“Sería muy torpe impedir de nuevo la llegada de Felipe González”
El padre del líder opositor venezolano Leopoldo
López cree que el cansancio con la situación que se vive en el país propiciará
un cambio político
Leopoldo
López Gil hace un mes y medio que no sabe nada de manera directa de su hijo,
el líder opositor
venezolano Leopoldo López, encarcelado desde hace más de un año en la
prisión militar de Ramo Verde, a las afueras de Caracas, acusado por el
Gobierno que preside Nicolás Maduro de instigar las protestas del 12 de febrero
de 2014 en las que murieron 43 personas. Ese mes y medio es el que lleva en San
Francisco, a donde se trasladó tras ser demandado por el presidente de la
Asamblea Nacional de Venezuela y número dosdel chavismo, Diosdado
Cabello, por hacerse eco, en su calidad de miembro del comité editorial
de El Nacional, de las informaciones de otros diarios en las que se le vinculaba con el
narcotráfico. “Este tiempo sin ver a Leopoldo es uno más de los
castigos que le han impuesto a él y que me han impuesto a mí”, se lamenta desde
la ciudad californiana en una conversación telefónica con EL PAÍS.
“Su madre
lo pudo ver un segundo el domingo cuando fue a recoger a los nietos que estaban
visitando a su padre en la cárcel”, cuenta. Las autoridades solo permiten a
Leopoldo recibir en su celda a sus abogados y a sus hijos. “Ni Lilian [Tintori,
la esposa de López] ni ningún otro familiar podemos verlo”, dice, mientras
recuerda emocionado cómo se lo describió su mujer, Antonieta Mendoza: “Ojos
luminosos, más delgado, pero muy fuerte emocionalmente”.
Un día
después, su madre volvió a ver a Leopoldo durante la audiencia pública de su
proceso. “Me dijo que me hubiera sentido muy orgulloso de cómo describió por
qué estaba en huelga de hambre [la inició el pasado 24 de mayo]”, explica. “No es por una razón
personal, sino por los derechos de todos los presos políticos venezolanos”,
cuenta López que le relató Antonieta.
Sufrió en carne
propia la lucha por la democracia y sabe de los beneficios de tener un régimen
democrático", dice del expresidente español
La
audiencia se reanuda previsiblemente el 10 de junio y todo apunta a que en
ella estará presente el expresidente del Gobierno español Felipe González, en su calidad deasesor de la defensa del líder opositor. López no cree que esta
vez el Ejecutivo de Maduro vuelva a suspender la vista de su hijo, como hizo
hace un mes, en una maniobra para impedir la presencia de González, declarado persona non
grata por la Asamblea Nacional, en Caracas. “Sería muy torpe por parte
del Gobierno”, sostiene. “Estamos trabajando para su llegada”.
López,
que coincidió con el dirigente socialista en Washington, agradece que se haya
involucrado en la defensa de su hijo. “Me encantó su determinación y claridad
sobre los motivos por los que está en esta lucha”, afirma. “Él sufrió en carne
propia la lucha por la democracia y sabe de los beneficios de tener un régimen
democrático con poderes independientes”.
Aunque la
intervención de González ha vuelto a llamar la atención internacional sobre la
situación que se vive en Venezuela, López demanda mucho más: “La
presión debería ser más dura, dada la gravedad de las denuncias publicadas en
la prensa española y estadounidense sobre las investigaciones serias de narcotráfico
manejado por oficiales de mi Gobierno”.
La presión
internacional debería ser más dura, dada la gravedad de las denuncias sobre las
investigaciones de narcotráfico manejado por oficiales de mi Gobierno"
Pero ese
“exceso de corrupción e inseguridad” en Venezuela que denuncia López es también
lo que le llena de optimismo. “Hay mucho margen para mejorar y el cansancio va
a traer el cambio”. Espera que las próximas elecciones regionales, “si se
celebran”, sean el escenario de ese cambio y se congratula de que la oposición
en pleno se haya unido este miércoles por primera vez desde las protestas de
hace un año para defender una “agenda de acción”, propuesta por su hijo, que
contempla una fecha firme para los comicios con observadores internacionales
válidos y la liberación de los presos políticos.
Toda la ilusión que destila sobre
el futuro de su país se desploma, sin embargo, cuando aborda el de su hijo.
“Allí soy realista. El optimismo genético me hace pensar en el sacrificio de mi
familia, que no va a ser breve”, se lamenta con la voz resquebrajada y
entrecortada por la emoción.
Ví El País. España
Que pasa Margarita
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