Alfredo Michelena
Un
excelente trabajo de mi amigo el embajador Gerson Revanales deja muy claro la
base legal de la Orden Ejecutiva de Obama, causante de tanto revuelo. Ya
habíamos advertido que eso de la “amenaza…”, es la necesaria forma que ha
debido tomar la Orden para cumplir con lo impuesto por la ley, que sobre
Venezuela aprobó, el Congreso en diciembre de 2014. Pero “fondo es forma y
forma es fondo” dice un axioma de la diplomacia.
El
castrismo no iba a dejar pasar esta oportunidad y usó la forma para encubrir el
fondo. Pusieron a todos a discutir la forma, es decir, la supuesta intervención
del imperio, olvidando el fondo, la violación de los DD.HH. y la corrupción. Y
esto excita el antiimperialismo, la “enfermedad infantil del izquierdismo”
(parafraseando a Lenin) , que en la región es antinorteamericanismo – “los
eternos culpables”. Sin duda “el imperio es maluco”, como dice Rafael Poleo. Es
un gigante que está en pos de satisfacer sus intereses, como debe hacerlo cada
país. Muchos criticamos que actúan como bully -palabra de
moda- aunque ellos insisten que ya no lo son. Quizás no sean tan bully como
los rusos ni tan “light” como los Chinos. Pero al final cada uno está en la
búsqueda de realizar los intereses de su país.
Para
controlar estos gigantes son vitales las normativas internacionales y las
organizaciones multilaterales con ellos presentes, como la OEA, NN.UU., o la
OMC -y no la CELAC o Unasur. Allí tienen que reunirse con la “plebe” a pactar
acuerdos, e incluso pueden ser confrontados en tribunales. Eso no les gusta.
Recordemos que el primer caso que perdió EE.UU. en la OMC fue contra la
Venezuela democrática.
La
novel Canciller venezolana, medio comprendió la importancia de la OEA y se
lanzó a acusar al imperialismo gringo de preparar invasiones para apoderarse
del petróleo venezolano. Quizás no entendió, que justamente EE.UU. está
tratando de zafarse de nuestro petróleo. O que el mundo va hacia otras fuentes
de energía y que de seguir así nos quedaremos con unas reservas que serán poco
envidiadas.
Hizo su
catarsis sola. Pocos se aliaron – los de siempre- en eso de la invasión. Los
que hablaron pidieron diálogo, olvidando el fondo del problema. EE.UU. fue el
único que hablo sobre el fondo y les recordó la complicidad del silencio. Los
caribeños, que esperan la visita de Obama, prefirieron callar, a pesar del
humillante guiño que les hizo con el ojo para “recordarles” que el régimen les
manda petróleo subsidiado (¿bully?) . No salió una resolución. Como
dicen en criollo: “mucho camisón pa’Petra”.
Vía
Bitácora Mundial
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