JUAN CARLOS PÉREZ-TORIBIO | EL UNIVERSAL
sábado 1 de octubre de 2011 12:31 PM
Así como en aquel mundo flemático y victoriano donde se ambienta la obra de Stevenson, los amigos del Dr. Jekyll se muestran extrañados de que el distinguido doctor comparta su casa con el ruin de Hyde. Y nunca hubieran creído que uno y otro eran la misma persona, si no lo llegan a ver por sus propios ojos, así a nosotros, y aunque no estemos en un mundo muy victoriano que se diga, nos cuesta dar crédito a lo que se dice últimamente en relación a la forma poco trasparente en que el secretario de la Organización de Estados Americanos (OEA) ha administrado los fondos de ese organismo.
Si bien el Sr. Insulza ha hecho gala en diferentes momentos de una autosuficiencia que raya en la pedantería, y cuando se le ha emplazado para que se pronuncie sobre alguno de los conflictos que tienen lugar en la región (con la excepción de la salida de Zelaya de Honduras) ha escurrido el bulto de una forma realmente sorprendente -todo lo cual lo hace a la vista de muchos un personaje verdaderamente antipático- lo que ahora se dice de la falta de transparencia en su gestión al frente de la OEA no deja de admirarnos, máxime cuando este señor se nos ha presentado por momentos a los venezolanos como un dechado de integridad y rectitud, sin que falte tampoco su intento por aleccionar políticamente a nuestra oposición, como pretendió hacer no hace mucho en un foro mundial con el mismo Moisés Naím.
Recordemos que el nombramiento de José Miguel Insulza como secretario general de la OEA por dos periodos consecutivos, ha estado marcado por algunos sucesos particulares. Cuando en el 2004 el ex presidente colombiano César Gaviria dejó la secretaría de ese organismo, fue sucedido por el ex gobernante costarricense Miguel Ángel Rodríguez, pero éste apenas estuvo pocos meses en el cargo pues se vio en la necesidad de renunciar debido a las acusaciones de corrupción que enfrentaba en su país. De esta manera, los dos candidatos que se enfrentaron luego por la secretaría fueron el salvadoreño Francisco Flores, quien tenía el apoyo de EEUU y que como centroamericano le correspondía el cargo que había dejado Miguel Ángel Rodríguez -ya que el organismo nunca había sido dirigido por un centroamericano- y José Miguel Insulza, apoyado fundamentalmente por Brasil y Venezuela. Tras cinco empates a 17 votos, Insulza se hizo finalmente con la secretaría, luego del apoyo de Panamá y Uruguay, lo que de alguna manera significó una derrota para Washington.
A raíz de su reelección en el 2010, que fue por aclamación y donde, sin embargo, los países integrantes del ALBA, como Nicaragua, Bolivia y Venezuela, manifestaron su disconformidad en que Insulza se terminara reeligiendo (pues ya se habían filtrado algunas declaraciones suyas sobre el gobierno venezolano, como las que hizo a Teodoro Petkoff, donde manifestó que Venezuela no pasaría el examen de la Carta Democrática), se ha visto que esa actitud más o menos timorata y complaciente ante la reiterada violación de los derechos humanos por parte de los país del ALBA y que parecía obedecer al apoyo que éstos le habían otorgado para ser elegido por un primer periodo, ha sufrido ciertos cambios. Así, manifestó su intención de visitar el país durante la huelga de hambre estudiantil e hizo también un duro cuestionamiento hacia la ley habilitante que otorgó poderes especiales al presidente por 18 meses, y que fue aprobada el 17 de diciembre de 2010 por una cámara de diputados que había terminado su periodo legislativo, lo que originó encendidas protestas diplomáticas por parte de los países del ALBA, acusándolo de intervencionista.
Pues bien, este personaje que nos es tan cercano, está de nuevo en el tapete. Esta vez el canciller panameño Guillermo Cochez lo acusa de manejos turbios en las finanzas de la OEA y de ocultar las verdaderas cuentas del organismo hemisférico, por lo que ha insistido en solicitar a los Estados miembros que se realice una auditoría de las cuentas durante su gestión. Puntualmente lo acusa también de haber contratado por 20.000 dólares al ex gobernante panameño Martín Torrijos, así como asesores y personal de confianza (como el chileno Fernando Enrique Ochoa, antiguo ministro chileno de justicia y jefe de campaña del mismo Insulza cuando en el 2008 manifestó sus deseos de ser candidato presidencial en su país), todo ello sin el consentimiento del Consejo Permanente de la entidad y en momentos que se está reduciendo el personal técnico por cuestiones presupuestarias. Insulza mientras tanto ha achacado las acusaciones de Cochez, al "encono" de éste hacia Torrijos y afirma que todo obedece a problemas internos de Panamá.
No sabemos si esto es así o no, pero en todo caso ya hace tiempo que hemos dejado de creer que muchos se resisten a dejar sus cargos por simples ideales. Una vez más: nos es muy difícil deshacernos de Hyde.
Si bien el Sr. Insulza ha hecho gala en diferentes momentos de una autosuficiencia que raya en la pedantería, y cuando se le ha emplazado para que se pronuncie sobre alguno de los conflictos que tienen lugar en la región (con la excepción de la salida de Zelaya de Honduras) ha escurrido el bulto de una forma realmente sorprendente -todo lo cual lo hace a la vista de muchos un personaje verdaderamente antipático- lo que ahora se dice de la falta de transparencia en su gestión al frente de la OEA no deja de admirarnos, máxime cuando este señor se nos ha presentado por momentos a los venezolanos como un dechado de integridad y rectitud, sin que falte tampoco su intento por aleccionar políticamente a nuestra oposición, como pretendió hacer no hace mucho en un foro mundial con el mismo Moisés Naím.
Recordemos que el nombramiento de José Miguel Insulza como secretario general de la OEA por dos periodos consecutivos, ha estado marcado por algunos sucesos particulares. Cuando en el 2004 el ex presidente colombiano César Gaviria dejó la secretaría de ese organismo, fue sucedido por el ex gobernante costarricense Miguel Ángel Rodríguez, pero éste apenas estuvo pocos meses en el cargo pues se vio en la necesidad de renunciar debido a las acusaciones de corrupción que enfrentaba en su país. De esta manera, los dos candidatos que se enfrentaron luego por la secretaría fueron el salvadoreño Francisco Flores, quien tenía el apoyo de EEUU y que como centroamericano le correspondía el cargo que había dejado Miguel Ángel Rodríguez -ya que el organismo nunca había sido dirigido por un centroamericano- y José Miguel Insulza, apoyado fundamentalmente por Brasil y Venezuela. Tras cinco empates a 17 votos, Insulza se hizo finalmente con la secretaría, luego del apoyo de Panamá y Uruguay, lo que de alguna manera significó una derrota para Washington.
A raíz de su reelección en el 2010, que fue por aclamación y donde, sin embargo, los países integrantes del ALBA, como Nicaragua, Bolivia y Venezuela, manifestaron su disconformidad en que Insulza se terminara reeligiendo (pues ya se habían filtrado algunas declaraciones suyas sobre el gobierno venezolano, como las que hizo a Teodoro Petkoff, donde manifestó que Venezuela no pasaría el examen de la Carta Democrática), se ha visto que esa actitud más o menos timorata y complaciente ante la reiterada violación de los derechos humanos por parte de los país del ALBA y que parecía obedecer al apoyo que éstos le habían otorgado para ser elegido por un primer periodo, ha sufrido ciertos cambios. Así, manifestó su intención de visitar el país durante la huelga de hambre estudiantil e hizo también un duro cuestionamiento hacia la ley habilitante que otorgó poderes especiales al presidente por 18 meses, y que fue aprobada el 17 de diciembre de 2010 por una cámara de diputados que había terminado su periodo legislativo, lo que originó encendidas protestas diplomáticas por parte de los países del ALBA, acusándolo de intervencionista.
Pues bien, este personaje que nos es tan cercano, está de nuevo en el tapete. Esta vez el canciller panameño Guillermo Cochez lo acusa de manejos turbios en las finanzas de la OEA y de ocultar las verdaderas cuentas del organismo hemisférico, por lo que ha insistido en solicitar a los Estados miembros que se realice una auditoría de las cuentas durante su gestión. Puntualmente lo acusa también de haber contratado por 20.000 dólares al ex gobernante panameño Martín Torrijos, así como asesores y personal de confianza (como el chileno Fernando Enrique Ochoa, antiguo ministro chileno de justicia y jefe de campaña del mismo Insulza cuando en el 2008 manifestó sus deseos de ser candidato presidencial en su país), todo ello sin el consentimiento del Consejo Permanente de la entidad y en momentos que se está reduciendo el personal técnico por cuestiones presupuestarias. Insulza mientras tanto ha achacado las acusaciones de Cochez, al "encono" de éste hacia Torrijos y afirma que todo obedece a problemas internos de Panamá.
No sabemos si esto es así o no, pero en todo caso ya hace tiempo que hemos dejado de creer que muchos se resisten a dejar sus cargos por simples ideales. Una vez más: nos es muy difícil deshacernos de Hyde.
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