Hablo de rechazar la injerencia Cubana o de Rusia, de hacer frente a una conquista de China sobre nuestras áreas estratégicas, a rechazar por absurda eso de que EEUU nos declare amenaza. Hablo de defender nuestro Esequibo. La independencia de la cual tanto se habla desde el poder, debe pasar de una mera expresión a una realidad concreta.
Por
Angel Medina Devis @AngelMedinaD.-
Cuando decidí sentarme a escribir esta columna, la comencé en medio de la sesión de la Asamblea Nacional, en la cual en un mismo día recibimos a la Fiscal General de la República, al Contralor General y al propio presidente Nicolas Maduro. Para los efectos de lo que han sido estos años como Diputado, esta fue una sesión muy completa y a la vez muy relevante, porque podría estar marcando con mucha fuerza la dinámica política de los próximos meses.
Y es que frente a lo que actualmente sucede en nuestro país, especialmente al giro que ha dado la golpeada relación entre nuestra Venezuela y EEUU, me obliga la urgencia de ser responsable con mis ideas, acciones y con el país que quiero cambiar. Pude haber decidido escribir sobre cualquier cosa, evadir el tema y evitar caer en la dinámica extraña en que se ha transformado esta discusión, en la que se borraron hace rato los conceptos y de pronto ser apátrida es ser oposición, la injerencia es vista a medio camino, con colores específicos y en perfecto inglés.
Pero repito, en la propia necesidad de ser sincero y dejar mi posición ante esta situación, dejo algunas consideraciones para ayudar, destruir, ser más de lo mismo, añadir o cualquier otra sobre este que, de seguro, será debate durante las próximas semanas. Alertando además que el orden en que se presentan estas consideraciones no hace relevante a una por encima de otra.
1- Debemos comenzar por resaltar que es indudable que Venezuela ha pasado a formar parte de la agenda de discusión internacional. Los organismos multilaterales, organizaciones no gubernamentales, medios de comunicación, partidos políticos, muchos hablan de nuestro país, en el mundo se habla de lo que está pasando en Venezuela. Y se habla principalmente de Derechos Humanos, de las fallas democráticas de nuestro sistema.
2- Es lamentable que nuestras instituciones no ejerzan cabalmente sus funciones. Muchas han sido las denuncias de violación de Derechos Humanos, de corrupción, de narcotráfico, pero pocos o prácticamente ninguno de nuestros organismos de control e investigación han actuado al respecto. El manejo politiquero de estos temas, tratar de desconocer que existen estos casos o simplemente achacarlos a una especie de campaña internacional, no ayuda a resguardar la soberanía de nuestro país y aquí nuestros poderes públicos están en deuda con todos.
3-Los problemas de Venezuela lo resolvemos los venezolanos, pareciera lugar común, pero es el fondo real del asunto. No es fácil en medio de esta dinámica perversa de polarización que se instala desde el poder, pero sin duda, debemos apelar a los mecanismos constitucionales para lograr que todos nos expresamos y demos pasos democráticos a cambiar el estado de cosas. La ONU, OEA, UNASUR y cualquier otra organización o Nación tiene la capacidad (ni se puede permitir) que pase la raya del acompañamiento, la observación, vías diplomáticas o sugerencias sobre nuestros temas. Porque al final, el problema es nuestro y debemos resolverlo nosotros.
4- Nuestra soberanía vive permanentemente sometida a ataques. La independencia de la cual tanto se habla desde el poder, debe pasar de una mera expresión a una realidad concreta, a unas acciones que demuestren de forma contundente nuestro amor por el país. Es inaceptable cualquier intento de injerencia en nuestros asuntos y aquí no sólo debemos rechazar el imperialismo, sino cualquier intento de que nos defina otro nuestro devenir. Hablo entonces de rechazar la injerencia cubana o de Rusia, de hacer frente a una conquista de China sobre nuestras áreas estratégicas, a rechazar por absurda eso de que EEUU nos declare amenaza. Hablo de defender nuestro Esequibo frente al avance de una política irracional por parte de Guyana en este tema, de la defensa de nuestra frontera contra el narcotráfico y grupos paramalitares o guerrilleros. La defensa de la soberanía debe ser total y no politizada.
5- No somos ni queremos ser amenaza para nadie, además tampoco podemos serlo. La difícil situación política, económica y social que vive el país, nos impone resolver asuntos esenciales y casi primitivos de nuestra sociedad, desde conseguir comida, hasta tener trabajos dignos, proteger nuestra vida de la delincuencia o comprar un simple medicamento.
Esos son los temas que debemos resolver, temas que para otros países son pruebas superadas, pero que lamentablemente para nosotros, significan hoy un atraso terrible y una muestra de que el modelo político que se instaló no funciona.
El debate debe ser sincero con nuestras necesidades y la mejor forma de reconstruir los trozos de Democracia que nos quedan, es entendiendo que el problema es interno y no un enemigo externo.
Cuando decidí sentarme a escribir esta columna, la comencé en medio de la sesión de la Asamblea Nacional, en la cual en un mismo día recibimos a la Fiscal General de la República, al Contralor General y al propio presidente Nicolas Maduro. Para los efectos de lo que han sido estos años como Diputado, esta fue una sesión muy completa y a la vez muy relevante, porque podría estar marcando con mucha fuerza la dinámica política de los próximos meses.
Y es que frente a lo que actualmente sucede en nuestro país, especialmente al giro que ha dado la golpeada relación entre nuestra Venezuela y EEUU, me obliga la urgencia de ser responsable con mis ideas, acciones y con el país que quiero cambiar. Pude haber decidido escribir sobre cualquier cosa, evadir el tema y evitar caer en la dinámica extraña en que se ha transformado esta discusión, en la que se borraron hace rato los conceptos y de pronto ser apátrida es ser oposición, la injerencia es vista a medio camino, con colores específicos y en perfecto inglés.
Pero repito, en la propia necesidad de ser sincero y dejar mi posición ante esta situación, dejo algunas consideraciones para ayudar, destruir, ser más de lo mismo, añadir o cualquier otra sobre este que, de seguro, será debate durante las próximas semanas. Alertando además que el orden en que se presentan estas consideraciones no hace relevante a una por encima de otra.
1- Debemos comenzar por resaltar que es indudable que Venezuela ha pasado a formar parte de la agenda de discusión internacional. Los organismos multilaterales, organizaciones no gubernamentales, medios de comunicación, partidos políticos, muchos hablan de nuestro país, en el mundo se habla de lo que está pasando en Venezuela. Y se habla principalmente de Derechos Humanos, de las fallas democráticas de nuestro sistema.
2- Es lamentable que nuestras instituciones no ejerzan cabalmente sus funciones. Muchas han sido las denuncias de violación de Derechos Humanos, de corrupción, de narcotráfico, pero pocos o prácticamente ninguno de nuestros organismos de control e investigación han actuado al respecto. El manejo politiquero de estos temas, tratar de desconocer que existen estos casos o simplemente achacarlos a una especie de campaña internacional, no ayuda a resguardar la soberanía de nuestro país y aquí nuestros poderes públicos están en deuda con todos.
3-Los problemas de Venezuela lo resolvemos los venezolanos, pareciera lugar común, pero es el fondo real del asunto. No es fácil en medio de esta dinámica perversa de polarización que se instala desde el poder, pero sin duda, debemos apelar a los mecanismos constitucionales para lograr que todos nos expresamos y demos pasos democráticos a cambiar el estado de cosas. La ONU, OEA, UNASUR y cualquier otra organización o Nación tiene la capacidad (ni se puede permitir) que pase la raya del acompañamiento, la observación, vías diplomáticas o sugerencias sobre nuestros temas. Porque al final, el problema es nuestro y debemos resolverlo nosotros.
4- Nuestra soberanía vive permanentemente sometida a ataques. La independencia de la cual tanto se habla desde el poder, debe pasar de una mera expresión a una realidad concreta, a unas acciones que demuestren de forma contundente nuestro amor por el país. Es inaceptable cualquier intento de injerencia en nuestros asuntos y aquí no sólo debemos rechazar el imperialismo, sino cualquier intento de que nos defina otro nuestro devenir. Hablo entonces de rechazar la injerencia cubana o de Rusia, de hacer frente a una conquista de China sobre nuestras áreas estratégicas, a rechazar por absurda eso de que EEUU nos declare amenaza. Hablo de defender nuestro Esequibo frente al avance de una política irracional por parte de Guyana en este tema, de la defensa de nuestra frontera contra el narcotráfico y grupos paramalitares o guerrilleros. La defensa de la soberanía debe ser total y no politizada.
5- No somos ni queremos ser amenaza para nadie, además tampoco podemos serlo. La difícil situación política, económica y social que vive el país, nos impone resolver asuntos esenciales y casi primitivos de nuestra sociedad, desde conseguir comida, hasta tener trabajos dignos, proteger nuestra vida de la delincuencia o comprar un simple medicamento.
Esos son los temas que debemos resolver, temas que para otros países son pruebas superadas, pero que lamentablemente para nosotros, significan hoy un atraso terrible y una muestra de que el modelo político que se instaló no funciona.
El debate debe ser sincero con nuestras necesidades y la mejor forma de reconstruir los trozos de Democracia que nos quedan, es entendiendo que el problema es interno y no un enemigo externo.
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