuencia de imprevistos -con su mar de fondo social, nadie lo duda- y se desarrollaron sin enarbolar bandera alguna. El país ni siquiera sabía entonces quien era Hugo Chávez.
En esos días supimos que el sistema democrático estaba en un grave aprieto y que las cosas en Venezuela jamás iban a ser las mismas, pero nadie podía prever el desarrollo que iban a tomar los hechos en los años siguientes.
Más estrafalario aún resulta postular que aquellos disturbios constituyeron una rebelión planificada en contra de las controvertidas medidas económicas anunciadas por Carlos Andrés Pérez o contra el Fondo Monetario Internacional como institución. De las medidas nada se conocía, salvo el anunciado aumento de la gasolina; huelga agregar que la sola figura FMI era completamente desconocida para los protagonistas de la turbamulta indgnada que tomó las ciudades venezolanas.
El abordaje que hace el chavismo a la efemérides –una terrible acumulación de equívocos que nada tienen de gloria y que jamás, bajo ninguna circunstancia, se deberían volver a repetir- constituye un ejemplo clásico de su manera de interpretar los hechos. Es ésta una reconstrucción hecha a posteriori, producto de una interpretación unilateral, autoindulgente y completamente discutible, en la cual se le adjudica a la historia aditamentos que entonces eran completamente desconocidos. El chavismo entonces ni siquiera había nacido y eso no le quita arrestos para sentirse protagonista de ésta traumática jornada.
Una costumbre muy extendida en los defensores de la causa del gobierno: llenar el decorado de consignas, construir un universo paralelo al de la realidad misma, evadir la interpretación objetiva de los hechos.
Lo que les ha permitido afirmar, con toda tranquilidad, que el hampa es responsabilidad del capitalismo, que Bolívar era socialista, que la inflación no es atribuible al gobierno sino a los empresarios o que el 4 de febrero es algo así como una fecha emparentable al 19 de abril de 1810.
La realidad envía unas señales: el chavismo se inventa un universo paralelo autocomplaciente y emocional. El último síntoma del divorcio respecto a lo que sucede lo ofreció Jorge Giordani en las interpretaciones, el extraviado vocero del gabinete económico, incapaz de responder, sin evadirse en desvaríos, cómo la capacidad productiva del país se encuentra tan lesionada si los ingresos de la nación se han multiplicado por siete.
Puesto en su sitio, de forma merecida, junto a sus colegas con el contundente y muy comentado discurso de María Corina Machado: un baño de agua fría de realidad lleno de cifras y apreciaciones inapelables que selló el desarrollo de un exitoso desempeño de la bancada de la MUD.
Podrá gobierno invocar a los pueblos, evadir su responsabilidad fundamental hablando de conspiraciones y laboratorios globales, distraer la atención de las barras acusando a los Estados Unidos, empeñarse en que no lleva 12 años mandando, como han dicho, sino apenas seis, porque es apenas desde 2004 que pudieron asentarse en el poder.
La realidad no se construye con consignas. Los saqueos del 27 de febrero no tuvieron autoría polìtica ni enarbolaban bandera alguna. Al gobierno le está llegando el momento de dejar de desplazar sus responsabildades.
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