Monday, February 14, 2011

El estado de disimulo...

En: http://www.lapatilla.com/site/2011/02/14/ivan-simonovis-el-estado-de-disimulo/

Iván Simonovis: El estado de disimulo


El autoritarismo llego a Venezuela,  un país en crisis donde lo urgente no deja tiempo para lo importante
Un país donde la judicialización de la política es una suerte de virus que infectó el Poder Judicial. Jueces y fiscales de manera implacable, cruel y despiadada persiguen sin motivos probados, a disidentes o a cualquiera, que aun siendo adepto a la Revolución, se convierta en una persona “incomoda”. Le siembran un delito y si no huye, va preso.
Sobre el tema se han planteado muchas  discusiones,  foros, centenares de horas de transmisión en radio y TV, la prensa escrita lo refleja a diarios en sus ejemplares, entrevistas a expertos, denuncias de familiares. Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos, nada ha  servido como dique de contención para evitar desmanes contra los ciudadanos y la sistemática violación de Derechos Humanos.
Los DDHH.. “…son aquellos derechos fundamentales e inalienables de carácter universal, derivados de la sola condición que tienen los individuos de la especie humana de ser “persona”, independientemente de su nación, raza, credo o condición socioeconómica. Sin embargo en Venezuela hay mas de 3000 perseguidos y exiliados, además de los 28 prisioneros políticos. Sencillamente en nuestro país, la violación de los DDHH, se ha convertido casi en algo tradicional.
Muchos venezolanos que entienden la gravedad de esta situación han levantado su voz, han protestado, han exigido justicia, han solicitado la intervención del Poder Moral, han acudido a organismos internacionales. Franklin Brito se inmoló por la justicia, la libertad y la democracia. Es obvio que estamos ante un Estado policial que reprime, controla y cercena los DDHH, y que muchos se han acostumbrado a  vivir en un festín de riqueza. Pero ¿Puede esto justificar que aun otros vivan en una actitud de disimulo?
Decía Cabrujas en una entrevista: “Han pasado siglos y todavía me parece vivir en un campamento. Quién sabe si al campamento le sucedió lo que suele ocurrirle a los campamentos: se transformó en un hotel. Esa es la mejor noción de progreso que hemos tenido: convertirnos en un gigantesco hotel donde apenas somos huéspedes. El Estado venezolano actúa generalmente como una gerencia hotelera en permanente fracaso a la hora de garantizar el confort de los huéspedes…. No vivo en un lugar, me limito a utilizar un lugar… “Este es su hotel, disfrútelo y trate de echar la menos vaina posible”….
Así viven muchos en Venezuela, disfrutando de las instalaciones que ofrece un hotel, en completo estado de disimulo. Disimulo que soy patriota venezolano, que me importa mi país y que trabajo todos los días para que tengamos una mejor nación. Pero realmente el país que tenemos no es mas que el reflejo con cierta exactitud lo que somos, y lo que aspiramos.”
Mientras usted lee este artículo algún venezolano morirá por la acción de la delincuencia, otros serán victimas de un asalto y por lo menos 2 carros en Caracas pasaran a manos del hampa y pare usted de contar. Los que viven en el estado de disimulo  se levantan todos los días, salen a trabajar, llevan a sus hijos al colegio, leen el periódico, almuerzan en un restaurante, salen a una fiesta, se toman unos tragos con unos amigos, compran la comida de su casa, ven televisión, leen un libro, quizás hasta viajen al interior o al exterior del país. Para ellos todo esta mas o menos bien.
Pero mientras todo eso pasa, valientes jóvenes frente a la OEA se sacrifican para conseguir que el mundo vea lo que pasa en nuestro país. Muchos de los que están ahí podrían ser sus hijos o sobrinos. Aun así persiste  el estado de disimulo, de simplemente vivir el dia a dia, igual que como lo harías en un hotel. Muchos critican como ha desmejorado nuestra calidad de vida,  pero ¿Que haces para que la situación cambie? Tristemente muchos hacen muy poco o nada.
En su libro, Hannah Arendt habla sobre el comportamiento de los dirigentes de la comunidad hebrea que actuaban de seudos policías durante el genocidio implantado por el régimen nazi y concluye: “Los que organizan la cola en los campos de exterminio no se salvan de la muerte, solo consiguen entrar de ultimos a su aniquilación”.
Iván Simonovis
Prisionero Politico

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