NELSON CASTELLANO HERNÁNDEZ| EL UNIVERSAL
jueves 4 de julio de 2013 12:00 AM
Según lo poco que se conoce, comenzó su vida laboral con el disfraz de conductor, en realidad era simplemente un sindicalista que ostenta el récord de ausencias en el trabajo. Hoy quiere trocar ese disfraz por uno de obrero, cuestión de promoverse como un trabajador.
Nada más lejos de la verdad, para poder ser considerado obrero se precisa prestar un servicio a cambio de un salario. Hasta el Sol de hoy ser reposero no es un oficio y mucho menos cuando se conoce que fue infiltrado en ese cargo por cuenta del gobierno cubano, a fin de controlar el sindicato y servirles, el momento llegado, paralizando el transporte en Caracas.
Disfraz es sinónimo de uniforme, es una vestimenta u ornamenta diseñada con el propósito de distraer y con el fin de representar un personaje que no se es. El problema para Nicolás es que se nota el disfraz, se le ve el artificio con el que quiere ocultar su verdadera naturaleza.
El problema de fondo es la insinceridad manifiesta. La sinceridad es una virtud filosófica de la cual carece el personaje, su empeño por ocultar la verdad demuestra su falta de honestidad, ello lo aleja de la visión cristiana del hombre nuevo, creado por Dios dentro de la Justicia y la Santidad que provienen de la Verdad. (Efesios 4.24).
Hoy ostenta el disfraz de Presidente, pero ¿cómo puede ocupar la más alta magistratura venezolana una persona adoctrinada y que responde a los intereses de los hermanos Castro? Ellos lo obligan a travestirse en militar, cuando no es sino un civil vestido de verde oliva para vehicular una imagen que disimule su poca ascendencia dentro de las Fuerzas Armadas, al tratar de emular a su mentor Fidel pretende un juego de apariencias que oculten su falta de piso para ejercer la función.
El problema es que no estamos hablando de fiestas, porque en el imaginario nacional y a pesar de la célebre canción de Celia Cruz, todos sabemos que la vida no es un carnaval, con ella decimos "Todo aquel que piense que la vida siempre es cruel, tiene que saber que no es así, que tan solo hay momentos malos, y todo pasa".
En realidad se trata de una disyuntiva metafísica entre lo verdadero y lo falso, según Aristóteles "el ser propiamente dicho es sobre todo lo verdadero y el no-ser lo falso".
Por eso Nicolás, no porque asegures que eres Presidente, lo eres en efecto. Tendrías que haber sido realmente electo, para que al tú y tu combo afirmarlo, fuese verdad.
Lo que llevas puesto ahora es otro disfraz, no eres ni siquiera demócrata, has violentado la Constitución, le has mentido al pueblo de Venezuela, lo has engañado, tan simple como que no puedes ejercer una función producto de un fraude.
Te falta la firmeza que brinda la legitimidad, te falta consistencia y solidez, te deformas fácilmente, probablemente débil por la falta de condiciones para el cargo.
Los argumentos que utilizas contra la oposición democrática, contra los estudiantes, contra la Universidad, contra los diputados, contra los disidentes, son falsos, no convencen a nadie, son un guión que suena a repetición. Eres la segunda parte de una incontinencia verbal que ya es pasado, ese es tu Karma.
Cuando abres la boca "chapuceas", inventas, te equivocas, un país que se encuentra en la crisis en que se encuentra el nuestro por culpa de tu régimen, no puede arriesgarse a ser dirigido por manos tan inexpertas.
Ya que hablamos de disfraces, en las fiestas de carnavales las máscaras se utilizan para esconderse detrás de ellas de manera irresponsable. Aseguran el anonimato del individuo que logra fundirse en el grupo para legitimar sus acciones, para vivir detrás de un rol que no es real.
El Carnaval a menudo es personificado con un fantoche de paja, escoltado por otras gentes disfrazadas formando un cortejo de máscaras, al final deciden juzgarlo, ya que se le atribuyen todos los males del año que ha terminado. Al final en medio de una parodia termina quemado o decapitado el miércoles de ceniza.
La Venezuela que no tiene miedo afirma por ahí, que llevas un disfraz de venezolano porque según se dice naciste en Colombia.
Nada más lejos de la verdad, para poder ser considerado obrero se precisa prestar un servicio a cambio de un salario. Hasta el Sol de hoy ser reposero no es un oficio y mucho menos cuando se conoce que fue infiltrado en ese cargo por cuenta del gobierno cubano, a fin de controlar el sindicato y servirles, el momento llegado, paralizando el transporte en Caracas.
Disfraz es sinónimo de uniforme, es una vestimenta u ornamenta diseñada con el propósito de distraer y con el fin de representar un personaje que no se es. El problema para Nicolás es que se nota el disfraz, se le ve el artificio con el que quiere ocultar su verdadera naturaleza.
El problema de fondo es la insinceridad manifiesta. La sinceridad es una virtud filosófica de la cual carece el personaje, su empeño por ocultar la verdad demuestra su falta de honestidad, ello lo aleja de la visión cristiana del hombre nuevo, creado por Dios dentro de la Justicia y la Santidad que provienen de la Verdad. (Efesios 4.24).
Hoy ostenta el disfraz de Presidente, pero ¿cómo puede ocupar la más alta magistratura venezolana una persona adoctrinada y que responde a los intereses de los hermanos Castro? Ellos lo obligan a travestirse en militar, cuando no es sino un civil vestido de verde oliva para vehicular una imagen que disimule su poca ascendencia dentro de las Fuerzas Armadas, al tratar de emular a su mentor Fidel pretende un juego de apariencias que oculten su falta de piso para ejercer la función.
El problema es que no estamos hablando de fiestas, porque en el imaginario nacional y a pesar de la célebre canción de Celia Cruz, todos sabemos que la vida no es un carnaval, con ella decimos "Todo aquel que piense que la vida siempre es cruel, tiene que saber que no es así, que tan solo hay momentos malos, y todo pasa".
En realidad se trata de una disyuntiva metafísica entre lo verdadero y lo falso, según Aristóteles "el ser propiamente dicho es sobre todo lo verdadero y el no-ser lo falso".
Por eso Nicolás, no porque asegures que eres Presidente, lo eres en efecto. Tendrías que haber sido realmente electo, para que al tú y tu combo afirmarlo, fuese verdad.
Lo que llevas puesto ahora es otro disfraz, no eres ni siquiera demócrata, has violentado la Constitución, le has mentido al pueblo de Venezuela, lo has engañado, tan simple como que no puedes ejercer una función producto de un fraude.
Te falta la firmeza que brinda la legitimidad, te falta consistencia y solidez, te deformas fácilmente, probablemente débil por la falta de condiciones para el cargo.
Los argumentos que utilizas contra la oposición democrática, contra los estudiantes, contra la Universidad, contra los diputados, contra los disidentes, son falsos, no convencen a nadie, son un guión que suena a repetición. Eres la segunda parte de una incontinencia verbal que ya es pasado, ese es tu Karma.
Cuando abres la boca "chapuceas", inventas, te equivocas, un país que se encuentra en la crisis en que se encuentra el nuestro por culpa de tu régimen, no puede arriesgarse a ser dirigido por manos tan inexpertas.
Ya que hablamos de disfraces, en las fiestas de carnavales las máscaras se utilizan para esconderse detrás de ellas de manera irresponsable. Aseguran el anonimato del individuo que logra fundirse en el grupo para legitimar sus acciones, para vivir detrás de un rol que no es real.
El Carnaval a menudo es personificado con un fantoche de paja, escoltado por otras gentes disfrazadas formando un cortejo de máscaras, al final deciden juzgarlo, ya que se le atribuyen todos los males del año que ha terminado. Al final en medio de una parodia termina quemado o decapitado el miércoles de ceniza.
La Venezuela que no tiene miedo afirma por ahí, que llevas un disfraz de venezolano porque según se dice naciste en Colombia.
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