En: http://www.noticierodigital.com/2012/02/%c2%a1como-duelen-las-primarias/
Marianela Salazar
Las elecciones primarias de la oposición son un duro golpe para el oficialismo, porque han monopolizado por varios meses los programas de opinión y noticieros en los medios audiovisuales, además de gran centimetraje en la prensa escrita, algo que no había podido lograr desde las grandes movilizaciones que exigían la salida del Presidente, como en efecto sucedió, pero por horas.
El Gobierno se ha sentido abrumado con los cuestionamientos a sus fracasos políticos inseguridad, inflación, escasez, desempleo, etc. y se encuentra muy aturdido con los planteamientos de los precandidatos más radicales, que habían sido ignorados y ninguneados, hasta por medios opositores, siempre temerosos de las represalias y sanciones de Conatel.
El Gobierno no ha podido impedir que el precandidato Diego Arria repita una y mil veces que el destino de Chávez será la Corte Penal de La Haya, por la violación de los derechos humanos y los nexos de su gobierno con la narcoguerrilla; ni ha podido evitar que sea una mujer, como María Corina Machado, la que fustigue una política de Estado como la de las expropiaciones, que con sólo tres palabras ”expropiar es robar”, haya expresado lo que piensa 60% de la población: que es generador de desempleo y de menor producción de bienes y servicios (según Estudio de Opinión Nacional del cuarto trimestre 2011, de Keller y Asociados).
Las primarias han abierto la vía para un cambio de rumbo y producido un gran impacto.
Los venezolanos tienen una visión muy positiva de estos comicios y han dejado sin argumentos al PSUV, que no puede justificar por qué no eligen democráticamente al menos a sus candidatos a gobernadores y alcaldes. La elección del candidato opositor con el respaldo de todos los partidos e independientes significa una derrota para el Presidente y el PSUV. Quedarán ocho meses para que se fortalezca el candidato electo el 12 de febrero.
Si quiere ganar la Presidencia tendrá que endurecer su perfil político, abordar con contundencia temas tan sensibles y graves como el de las Fuerzas Armadas, el narcotráfico, la guerrilla y los convenios con Cuba; tampoco podrá evadir a Chávez, tendrá que confrontarlo y encender su verbo. Eso, precisamente, le ha permitido a la precandidata Machado tomar gran impulso, desplazar a algunos de sus contendores cuya suavidad del mensaje es tan penosa que son desleídos por los electores. Cuidado si María, no es capaz de dar una sorpresa y hasta de voltear los resultados que pronostican las encuestas que dan como ganador a Capriles Radonski.
En primer lugar, la alianza Capriles-López no es políticamente determinante, los votos de Leopoldo López no son transferibles, se van a prorratear entre los precandidatos. A quien le quita votos María Corina es a Radonski; su imagen está sintonizada con la derecha que representan algunos partidos que apoyan al gobernador de Miranda y a él mismo. Su ascenso en la preferencia de los electores podría terminar beneficiando la candidatura de Pablo Pérez y no la de Capriles Radonski.
El fenómeno María Corina se explica por su coraje y por tener un proyecto político, no importa que no se entienda qué es el capitalismo popular, tampoco se comprende el socialismo del siglo XXI del presidente Chávez. Lo primero se asocia con el progreso, respeto a los derechos humanos, a la propiedad y a la empresa privada generadora de empleos, producción, bienestar; en resumidas cuentas, capitalismo popular es igual a “ser rico es bueno”; lo segundo, se traduce en comunismo a la cubana, expropiación, impunidad, pobreza y exclusión. Uno es la decencia, la renovación. Lo otro, los antivalores y más de lo mismo.
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