Fausto Masó
El Nacional/ND12 February, 2011
El comportamiento del PSUV en el debate parlamentario recuerda una obra de teatro meticulosamente ensayada por un autoritario director de escena, el propio Hugo Chávez. No cuesta nada imaginarlo regañando a sus propios diputados, alentando las agresiones y las bravuconadas. Ni un diputado del PSUV habla con voz propia y se sale del guión, la mayoría se limita a participar en un coro que repite consignas callejeras.El PSUV asiste a cada sesión con informaciones supuestamente denigrantes de los miembros de la oposición, sabe si alguno ha viajado a Miami o se rascó la nariz en la última sesión. Aun en esas condiciones desventajosas, las sesiones resultan comprometedoras para el chavismo. Que hayan admitido en la Asamblea que Venezuela es el país más inseguro de América Latina fue noticia en la prensa y la televisión del continente, hasta la BBC la incluyó de forma destacada; sólo por cosas como ésta vale la pena el debate en condiciones tan desventajosas, el cual pone en evidencia al Gobierno: Miraflores rechaza discutir asuntos concretos, acusaciones probadas, prefiere hablar del panamericanismo, el hombre nuevo, nunca descender a la realidad.
Chávez permite ese debate con sordina para refutar las acusaciones de que sea un dictador tradicional. No lo es, sin duda.
Representa un nuevo tipo de gobierno autoritario, una dictadura que dicta leyes arbitrarias para justificar violaciones de la Constitución. Tira la piedra y esconde la mano. Chávez no es un demócrata, sino el modelo de las dictaduras que amenazarán al continente en el siglo XXI.
En la oposición el peligro de unas primarias antes de tiempo es que se desate una lucha caníbal; por otra parte, de las primarias saldría un líder admitido por todos. Las primarias no las ganará quien cuente con una mejor organización de militantes. Oswaldo Álvarez Paz derrotó a Eduardo Fernández que dominaba en ese momento a Copei, pero Álvarez Paz capitalizó la emoción popular, a Fernández lo perjudicó su apoyo a Carlos Andrés Pérez en los días siguientes al golpe del 4 de febrero. Hoy, con la perspectiva del tiempo, nadie critica esa conducta de Fernández, pero en ese momento lo sepultó políticamente.
Ya se conocen los candidatos, ya se habla de dos grandes agrupaciones. Una de partidos socialdemócratas y otra que giraría alrededor del candidato de Primero Justicia, Capriles Radonski.
En Nicaragua, Violeta Chamorro sin un partido organizado se impuso como la candidata del antisandinisnmo, algo similar puede ocurrir en Venezuela con alguien que despierte la emoción popular, las maquinarias electorales hoy no se asemejan a las de Copei o AD en sus buenos tiempos; además, los candidatos sin posibilidad de triunfo a última hora podrán retirar su postulación. Hoy Capriles, Ledezma y Pablo Pérez parecen los favoritos, pero desconocemos la campaña de cada uno de ellos y si es posible alguna sorpresa.
Un gobierno después de 2012 no heredará un país ordenado, como la España de Franco o el Chile de Pinochet. Ambos dictadores acabaron con las libertades pero no impidieron el progreso económico ni destruyeron las instituciones. Los sucesores de Chávez gobernarán en un país caótico, con graves conflictos sociales, sin soluciones fáciles, donde instituciones clave seguirán en manos del PSUV.
La opinión mayoritaria en la MUD es que se celebren las primarias en el último trimestre de este año, o a más tardar en los primeros meses de 2012.
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